martes, 27 de diciembre de 2022

Magdalena del Mar: cómo destruir una Ciudad en cuatro años.

El distrito de Magdalena del Mar, ubicado en la zona central urbana de Lima Metropolitana, con una población que supera los 70,000 habitantes y en constante crecimiento, amerita un estudio sociológico y urbanístico que pudiera brindarnos a futuro, las herramientas necesarias para evitar la destrucción paulatina de nuestras comunidades urbanas.

El caos urbanístico generalizado de este distrito se gesta en los últimos años de la década de los 90s, con la politización extrema de las elecciones municipales, la financiación de costosas campañas electorales que luego exigirían el retorno de la inversión realizada por parte de los “desinteresados promotores inmobiliarios”, los intereses económicos personales y de grupo, la desinstitucionalización municipalista y los visos de corrupción que se hicieron presentes en cada acto de gobierno municipal, cuando no, la apropiación ilícita de partidas presupuestales y una permanente y evidente malversación de fondos, todo ello, con la anuencia o indiferencia de los propios Magdalenenses, debido principalmente, a  que las pésimas administraciones sucesivas, habían sepultado la identidad ciudadana, el sentido de pertenencia y los valores cívicos, los pocos que quedaban de todos sus vecinos, cerrando un círculo vicioso que ha destruido totalmente al distrito.

Magdalena del Mar surge como una comunidad clase mediera de reconocida calidad de vida. Desde sus años previos de fundación, la nueva Magdalena era un deseable lugar para vivir, se construyeron residenciales casonas y el orden urbano, así como el principio de autoridad fueron sus pilares de desarrollo. Pero llegaron luego, la incapacidad como filosofía y la angurria como credo a instalarse cómodamente y entre aplausos del respetable, para convertirnos en un asentamiento inhumano en donde ya da vergüenza vivir. La administración que en pocos días culmina su período no puede ser catalogada como la peor de todos los tiempos, aunque lo merezca, sino como la ratificación de ese nefasto período de porfiada cuesta abajo que se inició hace más de 20 años.

Una impresentable administración ejercida por el señor alcalde Carlomagno Chacón, que valgan verdades no tenía la capacidad ni las ganas de gerenciar el distrito, pero que por esas cosas que tiene el pésimo sistema electoral municipal vigente, se encontró con la alcaldía gracias al voto de arrastre que el colorao Muñoz de su partido AP, le brindó en bandeja de plata. Pero el señor Chacón pudo haberse aplicado, pedir que le enseñen y tratar de hacer una aceptable gestión, pero hizo todo lo contrario. No se interesó, no se comprometió, ha estado cuatro años en modo muertito y ahora, se retira, con el aplauso de algunos cuantos incondicionales ayayeros pero el repudio total de una comunidad traicionada.

Desde el mes de enero 2019 en que el señor alcalde asumió su período como autoridad empezó con dos pies izquierdos. Como llegaba sin saber qué hacer no tuvo mejor idea que empezar ejecutando una obra, pistas y veredas del Jr. Cuzco, que con algunas presunciones de incorrecta licitación se había aprobado por la gestión anterior. El expediente estaba mal, los montos de inversión no se revisaron y la ejecución fue un dolor de cabeza para los vecinos. El señor Chacón había recibido, sin percatarse o tal vez sí, un peligroso presente griego de su antecesor, que durante 16 años continuos había sentado las bases del caos urbanístico, la sobre saturación del suelo urbano y la irresponsable permisividad constructiva que nos ha convertido en una bomba de tiempo en cuanto a la prestación de servicios básicos se refiere. En su momento y cuando había que señalar responsabilidades el señor Chacón se hizo de la vista gorda y cuando luego, pataletas de por medio, quiso puntualizar acusaciones ya era tarde, cuando la desaparición de pruebas y el auxilio legal e indebido de las prescripciones favoreció a su antecesor, por lo que ha tenido que cargar con el pasivo de esos 16 años previos de desgobierno municipal y desaparición de gruesas cantidades presupuestales.

El señor Chacón recibió un distrito sin un proyecto de desarrollo urbano integral y sostenido, que se explica porque su inexistencia permitió en su momento, la irregularidad en la emisión de licencias constructivas, el favorecimiento a ciertas empresas inmobiliarias y el caos que ahora nos ahoga. Pero en sus 4 años de administración no solucionó ninguno de los graves problemas heredados. No ha hecho siquiera, la convocatoria a la realización de un Plan de Desarrollo Urbano para el distrito, no evitó el grave riesgo de validación de certificados de parámetros urbanísticos, muchos de los cuales fueron indebidos y que se emitieron en gran cantidad antes de iniciar su administración y que han seguido exigiendo su validación y la consecuente emisión de licencias de construcción que jamás debieron darse. A ello debemos añadir la indiferencia para solucionar el problema de la invasión de un buen porcentaje del área propia del distrito por la municipalidad de San Isidro, otra fuente de recursos indebidos de la pésima administración anterior que no convenía arreglar, pero que en el caso del señor Chacón llama la atención porque aunque él afirma no haber sido testaferro ni socio en parte de esos negociados en la mal llamada zona en litigio, no se ha preocupado en demostrar que él está limpio de toda culpa, tratando de solucionar el grave y vergonzoso problema existente.

