jueves, 10 de enero de 2013

Arquitectura ¿para la Ciudad?

¿Hasta dónde puede intervenir la arquitectura, consciente o inconscientemente, en la modificación del hábitat del ser humano? ¿Qué pasa cuando las propuestas "arquitectónicamente correctas" obvian las expectativas, las necesidades y hasta las posibilidades de los propios ciudadanos? ¿Cuando se decide lo que conviene a los ciudadanos desde una óptica del mal entendido desarrollo paternalista y autoritario, sin consultar a los propios interesados? Bueno, lo que sucede gracias a estos deslices urbanísticos, es que la sociedad, el ciudadano, no disfruta su ciudad, no vive a gusto y se acuesta todos los días pensando en que le gustaría vivir en otra parte. ¿Es justo? Por favor. Los ciudadanos pagan las cuentas, pagan los errores y terminan pagando los excesos; es tiempo entonces de que empiecen a preocuparse ellos mismos de que cómo es que lo que debió de ser de una forma termina siendo de otra, incluso hasta opuesta. La organización municipal que tenemos en el Perú es buena. Las normas jurídicas que la enmarcan son aceptablemente buenas. Lo que no funciona son las personas que asumen el rol de autoridad y quienes teniendo a su cargo el papel de gestor del desarrollo comunitario se tornan en verdaderos cafichos del desarrollo urbanístico.
 
En Lima tenemos buenas facultades de Arquitectura, tenemos buenos profesionales también, ¿Y entonces? Ah, es que tenemos demasiados vivos que quieren lucrar con la arquitectura, que debiendo estar al servicio de la ciudad y los ciudadanos, se ha puesto al servicio leal e insobornable de los intereses de las grandes empresas de la construcción masiva, de los reyes de la publicidad exterior, de los contratistas del cemento arrollador, de las concesiones de infraestructura con modificación y "remodelación" incluida. Oiga, esa es una acusación muy seria, espero que tenga usted alguna prueba escrita para presentar. Mire usted, lo que es pruebas escritas no tengo, difícil que alguien sea tan baboso de firmar un contrato con un tercero para levantarse a la ciudad. Lo que puedo ofrecer son muestras, vivitas ellas, actuales ellas, de lo que está pasando en nuestra ciudad. ¿Quién le ha dicho algo, por ejemplo, al señor alcalde de Chorrillos, que tiene su edad y la mía sumadas, como primera autoridad del otrora magnífico distrito del litoral, sobre sus malecones, pérgolas, puentes, monumentos, verjas, maceteros y otras afrentas más, que en verdad carecen de buen gusto y constituyen la peor forma de mostrar que economicamente nos va bien? ¿Quién le ha dicho al alcalde de Jesús María, que sus casetas de serenazgo son de pésimo gusto, no cumplen en lo mínimo con la función que deberían realizar y cuya única virtud podría ser que su pesadez visual sea lo suficientemente distractiva y disuasiva de la acción delincuencial en el distrito? ¿Quién le ha dicho al alcalde de Magdalena del Mar, que los innumerables homenajes a Babel que ha permitido y sigue permitiendo dentro del distrito, otrora zona residencial de densidad media y dentro de poco una foto panorámica de ciudad hindú, estaban fuera de toda lógica, humana y urbanística, dadas las funestas consecuencias en la calidad de vida de los ciudadanos para los próximos 5 ó 6 años? ¿Quién le ha dicho algo a todos los alcaldes de Lima que han permitido la colocación, con secuestro y martirio del paisaje urbano, de tremendos armatostes metálicos, cuando no de las omnipresentes vallas metálicas adosadas a las paredes, que muestran la colita de una modelo, las piernas de un jugador de futbol o la sonrisa de mamá, aún a sabiendas que por ordenanza metropolitana eso estaba prohibido?
 
Pero no sea mala leche oiga usted, ¿qué tienen que ver la arquitectura y los arquitectos con tremendos despropósitos urbanos, negociados nauseabundos y arreglos bajo la mesa y en efectivo? Buena pregunta y ahí va la respuesta. Nada de lo que se haga dentro de un entorno urbano se hace sin el consentimiento de la autoridad municipal. El mismo que parte de una respuesta directa y colegiada de un grupo de arquitectos que aprueba o desaprueba, por norma y responsabilidad, desde la modificación de una fachada particular, hasta el diseño de un inmenso paso elevado, pasando por el parquecito, el jardincito de aislamiento, el tipo de árboles que corresponde, toda la publicidad exterior y  lo que tenga que ver con el ornato, el equipamiento urbano de la ciudad y hasta los colores que se permiten en las áreas monumentales. Entonces, el que haya buenos ejemplos de arquitectura urbana en reducidísimas y exclusivas áreas de nuestra ciudad, no exime de responsabilidad a los arquitectos y su quehacer, de los grandes asesinatos y hasta suicidos que se vienen cometiendo en el 90 % restante de la ciudad. ¿Se ha planteado el Colegio de Arquitectos la tarea de revisar lo que está pasando en nuestra ciudad? ¿Es consciente el ente institucional de tamaña responsabilidad que le compete? Sinceramente, creo que no. Ojo que la desidia puede que no sea un delito penal, pero sí es un delito moral.

