Los voceros de las constructoras e inmobiliarias, son rotundos al afirmar, que tenemos en el Perú un creciente DÉFICIT DE VIVIENDAS y que no existe ni existirá, una peligrosa BURBUJA INMOBILIARIA en el país. Basan lo anterior en la proclamación de la existencia de cerca de dos millones de familias que desean adquirir vivienda y en que jamás ha habido ni habrá especulación en el precio de venta de las viviendas, que son las principales causas para la gestación de una Burbuja Inmobiliaria y su proyectado estallido.
Bueno pues, ambas altisonantes afirmaciones parten de supuestos falsos. En el Perú no tenemos un DÉFICIT DE VIVIENDAS, entendiendo que Déficit es una "demanda insatisfecha". Eso equivaldría a decir que existen dos millones de familias peruanas que no habitan en una vivienda adecuada y que tienen el deseo, la necesidad y "la capacidad" para adquirirla y eso, es totalmente falso. Lo que tenemos en el país es un clamor de Ciudadanos que quisieran vivir dignamente, pero que no cuentan con la oportunidad ni los medios necesarios para adquirir una vivienda. Y eso no es Demanda.
Lo segundo, afirmar que no hay especulación en los precios de venta de las unidades de vivienda construidas está muy lejos de la verdad. Hace poco más de 20 años, justo cuando el estado "decide intervenir" para solucionar "el déficit habitacional" con el establecimiento de subsidios que al parecer lo que en realidad buscaban, eran hacer más atractiva, accesible y segura la venta de viviendas, por parte de los inversionistas, se pone en marcha, por parte de los inversionistas inmobiliarios, una excelente estrategia de mercado. Para esas fechas una casa antigua de 250-400 m2 de área de terreno, ideal para la construcción de multifamiliares, tenía un precio de mercado de 60,000 - 75,000 dólares y en un lapso de pocos meses esas mismas casas ya se estaban ofertando y comprando a precios que fluctuaban entre 120,000 y 150,000 dólares. Qué paso? Pues se había implementado eso que podría llamarse una brillante estrategia de mercado. Si los precios de las viviendas individuales se hubieran mantenido en esos niveles, entonces el posible comprador hubiera tenido reparos en pagar por un nuevo departamento de edificio precios mayores a los de una casa independiente. Entonces, en una jugada maestra, se prefirió pagar el doble y alentar el alza ficticia de los precios de las casas unifamiliares para que pudieran estar al nivel de los precios de venta que ellos proyectaban a futuro para los nuevos departamentos. Cómo se explica esto? Cómo va a ser que un inversionista prefiriera pagar, por ejemplo, 120,000, en lugar de los 60,000 que realmente costaban los terrenos? Eso sería una locura. Aparentemente. Esos 60,000 adicionales eran un costo de inversión rápidamente recuperable, ya que al construir 40 departamentos y ponerlos a la venta ya no a precios de entre 55,000-60,000, sino a precios de entre 120,000-150,000, la diferencia favorable se multiplicaba por 40. A nadie le extrañarían esos precios tan altos porque todas las casas ya se estaban vendiendo a esos precios. Lo que ahora pasaba es que con la venta de un solo departamento ya se recuperaba la inversión de la compra de la casa antigua, probablemente con 14 departamentos más ya se estaba recuperando el monto de la inversión en diseño y construcción y todo el resto (25) era utilidad, descontando claro, las posibles coimas, extorsiones, repartijas e "imprevistos" que la mayoría de los edificios construidos en los últimos 25 años han tenido que considerar, probablemente, en su cálculo de costos totales. Aún así, un Negocio Redondo para cualquiera.
Al parecer, el estado a través del ejecutivo, no habría dejado de intervenir en la emisión de normas y medidas que pudieran garantizar el éxito y la bonanza de los inversionistas inmobiliarios. En nombre de los sin techo propio, se han publicado una serie de decretos supremos, reglamentos y hasta leyes que buscaban intervenir incluso, en la Planificación Urbana de nuestras Ciudades, algo que ya detuvo el Tribunal Constitucional a través de una sentencia definitiva sobre la Competencia de Atribuciones para decidir y legislar sobre el Ordenamiento Territorial y el Desarrollo Integral de las Ciudades, negándole oficialmente al ministerio de vivienda el derecho que ese ente estatal se había arrogado y confirmando dicha Atribución como exclusiva de las Municipalidades Provinciales. Pero han quedado las secuelas, lamentablemente con respaldo jurídico que convierte en una labor titánica controlarlas por parte de las municipalidades. Los despropósitos urbanísticos, como los Certificados de Parámetros indebidamente emitidos y hasta Licencias de obligatoria emisión por la participación de algunos malos revisores urbanos, son documentos que tienen amparo legal mínimo de 3 años, para llevarse a la construcción sí o sí; otra invención ministerial, la de los revisores urbanos, que le arrebató a las municipalidades, mediante la abolición de las Comisiones Municipales de Revisión de Proyectos, la potestad de emitir o denegar Licencias de Construcción.
Un dato oficial muy importante, que se omite presentar públicamente, es que contamos, sólo en Lima con 35,000 departamentos que se han acumulado en los últimos años sin poder ser vendidos, que entre inversionistas informales y otros, deben ser realmente 50,000. Se está produciendo un peligroso compás de espera por ambas partes. Por parte de los vendedores que esperan que las cosas se enfríen, se incremente la liquidez y puedan vender al mismo precio de antes o hasta un poquito más, para poder cubrir los intereses que vienen acumulándose por activos no vendidos que han sido financiados con préstamos bancarios y ellos no están decididos a perder todo y, por otra parte, los compradores que están esperando la caída total de los precios ante la desesperación de las constructoras. En el medio los bancos acreedores y los inversionistas de segundo piso que saben que no es negocio para ellos embargar propiedades sea a la constructora o a los compradores por falta de pago ambos, y tratar de sacarlos a la venta, cuando las cosas en el mercado inmobiliario están pintando de gris oscuro. Y eso, podría ser el posible estallido de una CRIOLLA BURBUJA INMOBILIARIA.
Estamos ante una evidente desinformación o la manipulación orquestada de la información que tiene como únicos y exclusivos clientes a quienes tienen los medios para pagar por ello. Por otro lado, el grave URBANICIDIO de la invención de las Vivienda de Interés Social, es un tema que amerita un mayor análisis y que tocaremos en otra oportunidad, pero que considero podría ser la más grande estafa a la Ciudad y a los Ciudadanos.