Pero en donde el señor alcalde, que ya está en sus descuentos, se ha lucido en nombre de la incapacidad supina, es en la torpe implementación de zonas de peatonalización y restricción del tráfico vehicular, sin un correcto análisis de situación y posibilidades, copiando burdamente y adoptando sin adaptar, estereotipos de realidades totalmente diferentes a la nuestra, que han causado graves perjuicios al comercio formal del distrito; a lo que se añade la entrega de toda la zona comercial, otrora importante cónclave de usuarios metropolitanos, desde La Molina al Callao, a los nuevos terroristas de la contaminación urbana, que al igual que en esas películas futuristas que muestran ciudades devastadas por  la violencia, la tortura psicológica que sufren los ciudadanos y la degradación de los espacios públicos, actúa con total impunidad ante la contemplación y apoyo de la autoridad, funcionarios y empleados municipales. Hordas de conductores de enormes triciclos motorizados, que están prohibidos de circular, han invadido el distrito de Magdalena del Mar, en donde se han apropiado de sus calles, de sus espacios públicos, de las pistas y veredas, premunidos de enormes altavoces, que durante 10, 12 y hasta 14 horas al día, de lunes a domingo, nos alteran y torturan con sus gritos destemplados, sus ridículas bromas de cómicos ambulantes, sus groserías y faltas de respeto a los vecinos, compitiendo entre sí para ver quién termina primero la venta de sus frutas y verduras de dudosa procedencia y estado de conservación. Las facilidades brindadas que permiten la impunidad de estos delincuentes urbanos, que atentan contra la tranquilidad pública, las normas establecidas, la salud física y psicológica de la población, no tiene explicación inteligente. Salvo que algún funcionario o la misma autoridad esté en contubernio con estos terroristas urbanos. Se plantea la posibilidad de la existencia de una mafia muy bien organizada que se dedica al negocio de comprar cosechas enteras, a precio de remate, a los agricultores de las zonas aledañas a Lima y cuyos productos son entregados a consignación a estas personas necesitadas de trabajo que tienen como condición, acabar como sea, en el día, la venta del producto recibido, aunque tengan que estar gritando hasta las 9:00 o 10:00 de la noche de cada día. Pero este negro negocio, que está exento de todo tipo de costo, salvo el pago a los vendedores cautivos, ya que no necesita de local ni de empleados, no paga servicios básicos, no requiere de licencia ni tampoco tributa municipalmente ni a la Sunat, necesita de la seguridad, impunidad en realidad, para poder “trabajar” libremente y allí entra a tallar la autoridad municipal. Existe una ordenanza Metropolitana que prohíbe, expresamente, el uso de megáfonos y alta voces por parte de los comerciantes informales, existe una eficiente Policía Nacional que está presta a colaborar en cualquier operativo que la autoridad pudiera planificar, pero nada de eso se usó, nada sirvió. Al igual que en el caso de los parapentes (paratrikes) la impunidad con la que sus promotores han actuado en el distrito es digna de una profunda investigación. Pero pareciera que a nadie le importa, ni a los medios de comunicación que han recibido las denuncias vecinales. Y la Fiscalía que ante las evidentes y abundantes pruebas debería haber actuado de oficio, siguen mirando con ojitos dormilones cómo estos gestores del sub desarrollo han destruido nuestro distrito.

El señor alcalde Chacón, es el responsable directo de lo que está sucediendo en Magdalena del Mar, una apacible comunidad en donde se vivía decentemente pero que se ha convertido en la nueva Parada de Lima, en donde las estrellas son los vociferantes y avezados vendedores de frutas y verduras. Y eso no es justo.

Y sí, bueno, valgan verdades, los vecinos del distrito jamás tuvimos representación entre los honorables miembros del Concejo de Regidores y si la justicia existiera también debería sentar en el banquillo de los acusados a quienes se beneficiaron de una dieta indebida durante estos nefastos cuatro años de desgobierno municipal.

domingo, 6 de noviembre de 2022

La propuesta Bruce y el desarrollo de nuestras ciudades.

