miércoles, 29 de abril de 2020

LOS PERUANOS NO SOMOS IMBÉCILES, SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA


Hoy 29 de Abril 2020, se vencía el plazo para que el ejecutivo promulgara u observara, en definitiva, la ley elaborada en el congreso que autorizaba el retiro de hasta el 25 % de los fondos de los aportantes a las AFP del país. Ha esperado usted hasta el último día, señor presidente para, en un acto vergonzoso, confirmara lo que la mayoría sospechábamos: usted no iba a aprobarla. El argumento de: estamos cuidando tu fondo para que cuando seas viejito tengas una pensión mensual DIGNA y puedas valerte por tu propio dinero sin ser una carga para nadie, no es más que una ridícula mentira, elaborada por los que no quieren devolver el dinero ajeno. Vamos a ver, el dinero que todos los trabajadores dependientes depositaron, por obligación, en ese hoyo negro que es la voracidad de los grupos económicos de siempre, que son dueños de todo, tenía como objetivo ser el sustento de las personas ya jubiladas, sin posibilidad de generar nuevos recursos, para que tuvieran un retiro digno y pudieran suplir todas sus necesidades personales.

Una de las características principales del fondo de AFP es que era privado, muy personal y, es justamente por ello, que debería estar a entera disposición de los aportantes. La permanencia de ese dinero dentro de las AFP no genera intereses en beneficio del aportante, salvo las utilidades que generara al participar en esa otra invención especulativa y peligrosísima, que constituyen las bolsas de valores y los bonos con pago diferido. Lo curioso del tema es que esas jugadas de compra y venta de acciones/valores/bonos y otros papeles especulativos, normalmente generan pérdidas para los inversionistas pequeños y se manejan al antojo y beneficio de los grandes grupos económicos. Por ejemplo, estos 5 años consecutivos ganas alguito pero los próximos 10 años pierdes todito eso y más. Los estados de cuenta de cualesquier aportante así lo rebelan, pero, oh sorpresa, las AFP, en sus más de 25 años de accionar (no me atrevo a poner “robar”) en el país, se han repartido “utilidades” de cientos de millones de soles anuales entre accionistas y toda su fauna de adláteres, con migajas para el aportante, que una vez gana, dos veces pierde y tres veces empata. Porque al margen de que la “inversión” realizada por tu AFP, tenga un buen rendimiento o termine en una patinada, tu avispada AFP cobra su comisión segura, faltaba más. Los jóvenes cráneos y mayorcitos también, que trabajan a tiempo completo ideando maneras de cómo ganar más dinero con el tuyo, le vendieron la idea al gobierno de que como la expectativa de vida se había incrementado tremendamente y ya nadie nos hacía el favor de morirse a los 75/80 de edad como era antes, ahora los infelices vejetes pasaban hasta de los 100 años, entonces había que hacer algunos cambios y resultó en que, lo que tuvieras de fondo y se empezara a devolver a partir de los 65, ya no se dividiría entre los 10 o 15 años que antes era lo señalado como expectativa de vida, sino que ahora se dividiría entre 35 o 40 años, haciendo más pequeña la pensión y pagadera en más años, con el objetivo de quedarse más tiempo con tu dinero. Ejemplito: Antes, si llegabas a reunir un fondo de S/. 90,000, después de haber aportado un porcentaje de tus 360 meses de trabajo como esclavo, al jubilarte te decían, muy bien, tu FONDITO se va a dividir entre los 180 meses que te quedan de vida y te toca una pensión mensual de S/. 500.00, ¿entendido? No te daban ni un centavo más, ni siquiera en consideración de haberlos dejado hacerse más ricos con tu plata. Bueno, desde hace un par de años, las cosas cambiaron. Algunas excelentísimas autoridades aceptaron el cambio del límite de edad en la expectativa de vida y, resulta que ahora tu MEGAFONDO, el mismo de los S/. 90,000, ya no se tiene que dividir entre los 180 meses de antes, sino entre los 420 meses, que se supone vas a vivir ahora, o sea te toca una pensión mensual de S/. 214.30. Si pues, ahora tu considerada AFP, tiene 20 años más para “trabajar” tu dinero que, claro, el tuyo solo es ripio para ellos, pero esa minucia multiplícala por 7 u 8 millones de aportantes y ya se convierte en una cantidad enorme, casi decente, como para que los accionistas principales se compren su casita en Asia y su yatecito, porque en el mar la vida es más sabrosa.