miércoles, 9 de enero de 2013

Los Cambios de Zonificación

¿Qué pasa cuando usted se acuesta en zona residencial de densidad media, es decir con los alrededores de su casa determinados para una altura máxima de cinco pisos, con una cantidad de personas y vehículos aceptables y se despierta usted dentro de una futura selva de edificios de 10, 12, 15 y hasta más pisos, con cientos de nuevas familias y posibles vehículos nuevos, por el arte de birlibirloque de sus autoridades municipales? No sé, creo que tendría que buscar otro sitio en dónde vivir, porque yo me demoré años en elegir la zona, otros tantos más en juntar el dinero para construir mi casita para toda la vida, con la seguridad de que en esta cuadra no habría más de 10 familias y sus correspondientes parientes pobres y nada más. Bueno pues, qué pena, agarre su periódico porque se va a tener que mudar. Sí pues pasa, y pasa cada vez más seguido.

Pero ¿Cómo, no que todos los distritos nos regíamos por un Plan de Desarrollo Urbano, con un horizonte mínimo de 15 años y que para cambiar las cosas no tenían que presentarse dichas variaciones a la propia comunidad, esperar un tiempo prudencial para ver si nadie se oponía para luego, previa comunicación a Lima Metropolitana y luego de la espera de su aprobación final, recién publicar dichos cambios para que se ejecuten? Sí claro, y también llueve para arriba.

Sucede, mi estimado amigo, que lo que usted crea o espere no tiene mayor relevancia a la hora de cumplir con los ofrecimientos de campaña, de devolver con favores especiales el dinero prestado, o de canjear necesidades de "aprovechar al máximo" el terreno adquirido para un determinado proyecto inmobiliario, por buenos empoces de dinero en las cuentas personales de las autoridades correspondientes o, simplemente, porque al señor reyezuelo local le salió del forro que ahí en donde antes se podían construir hasta 4 ó 5 pisos, ahora se podrán construir 12 ó 15, porque sí pues, porque yo soy el que manda y se hace lo que yo digo.

¿De qué otra forma podemos explicarnos lo que está sucediendo en los distritos, especialmente de la zona central, de Lima Metropolitana? Bueno y ¿a qué tanta vaina por los cambios, a quiénes les afecta? ¿No es mejor acaso sacarle más provecho a los terrenos urbanos de distritos consolidados, es decir que ya no tienen por dónde expandirse, porque ya se acabaron los terrenos libres? Sí claro, es lógica la respuesta, casi elemental, mi querido Watson, pero ¿meter 84 familias ahí en donde había una no es, digamos, contraproducente? ¿Peligroso? No hombre, ¿qué va a pasar? ¿Acaso se van a saturar las redes de servicios? ¿Acaso van a aumentar los vehículos y su necesidad de parqueo, o la contaminación ambiental, sonora, visual? ¿Acaso se va a necesitar más espacios libres, sobre todo verdes, para los nuevos miembros de la comunidad? ¿Ah, sí? Bueno pues, aguante, que así es el desarrollo y si no le gusta se me va ligerito, que tengo una buena cantidad de compradores esperando por nuevos terrenos desocupados para seguir construyendo más edificios. Habrase visto, oponerse al desarrollo, a la modernidad. Oiga demasiado conservador había sido usted, ¿no?

Vamos por partes. Nadie, ni siquiera la máxima autoridad elegida de una determinada comunidad, tiene el derecho de cambiar las reglas de juego, en lo que a tenencia de propiedad, parámetros constructivos e índices de uso del suelo urbano se refiere. Los cambios inconsultos, las variaciones de zonificación, tienen carácter de nueva norma con nombre propio, el del que me pone el billete. Y eso está penado por ley. Que los ciudadanos perjudicados no sepan cómo hacer la denuncia respectiva y la demanda pertinente para que se restituyan a su estado original las cosas o sean resarcidos por la lisura, no quita que exista la falta. Es más, los Colegios Profesionales y la misma Defensoría del Pueblo, deberían actuar de oficio en defensa del desarrollo integral y sustentado de una determinada comunidad. ¿O es que también reciben la suya dichos organismos? De verdad, no lo creo, pero que son desidiosos o incompetentes, de eso sí estoy completamente seguro.