El día de ayer, sábado 5 de Octubre 2022 se publicó, en un importante periódico de circulación nacional, un artículo del señor Carlos Bruce sobre el tema del desarrollo urbano sostenible y su propuesta de facilitarle tierras eriazas del estado, pero completamente urbanizadas, a las inmobiliarias para que puedan construir mega proyectos, valiéndose de curiosos decretos supremos que "promueven" la construcción de unidades de vivienda de interés social para que luego puedan ser vendidas a precios escandalosos. Según la propuesta Bruce, las inmobiliarias ya no tendrían que invertir en procurarse los servicios públicos básicos, sino recibir, como regalo del estado inmensos terrenos saneados y urbanizados, totalmente listos para construir. El señor Bruce, a pesar de las denuncias de aprovechamiento indebido de su cargo congresal para beneficio propio, debe ser una buena persona, pero su proceder no es imparcial y, definitivamente, no está del lado de los sin techo y, al parecer, no tiene el menor interés real en mejorarles sus condiciones de vida familiares. Desde su paso por el ministerio de vivienda se impusieron algunos decretos no solo permisivos sino lesivos al desarrollo armónico de nuestras ciudades. Cuando acompañó en la postulación presidencial a la señora Fujimori su caballito de batalla, tal vez para vender bien la candidatura entre los grupos económicos grandes, fue precisamente ésa: Ceder tierras de propiedad del estado en subastas "especiales" que favorecieran a las grandes inmobiliarias del país y que así pudieran ahorrase el costo tremendo de sanear y urbanizar terrenos, cargándose este costo al ahorro de todos los peruanos. Y éso no es justo. Se pretende replicar el mismo proceso de las irrigaciones nacionales que han sido un gran negocio para unos cuantos privilegiados. Los grandes proyectos de irrigación nacional han sido una gran cosa, es cierto, pero el estado invirtió enormes cantidades del presupuesto nacional en derivar ríos, canalizar sus aguas y conducirlas a grandes distancias y cuando ya las tierras tuvieron la seguridad del riego, se procedió a lo que se denominó la subasta de las tierras irrigadas, listas para ser sembradas. Eso podría haber sido maravilloso pero resulta que las subastas para colocar dichas tierras se hicieron totalmente amañadas, con evidente favorecimiento a las grandes empresas nacionales y extranjeras, que han podido hacerse de inmensas tierras de cultivo en las mejores zonas de Arequipa y de Olmos, para mencionar los casos reales. Ningún pequeño agricultor local pudo acceder a la compra de dichas tierras porque los macro lotes sacados a la venta, eran de miles de hectáreas que solo podrían haber pagado y así sucedió en la realidad, las grandes empresas, con dinero barato de las grandes entidades bancarias que usan el dinero de los pequeños ahorristas a los que pagan centavos de interés, para acumular grandes cantidades y tener acceso a esta feria de negocios grandes.  Sobre ese tema ya no se puede abundar porque ya pasó, está oleado y sacramentado y bueno pues, para qué lamentarse. Pero para quienes creemos que cosas similares no deberían suceder en el ámbito urbanístico nacional, podemos decir que existen infinidad de soluciones para abaratar vivienda, para poner al alcance de las personas de menos recursos, viviendas dignas, pero con el concurso de sus gobiernos locales y la capacidad de funcionarios de primer nivel. No podemos, no debemos, aceptar que despropósitos como el señalado, se sigan dando.

La incapacidad de las autoridades municipales para intervenir en el asunto ya no solo parece ser por ignorancia, raya mas bien en el contubernio y el interés económico personal. Alrededor de nuestras ciudades existen cordones de tierras eriazas del estado, que son indebidamente manejadas, a las que se accede por denuncios, es decir a un costo de cero soles y que luego son usadas para la expansión urbana de nuestras ciudades, cuyos propietarios, en algunos casos, se han visto beneficiados con el cambio de dirección de la expansión urbana previamente planificada, justo hacia las zonas donde esas tierras se encuentran ubicadas. A través del tiempo hemos visto crecer, no desarrollarse, nuestras ciudades hacia zonas insospechadas, que se convierten en depósitos de ahorro de grandes montos. Hay infinidad de casos en los que se adquirió a unos cuantos soles la hectárea (10,000 m2), para revenderse, gracias a su ubicación, a cientos de dólares el m2. A ello podemos añadir un recurso de esos grandes beneficiados que no por indebido no ha sido común en las décadas pasadas; para ahorrarse los costos de urbanización que podrían ser onerosos si de ampliar redes de los servicios básicos se trataba. Algunos "empresarios recursivos" se dieron cuenta que al poseer un bolsón de tierra ex eriaza o de cultivo y ahora reconocida como de expansión urbana, podrían beneficiarse usando a terceros para acceder a un costo menor de la expansión de los servicios básicos. En alguno que otro caso se propiciaron invasiones ilegales de cientos de familias que exigían a gritos, luego de poner su banderita y hacerse de tierras gratuitas para su vivienda, ubicadas digamos a 10 km del área cubierta por los servicios básicos, se les brinden los servicios de agua potable, alcantarillado y energía eléctrica. Una vez logrado dichos servicios las tierras ubicadas en zonas intermedias entre las zonas invadidas y el núcleo urbano existente, se vieron beneficiadas con que los servicios pasaban en frente y al costado de su ubicación y se ahorraban una buena cantidad de dinero al poder colgarse de esas redes. Como eso ya no es posible, porque ya las invasiones no se permiten, entonces ahora se buscan otras formas de beneficiar a las grandes inmobiliarias, que nunca la han sudado, nunca le han puesto el hombro a un adecuado desarrollo urbano de nuestras ciudades pero que siguen exigiendo y consiguiendo prebendas que les generen la mayor rentabilidad posible, probablemente con unos cuantos miles de dólares de comisión oficial. 

Muy bien, estamos planteando que ya no nos vean las caras, entonces qué hacemos para solucionar el problema de la falta de vivienda digna para los peruanos? Primero, los gobiernos locales tienen que asumir su función, fijada como responsabilidad en la Ley Orgánica de Municipalidades, de trabajar por el desarrollo pleno de los ciudadanos y sus familias. 