Pero volvamos al punto que nos ocupa. He escuchado a más de uno/una rasgarse las vestiduras porque no podemos darle el dinero de "su" fondo de pensión a los aportantes, ignorantes la mayoría en finanzas personales, que desaparecerán, la cantidad que sea, en cosas tan triviales como el maravilloso viajecito de su vida, en alquilar un departamentito más grande, mejor ventilado y más bonito, en darle a los nietecitos que lo hacen tan feliz, lo que ellos deseen, en ayudar a sus hijos en las maestrías, doctorados o en sus negocitos, en fin, ridiculeces como vivir dignamente, casi como persona, gozando de la vida, mientras puedan y no esperar hasta los 90 o 95 para que reciba una miserable pensión de 214 soles, habráse visto. Pero lo más gracioso del asunto es que hace unos meses, cuando no se sabía de este maldito bicho que nos está matando, algunas AFP peruanas se comunicaron con sus aportantes para ofrecerles entregar, graciosamente, el 25 % de su fondo, qué curioso ¿no?, para que pudieras “invertir” y sólo en eso, en la cuota inicial de un crédito hipotecario para la compra de una casita, la de tus sueños, la que nunca tuviste. Y entonces, ¿cómo se entiende que en éso sí y ahora no? La respuesta es sencilla. La avaricia del dinero no tiene límite y por ello no duermo pensando cómo sacarle más provecho a tu dinero, entonces, si me pongo de acuerdo con otros bancos y financieras y te obligo a adquirir un crédito hipotecario voy a obtener más rentabilidad como “el verdadero dueño de tu plata que soy,” y tú vas a tener que pagar enormes intereses, a las instituciones bancarias amigas, con la posibilidad de que dejes de pagar las cuotas y nosotros nos quedemos con tu casita. Bacán, ¿no? Entonces, queda claro que tu vejez digna le importa un pepino a doña AFP, no sueltan tu plata porque dejan de ganar y pierden la posibilidad de seguir ganando con otras inversiones que sus funcionarios expertos inventarán de cuando en cuando. Pero hay otra razón, tanto o más fuerte que la anterior para no querer devolverte tu plata y es que tu plata “está invertida” en acciones y bonos nacionales. Acciones de las empresas del propio grupo económico a la que pertenece tu AFP y que de otra forma, para conseguir dinero fresco y seguir creciendo hubieran tenido que pagar “enormes intereses bancarios". Si los pones contra la pared y los obligas a devolverte tu dinero tendrían que vender las acciones y, esas acciones, que son de empresas amigas se desplomarían en el mercado bursátil y su valor “real” se vendría al suelo y en el caso de los bonos, como el gobierno pone un plazo para devolver el dinero de la colocación de los mismos, entonces tendrían que ponerlos en realización, perdiendo totalmente los intereses que pensaban ganar y hasta parte del dinero empleado en la adquisición.