Necesitamos que los gobiernos locales asuman la administración directa de las tierras eriazas que posee el gobierno nacional y que está dispuesto a ceder para beneficio de la población. Realizar proyectos urbanísticos multifamiliares mediante asociaciones público privadas; contar con un banco de proyectos arquitectónicos y sus respectivos expedientes técnicos; con cajas de ahorro municipales que financien directamente y con tasas convenientes, dichos proyectos constructivos, que exista una oficina municipal técnica  dedicada a sanear las obras y apoyar en la inscripción de las mismas, además de propender a los proyectos municipales de vivienda de alquiler. Y es que no hay necesidad de pretender que todos los peruanos sean propietarios, mediante la adquisición de préstamos hipotecarios que  secuestren la vida total de los prestatarios, pagando intereses agiotistas a entidades financieras que tienen como objetivo real hacerse de las propiedades que los prestamistas dejen de pagar por la incierta estabilidad económica de la casi totalidad de familias peruanas. Lograr que las cosas cambien suena harto difícil, no? Si pues, pero es la única forma de alcanzar el correcto desarrollo de nuestras ciudades, mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos y de brindar esa equidad tan necesaria para que nuestra sociedad no colapse de cuando en cuando, por esa odiosa y enorme brecha económica que existe y que se sigue expandiendo, entre peruanos y peruanos.

sábado, 1 de octubre de 2022

Magdalena del Mar: El mejor candidato, el peor alcalde.

Las elecciones Municipales tienen que replantearse, desde su convocatoria, para poder asegurar una correcta elección, una verdadera representación y una buena Gestión. Los candidatos que se vienen presentando, al menos en Lima Metropolitana y sus distritos, nos dicen que algo estamos haciendo muy mal. Candidatos que se reinventan con nuevas promesas y mejores sonrisas, a los que ni siquiera se les debería haber permitido participar nuevamente, otros con hojas de vida impresentables y, la mayoría, haciendo gala de "desconocer mayormente" lo que implica la responsabilidad de una Gestión Municipal; pero allí están, muchos de ellos afilando sus largas uñas, preparando las licitaciones y contratos que luego entregarán al mejor postor, pero jurando que ahora sí se inmolarán en el nombre de su comunidad. 

En Magdalena del Mar tenemos a un candidato, de cuya honorabilidad no me puedo ocupar porque, personalmente, no tengo pruebas en su contra y la justicia no parece tener muchas ganas de ocuparse del tema, pero sí puedo referirme, por responsabilidad Ciudadana a su gestión pública, me preocupa que en 16 años de administración (4 períodos consecutivos) no solo no hizo nada realmente bueno por el distrito, sino que eliminó cualquier posibilidad de desarrollo integral de nuestra comunidad. Sí claro, maquillaje por aquí, parquecitos por allá, favorcitos especiales con nombre propio y mucho circo, ciertamente bullanguero y costoso, pero que destruyó el distrito con una permisividad, que no puedo llamar delictiva pero sí, apañadora e inconsecuente con lo que juró al asumir el cargo en cada uno de sus cuatro períodos, al permitir, avalar y sostener, el caos urbano que ya empezó a pasarnos las facturas de una irracional explotación del suelo urbano, un peligroso desborde poblacional y la consecuente saturación de las redes de servicios públicos, incompatible todo ello con una calidad de vida ciudadana de adecuado nivel y con el beneficio único y exclusivo de unas cuantas empresas inmobiliarias, que valgan verdades la única culpa que tienen en este caso, es el haber aprovechado las puertas y las ventanas que se les abrieron, indebidamente, de par en par.

En esos 16 años de su administración, pasamos a la cola de los distritos modernos de Lima central, recibimos el descarado avasallamiento de un distrito vecino que cada día avanza más en sus pretensiones de expropiarnos buena parte de nuestro territorio; perdimos, por otro lado,  valiosas oportunidades de crecimiento, cuyas verdaderas razones algún día saldrán a la luz. Se favorecieron zonas y sectores en busca del apoyo electoral permanente que nos han enfrentado unos con otros y que han sido la causa real de la desaparición de nuestra Identidad Ciudadana, del respeto, el cariño y la defensa de lo nuestro. Candidato que ahora se vuelve a presentar rodeado de una costosísima y atractiva parafernalia, que se insinúa  como el redentor claro, luego de una gestión que pareciera realizada a propósito para renovarle simpatías y esperanzas a este candidato reincidente, por la pésima calidad de la misma y cuyos increíbles errores convierten cualesquier futura gestión en una maravilla.

El candidato al que me refiero ha acumulado una cantidad considerable de denuncias, hay un reguero de malos indicios en el manejo presupuestario municipal, la correcta administración y el despojo de derechos laborales, pero nada se ha probado fehacientemente y lo que llama profundamente la atención es que nadie ha presentado denuncias serias y fundamentadas que permitieran abrir una profunda investigación.

Nos preocupa, a los Magdalenenses libres de su influencia y sus favores, por ejemplo, que la desproporcionada campaña electoral realizada no haya despertado la curiosidad y la duda razonable de la comunidad y los organismos electorales y que luego tenga que ser "devuelta" con intereses. No es correcto el derroche realizado, no sí las intenciones son buenas; se contradice, en todo caso. con las reales posibilidades de un candidato normal. 

Ya todo está consumado, probablemente, y podría ser que nuestra comunidad Magdalenense vuelva a cometer el error de equivocarse, pero no quería, por cobardía o facilismo, dejar de verter mi opinión, muy personal, sobre este asunto tan grave. Su nueva elección sería catastrófica. Sólo queda pedir que Dios nos ayude.

miércoles, 27 de julio de 2022

Construyendo nuestras Ciudades: Servicios, Equipamiento e Infraestructura Urbana.

Si bien es cierto, las Ciudades tienen como  fin único y excluyente al Ciudadano y su Desarrollo Integral, todo lo que acontece alrededor de dichos ciudadanos, su entorno más próximo y alejado, tiene que ver con unas condiciones satisfactorias de habitabilidad, que permitan y promuevan el desarrollo mencionado. Nuestro maravilloso hogar, nuestra casa bonita, pertenece a un barrio, a una comunidad de familias que requieren, en primer lugar de lo que llamamos servicios básicos: agua y alcantarillado, electricidad, internet, recolección y disposición de los  residuos sólidos, pero además, de vías peatonales para trasladarse, vías de transporte vehicular para ir un poco más allá, espacios públicos abiertos, áreas verdes, parques de recreación y, finalmente, lo que llamamos infraestructura para los servicios complementarios, como salud, educación, cultura y recreación, activa y pasiva y de comercio, entre otros.
Tenemos en el Perú condiciones mínimas de urbanización y habilitación urbana exigidas, que señalan todos los requerimientos antes mencionados, pero que muchas veces no se cumplen por la intervención de intereses muy particulares que anteponen lo personal a lo comunitario y cuya óptica, públicamente reconocida es la de "oportunidad de negocio".
Uno de los servicios básicos, municipales, el que constituye el recojo y disposición final de los residuos sólidos (basura) es el ejemplo claro de que estamos haciendo mal las cosas. Organizar y contratar dicho servicio a nivel provincial, por ejemplo, significaría un ahorro de no menos del 30 % en los montos de arbitrios municipales que el vecino paga mensualmente, pero se insiste en la onerosa contratación distrital, porque sí pues, porque cada alcalde distrital "tiene el derecho a llevarse alguito". 
El importante asunto del transporte, que debería ser en 80 % o más,  público y de buen nivel, responde en nuestras ciudades peruanas a no más del 20 % del total de viajes diarios de los ciudadanos, privilegiando el transporte privado, lo que ha causado la saturación de las vías existentes y de las que estén por habilitarse, además de haber convertido la ciudad entera en parqueo, cochera y hasta cementerio de los millones de autos existentes. Se han "diseñado", construido y puesto en deficiente servicio, una cantidad increíble de pasos a desnivel, de puentes que se desploman, de inmensas moles de escaleras que no se usan porque casi nadie puede subirlas con facilidad y prefiere cruzar a la carrera, sorteando autos y jugándose la vida, las avenidas de la ciudad. Tenemos, por otro lado, costosos monumentos a la imbecilidad, erigidos, para poner el nombre del alcalde, dejar un legado personal a la posteridad y llevarse una buena cantidad de dinero para la casa.

En el asunto de la recreación activa y pasiva, las áreas verdes, parques, jardines y bermas, estamos como tierra eriaza, en cero. Lo que muchos alcaldes invierten en plantitas, plantones y omnipresentes/horribles macetones equivaldría, probablemente, a la mantención de un excelente Campo de Marte, en cada distrito, pero otra vez, no se hacen las cosas que se deben, porque cuando se hacen las cosa debidas no hay alita para mí.

Pero, por el lado opuesto, cuando se diseña en tablero y se ordena por teléfono la construcción  o renovación de nuestras ciudades, las cosas tampoco funcionan. Lo que tenemos que hacer es planificar, diseñar, desarrollar e implementar proyectos de infraestructura urbana y de Equipamiento, adecuados, inclusivos, factibles, convenientemente supervisados y verdaderamente fiscalizados. Principalmente, porque todo lo que se construye tiene un costo, que sale de los bolsillos de los ciudadanos y porque desaparecerlo, cuando se comprueba el error, es casi imposible, además del roche inmenso. Entonces, ¿por qué se siguen haciendo?

Si sabemos, por ejemplo, que el auto particular contamina, entonces no necesitamos más vías, puentes a desnivel, tréboles ni nada parecido, necesitamos tomar la decisión de limitar su uso y propender a tener un transporte público de primer nivel, multimodal, con las unidades adecuadas, las rutas básicas y complementarias convenientemente planificadas, con los paraderos necesarios y bien implementados, en lugar de los cientos de rutas que atraviesan y saturan nuestras ciudades, mediante el uso de las combis asesinas, los buses vacíos o repletos, según la suerte que te toque y con "paraderos" a gusto del cliente y ánimo del conductor. 

Historias urbanas delictivas, como lo sucedido en el distrito de Magdalena del Mar, Lima, en donde la policía municipal golpeó brutalmente a vecinos que abrazados a los árboles no querían permitir que éstos fueran talados para aumentar un carril vehicular a una vía en zona residencial, por "la necesidad" de servir a un boom inmobiliario que exigía mayor ancho de vías para seguir aprobando proyectos de mega edificios que han convertido una bella zona residencial en una próxima Babel, no deben repetirse. Aunque fuera una maldad "quitarle" el negocio a quien se beneficia con licencias de construcción indebidas.

Se ha puesto de modo, últimamente, la peatonalización forzada de vías importantes de nuestras ciudades, porque sí pues, porque se ven bonitas, porque descontaminan y nosotros somos verdes; pero se han implementado a la mala, sin resolver el transporte público, sin contar con los parqueos necesarios para propios y foráneos y allí están, canchones sucios y repletos de macetones y "arte callejero" de dudosa calidad, además de la invasión asesina de motocicletas y bicicletas que, en la práctica, han sido los verdaderos beneficiarios de estos "inteligentes proyectos"; sin contar el tremendo perjuicio a las zonas comerciales, ya deprimidas y al borde del colapso.