Entonces, ya te lo dijo el señor presidente, compungido y preocupadísimo: no seas malo, no hagas olas, deja las cosas como están y mira, voy a ordenar que te den un sencillito más, de tu propia platita, para que estés contento. ¿Habrá querido vernos la cara de imbéciles, el señor presidente?

sábado, 18 de abril de 2020

NECESITAMOS UN NUEVO PACTO SOCIAL SEÑOR ALCALDE DE LA CIUDAD DE CHICLAYO



Hoy se cumplen 185 años de creación de la provincia de CHICLAYO y las cosas no andan bien, por muchas razones, pero sobre todo porque nunca nos hemos puesto de acuerdo en lo que hay que hacer. Nunca se estableció claramente el objetivo al que deberíamos dirigirnos, nunca se determinaron las políticas ni estrategias que nos llevarían a ello y, si se avanzó algo en ello, la sucesión de diferentes y pésimas gestiones tiraron por la borda toda buena iniciativa, que siempre han concluido en tremenda frustración. Y mientras nos hemos esforzado demasiado en buscar culpables, no reparamos que tiempo y oportunidades no nos sobran y que si no actuamos ahora seguiremos descendiendo en el ranking más importante que existe, para nosotros, el de nuestra propia DIGNIDAD e IDENTIDAD CIUDADANAS. Nadie nos va a dar las soluciones, ni mucho menos van a llegar solas, su diseño, implementación y desarrollo, están en manos de todos los chiclayanos, de nacimiento, corazón y, por supuesto, por adopción. Somos una sola y gran familia pero tenemos una larga historia de desencuentros, pleitos y menosprecio mutuo. Sí claro, las autoridades que se han venido sucediendo en el cargo principal de gobierno de la ciudad han sido bastante malas, pero la culpa de ello es compartida, por los que se quedaron, por los que nos fuimos y por los que estando allí o afuera, flotan, en la despreciable nube del “mayormente desconozco”, no sé o, peor aún, no me importa. No tenemos IDENTIDAD CIUDADANA, no existe la CONCIENCIA CÍVICA, y el PRINCIPIO DE AUTORIDAD, terminó sepultado con el último alcalde preso. Hasta aquí los lamentos. ¿No hay nada qué hacer? Claro que sí. Es hora de voltear la página y empezar de nuevo. Nunca mejor que ahora, porque cuando las cosas están peor y, literalmente en el piso, es el mejor momento para empezar a construir. Pero ojo, necesitamos un proyecto de mediano y largo plazo, un plan de trabajo que sea sostenido en el tiempo y que al ser consensuado entre todos los ciudadanos tenga el valor y el peso necesarios para evitar que nos perdamos en el camino y, por supuesto, la seguridad de su continuidad y culminación.

Tiene usted, señor alcalde, el enorme reto de ser el fundador del NUEVO CHICLAYO, pero para ello debe renunciar a algunas cositas, tan llamativas como insignificantes, por ejemplo, el aplauso del logro inmediato y la satisfacción de la cosa terminada. Porque sí, porque es necesario que lo que usted haga en estos momentos, se vea, brille y agradezca, recién en los próximos 15 a 20 años, no antes. Entonces está usted ante la disyuntiva de seguir trabajando para el efectismo o cambiarlo por la eficiencia y la efectividad. Necesita usted, por supuesto, renunciar a su activa posición político partidaria, cambiándola por la camiseta de la ciudad. Necesita usted, convocar a todas las fuerzas vivas, ahora medio soñolientas, de la ciudad, profesionales, técnicos, instituciones, empresas y ciudadanos de a pie, para ponerse de acuerdo en qué es lo mejor que se puede hacer por la ciudad. Empezando por preguntar, decidir y empezar a trabajar, por el tipo de ciudad que los chiclayanos queremos, necesitamos y podemos conseguir. Y sí pues, estarán algunos de los antipáticos de siempre, los criticones de toda la vida, los buenos para nada, pero entre ellos habrá, también, muchos ciudadanos sorprendidos por la convocatoria y alegres y dispuestos a poner el hombro. Tenemos una tradición de NO INCLUSIÓN, de segregación, de hasta desprecio y fobias gratuitas, que han negado ciudadanía a las sucesivas olas migratorias que como importante centro urbano de la costa norte del país, hemos recibido en nuestra larga historia y eso sólo nos ha causado daño, porque hemos formado colonias resentidas, de personas dispuestas a torpedear cualquier atisbo de desarrollo, lo que nos merecemos por no haber sabido vivir bien y no haber dejado vivir bien. Bueno pues, es hora de reclutar a todo el mundo y hablarles claro y fuerte que quienes no empujen para el mismo lado serán, ya no ignorados, sino expulsados de nuestra hermosa ciudad y quienes sí lo hagan, serán copartícipes del paraíso terrenal, que siempre fuimos, pero nunca nos lo creímos ni pudimos disfrutar de él.