Finalmente, los servicios complementarios, que no son poca cosa, no en comunidades con adecuado nivel de calidad de vida, no existen, no interesan, no "son rentables", mejor dicho.

Muy bien, pongámonos serios, nuestras ciudades están languideciendo porque no se están implementando proyectos adecuados e inteligentes, que den vida a las ciudades, que las renueven, que las pongan al día, que las hagan funcionales, lo que se está haciendo es hacer negocio con las necesidades de infraestructura y servicios urbanos. Todo se ha reducido a algo tan grotesco como real: ¿A cómo el macetón/la banquita/la papelera/el postecito de lámpara/, casero? Ya, quiero tantos de cada uno, me los dejas en la puerta de la municipalidad, me pasas la factura y YA SABES CÓMO ES.

Tenemos mucho por hacer, tenemos que acabar con estas iniquidades y recuperar nuestras ciudades, si es que queremos empezar a vivir decentemente. Y, la verdad, es tan sencillo de logarlo. Y, entonces,...... ¿cuándo empezamos?

viernes, 24 de junio de 2022

MASCOTAS ASESINAS - AUTORIDADES MUNICIPALES INERTES

Se ha producido recientemente, en Magdalena del Mar, el caso (reiterado) del feroz ataque de un perro pitbull a una vecina, se le destrozó la mano, su mascota personal recibió un feroz mordisco en el hocico y la autoridad municipal, a través de un miembro del serenazgo que presenció el hecho, se limitó a decir que sí pues, que ese perro era conocido por sus ataques, que vive en tal sitio, que pertenece a tal familia y ya está, se acabó la participación de la autoridad. La persona propietaria del can, corrió con los gastos de emergencia, se solidarizó con la persona atacada y ya está, se acabó el problema. El trauma sufrido por el animalito que fue mordido, ameritaba la intervención de los amantes de los animales, solicitando la máxima pena al agresor y el resarcimiento a su propietaria por las secuelas que dicho trauma dejará, pero no ha habido pronunciamiento alguno; por otro lado, el tremendo trauma de la señora que casi pierde una mano por la ferocidad del ataque, producido en el límite e interior de su propia vivienda y las secuelas del hecho: inhabilitación para trabajar  durante por los menos algunos meses, no han merecido el pronunciamiento de la municipalidad

Pero vamos a ver, este no es un caso aislado, no es la primera vez que se produce y, probablemente, tampoco será la última. Y, ¿eso está bien? Pues fíjense que no. En el Perú, desde el 22 de Noviembre del año 2001 tenemos vigente la Ley 27596, que REGULA EL REGISTRO JURÍDICO DE CANES y, desde el 21 de Junio del año 2002, tenemos el D.S. 006-2002-SA, que es el Reglamento formulado dentro de los alcances de la Ley Nº 27596 que regula el Régimen Jurídico de Canes, especialmente aquellos considerados potencialmente peligrosos, a fin de salvaguardar la integridad, tranquilidad y salud de las personas.

Además, en el artículo 10° de la mencionada Ley, se señalan las competencias municipales, provinciales y distritales, para llevar el registro integral de los canes domiciliados dentro de su territorio, con la obligación de indicar su característica de potencialmente peligroso, señalando los antecedentes de ataques y similares en los que hubiera incurrido. Y se señala la necesidad de coordinar entre la municipalidad provincial y las distritales, al respecto. Perdón, ¿qué es eso? Se refiere al trabajo, necesariamente informado y coordinado entre la autoridad provincial y las distritales, que en el país, no funciona y que mayormente se desconoce. Y, en el caso de Lima es grotesco, ya que en el período administrativo 2019-2022 el alcalde metropolitano y varios alcaldes distritales dicen pertenecer al mismo partido político, pero al parecer cada uno de ellos actúa como quiere y le conviene.

Pero, como si fuera poco, la mencionada ley conmina a las municipalidades para dictar las normas reglamentarias necesarias para su aplicación. O sea, cada municipalidad distrital debería tener su propia ordenanza al respecto o, en su defecto, ampararse y hacer cumplir la ordenanza metropolitana, que exista. Y, entonces, si esas ordenanzas existen, ¿por qué no se procede a la debida aplicación de las normas vigentes, a penalizar como se debe, a exigir resarcimiento como se debe?, en fin ¿por qué no se dispone que en esta ciudad nadie debería criar perros potencialmente peligrosos si antes no los registra, no obtiene la licencia respectiva, no declara que en la vivienda en donde habita el potencial asesino de 4 patas, todo está bien?, que, además, el propietario como lo exige la ley, cuenta con el Certificado o Constancia de Aptitud Psicológica que significa algo así como que demuestre que es capaz de criar, adiestrar, conservar y "pasear" a los animales potencialmente peligrosos y que, por tanto, carece de rasgos psicóticos que lo empujan a usar a sus fieros animales como armas letales en perjuicio de los demás. 

Finalmente y "según el Reglamento de la norma, los dueños de canes considerados peligrosos deben contratar un seguro de responsabilidad civil contra los daños que puedan ocasionar sus canes, como requisito para obtener su licencia de propiedad. La cobertura del seguro es de carácter anual y el beneficio es para cada víctima.
Según el Reglamento en su artículo 8, son considerados canes potencialmente peligrosos: la raza canina, híbrido o cruce de ella con cualquier otra raza del American Pitbull Terrier, además todos aquellos que han sido adiestrados para peleas o que hayan participado en ellas, los que tengan antecedentes de agresividad contra las personas, así como los híbridos o cruces de diferentes razas que no puedan asegurar su sociabilidad, temperamento o carácter, se incluye aquellos adiestrados para incrementar y reforzar su agresividad”.(APESEG)

O sea, todo está claro, todo está normado, todo tiene severas sanciones, pero nada se aplica y las autoridades distritales miran para otro lado ante estos feroces ataques, que Dios no lo quiera, algún día cobren la vida de alguna criatura indefensa, que juega desprevenida, en un parque, en la puerta de su vivienda o en los nuevos espacios públicos. 

La omisión de funciones, en las dependencias municipales es grave, pero la lenidad e indiferencia de quienes, como autoridades electas, han recibido el encargo de velar por una comunidad y su desarrollo, es inaceptable y en este caso concreto, es potencialmente criminal y también debería ser severamente penalizado.


lunes, 13 de junio de 2022

CONSTRUYENDO NUESTRAS CIUDADES - Los Ciudadanos.

Cuando habitamos una ciudad, sea porque allí nacimos o porque a ella llegamos, por necesidad o conveniencia, somos responsables, para adelante, de lo que en ella suceda incluyendo los errores o aciertos que se cometan.  Una ciudad, normalmente, existe desde antes de nuestra aparición y ya cuenta con marcos normativos, con poblaciones previamente existentes, con una infraestructura y equipamiento urbano determinados y con una historia que explica y avala dicha existencia. Entonces, no somos creadores del espacio que habitamos y su entorno, pero sí somos responsables de lo que será o en lo que se convertirá, en los próximos años y todo depende de nosotros mismos, LOS CIUDADANOS.

Nuestra ciudad, nuestra casa grande, debería llenar los requisitos de un buen lugar para vivir; que pueda brindarnos todas las posibilidades para alcanzar nuestro BIEN ESTAR, contando, entre otras cosas,  con un entorno amigable y que su infraestructura crezca y se desarrolle con nosotros, en base a nuestras expectativas, nuestros propios sueños de realización, pero y sobre todo, en la seguridad de que las personas, familias, que comparten su territorio conmigo, también comparten ideas similares sobre lo que es un lugar ideal para vivir. 

No es suficiente, entonces, que yo tenga "mi" casa propia, que cubra "mis" necesidades personales, familiares y que no me meta ni le cause problemas a nadie. Pues no, para VIVIR EN COMUNIDAD se necesita mucho más. Debo ser consciente de que no existo ni vivo solo, que así como exijo respeto para mi forma de vivir, excentricidades incluidas, también debo respetar a los demás y su peculiar forma de vivir, asegurándome de que TODOS nos sentimos bien, cediendo en algunas cosas, ratificando otras y exigiendo otras más. Así como todos tenemos derechos humanos universales que se exigen y se cumplen, también tenemos DERECHOS URBANOS, que surgen de una especie de PACTO DE CONVIVENCIA URBANA  tácito, que establecemos como patrón de comportamiento, basándonos no solo en la las leyes, la urbanidad, la moralidad y demás, sino en cosas intangibles, que habitan y podrían desarrollarse en nuestro sub consciente, como la IDENTIDAD CIUDADANA, el SENTIDO DE PERTENENCIA, la CULTURA CIUDADANA y la REPONSABILIDAD CIUDADANA, que se reduce a, por ejemplo: Sí pues, Soy CHICLAYANO, amo a mi ciudad, estoy orgulloso de ella y soy capaz de cualquier cosa por ella.    

No hay forma de alcanzar un BUEN NIVEL DE CALIDAD DE VIDA sino establecemos en forma conjunta, yo y los demás, los demás y yo, la idea clara de la manera en cómo queremos vivir, en qué queremos convertirnos, como comunidad y cómo queremos que sea vea y se aprecie nuestra ciudad. Tenemos que pensar entonces en organizarnos convenientemente, establecer normativas y planes, serios y factibles que garanticen que todo lo que hagamos estará siempre dirigido hacia el objetivo único y excluyente, de mejorar nuestra calidad de vida. Menos mal, que en el país ya existen estructuras ciudadanas básicas, que nos indican cómo proceder y qué es lo que tenemos que hacer para lograrlo. De nuestra capacidad y decisión depende revisar dichos procesos y fórmulas y mejorarlos, si cabe, para alcanzar nuestro objetivo.

Queda claro, entonces, que LA RAZÓN DE SER DE UNA CIUDAD ES EL CIUDADANO que toda su infraestructura y equipamiento urbano, además de los servicios básicos y complementarios, así como su ordenamiento y proyección futura, gira en torno a él y su familia. Y ¿cómo lo logramos? Teniendo las cosas claras, informándonos, opinando, debatiendo, exigiendo, si fuera necesario, que todo lo que se haga dentro y fuera de nuestras ciudades, sea para NUESTRO ÚNICO Y EXCLUSIVO BENEFICIO.