La política, como se aplica en el país, señor alcalde, husmeando, entrometiéndose y corrompiendo la cosa municipal, es lo peor que nos ha podido pasar. Esa caricatura de gobierno ciudadano que hemos sufrido durante demasiado tiempo ha envilecido la institución municipal, ha corrompido demasiadas personas y ha desangrado nuestros famélicos presupuestos. Las querellas, los desencuentros y los pleitos de las cúpulas partidarias nos han enemistado con personas valiosas que por vestir otra camiseta (impuesta) no saben ni pueden jugar en equipo. Devuélvale la dignidad al gobierno municipal deponiendo sus intereses partidarios e invite a colaborar a todos los CHICLAYANOS para recuperar la prestancia y calidad de vida a nuestra ciudad. No tema pedir ayuda, sólo el soberbio y los imbéciles creen que solos todo lo pueden y no es así. No, sobre todo, en el tema de la GESTIÓN MUNICIPAL. Si no hay buena, completa, transparente y fluída comunicación entre autoridad y ciudadanía y no existe una participación compartida en todo acto de gobierno, no hay forma de sacar adelante ningún tipo de proyecto.

¿Tenemos un PROYECTO INTEGRAL DE DESARROLLO URBANO para Chiclayo? ¿Sí? ¿Actualizado? ¿No?, entonces ¿cómo puede usted fungir de autoridad municipal si no sabe qué es lo que hay que hacer? ¿Sabe la ciudadanía hacia dónde se dirige la nave que usted, eventualmente comanda? ¿Sabe usted si la misma ciudadanía está de acuerdo con ello? ¿Cuenta usted con el apoyo total de los ciudadanos y no solo el de sus allegados y ayayeros? Muy bien, si nada de eso tiene, sepa usted que no es del todo su culpa, pero sí es su total responsabilidad enmendar errores, pero tiene que hacerlo YA.

Tiene usted dos años y medio del período de gestión encomendado, tiempo suficiente y necesario para armar un excelente proyecto para Chiclayo. Nuestra ciudad tiene todas las ventajas y fortalezas que pudiera desear una comunidad urbana; desde privilegiada ubicación, excelente clima, increíbles restos arqueológicos, preciosas áreas de interés turístico, cercanía marítima, grandes áreas de expansión, hermosas tierras agrícolas circundantes, tradición comercial y empresarial, buenas universidades y, sobre todo, las mejores personas del país, entonces, ¿por qué no se decide a pasar a la historia de nuestra ciudad como el alcalde que tuvo la VISIÓN de hacer lo que se tenía que hacer?

No tendría usted que renunciar a nada importante, tendría usted que armarse de CHICLAYANIDAD y proponer el NUEVO PACTO SOCIAL, EL ACUERDO COMUNITARIO,  de hacer de CHICLAYO la ciudad que siempre mereció ser y, su ejemplo personal de desprendimiento, servirá para que las tres o cuatro inmediatas y sucesivas gestiones trabajen, necesariamente, en el mismo proyecto que usted inició  y al que todos los CHICLAYANOS necesitamos verlo concluido.

Resulta, señor alcalde, que tenemos  sólo 15 años hasta la celebración del bicentenario de la creación de nuestra ciudad y en sus manos se encuentra la posibilidad de llegar a esa fecha como una ciudad en donde de gusto vivir, desarrollada, sostenible y que sea un verdadero polo de desarrollo nacional, o claro, la seguridad de seguir como estamos. YA PUES.