Tenemos DERECHOS, por supuesto, pero con ellos vienen nuestros deberes y responsabilidades. Al convivir con otras personas, con otras familias, necesitamos ordenarnos, necesitamos en primer lugar, ponernos de acuerdo hacia adónde queremos ir, cómo queremos vivir y qué tenemos que hacer para lograrlo. Eso se llama ORGANIZACIÓN. Ya hemos dejado atrás los clanes y las tribus, las cuevas y la ley del más fuerte. ahora necesitamos un ambiente de concordia, de paz, de armonía, de PONERNOS DE ACUERDO, Ya nos hemos organizado en territorios/municipios y tenemos instituciones que nos gobiernan, la más cercana a nosotros, la municipalidad y también tenemos definida la forma de elegir a nuestros gobernantes; pero sucede que un buen gobierno, una buena gestión municipal es, en un 60 %, producto de nuestra elección personal y la forma en que se conduzcan esas autoridades estará en proporción directa a la calidad y cantidad de nuestra PARTICIPACIÓN CIUDADANA. La calidad de nuestro entorno, los vecinos que tengamos, las normas que nos gobiernen y los proyectos a mediano y largo plazo, son también de nuestra entera responsabilidad. Los malos gobernantes, municipales, regionales y nacionales, no llegan al poder y a disponer de nuestros presupuestos y de nuestro propio futuro por obra de milagro, sino por nuestra elección consciente y razonada y se mantienen o reeligen, a pesar de ser incapaces o corruptos, por nuestra desidia e indiferencia.

Entonces, esas hermosas ciudades que sabemos que existen, pero bien lejos de nuestra realidad, no responden a un hechizo, a un acto de birlibirloque, sino a un arduo trabajo, conjunto, de los ciudadanos y sus representantes o gobernantes de turno.

Y ahora que ya sabes cómo funcionan las ciudades, quieres mejorar la tuya? Solo depende de ti y de tu decisión para lograr el cambio necesario.

sábado, 14 de mayo de 2022

Certificado de Salud Mental para los candidatos Municipales.

En nombre de la democracia se siguen cometiendo una serie de desatinos y permitiendo la existencia de vacíos que avalan personas y situaciones que terminan propiciando el desgobierno y el caos urbano en nuestras ciudades,. Tenemos en el Perú una de las legislaciones más permisivas en cuanto a requisitos exigibles para postular a un cargo en los gobiernos locales. Resulta que el candidato a alcalde sólo debe demostrar que es ciudadano en ejercicio, que tiene DNI vigente y que ha estado viviendo los dos últimos años en la jurisdicción por la que postula o, que tiene un domicilio múltiple, o sea que podría vivir acá, trabajar allá y tener sociedades más allá, pudiendo postular en cualquiera de los tres sitios. Entre los documentos a presentar se le exige  también, certificados de antecedentes penales y judiciales, osea, debe demostrar que no es reo contumaz, que no tiene sentencias pendientes de cumplimiento y que, en suma, es una persona medianamente decente. Pobre de él si tuviera una denuncia por maltrato familiar o animal o si no fuera fiel proveedor de alimentación, educación y salud de los hijos propios, dentro y fuera del matrimonio; se le exige, además, una exhaustiva declaración jurada de bienes y rentas, algo así como para saber con cuánto entras y con cuánto sales, entre otras minucias más. Pero resulta que nadie se preocupa por LA SALUD MENTAL DEL CANDIDATO, cuya insania podría ser la causa de graves errores o inmensos despropósitos a la hora de ejercer funciones como autoridad, sea por falta de un adecuado proceso de sinapsis,  producido por herencia genética o por accidente, o por un trastorno de personalidad, producido o agravado por exceso de ingesta de estimulantes, o por inyectarse o inhalar cosas indebidas. Este enorme vacío en nuestras ley electoral municipal ha permitido que innumerables personas, simpáticas ellas, decentitas ellas, de lustroso apellido también, saquen a relucir, en la hora nona, la más feroz angurria, el más desbocado delirio de grandeza o complejo de rico, amante de lo ajeno, entre otras cosas y que, además de reventar a la comunidad en la que ha sido elegido como autoridad, se ha levantado en peso, sin la menor pena ni remordimiento,  el presupuesto y hasta el patrimonio municipal. 

Sí se exige, en cambio, el mencionado Certificado de Salud Mental, para trámites administrativos personales, para demostrar por ejemplo, que no se te cruzan los chicotes y eres capaz, a la hora de administrar "tus propios bienes", que no te los vas a gastar en un ratito para que puedas compartirlos con tus pobrecitos descendientes, así como para otorgarte una licencia para portar armas, no vaya a ser, de acuerdo al espíritu de la ley, que salgas a la calle a darle vuelta a todo cristiano que se le ocurriera cruzarse en tu camino. Y, pregunto entonces, para una persona que va a manejar el presupuesto y el patrimonio total de una comunidad distrital o provincial, que debe dirigir o mandar sobre 50 o 500 subordinados, que debe usar el dinero de los contribuyentes y las partidas del gobierno nacional, en algunos casos bastante abultadas, que va a decidir sobre el bienestar futuro de 50,000 o 100,000 familias, no se le exigen pruebas de salud mental? Sí pues, parece UNA COSA DE LOCOS.

Autoridades en ejercicio que mienten en todos los idiomas, que sustraen lo que no les pertenece casi sin darse cuenta, que se adueñan de todo lo ajeno sin problema alguno, que hacen negocios indebidos con las personas incorrectas, que extorsionan a contribuyentes que necesitan permisos a autorizaciones, que creen firmemente que son dueños de una chacra a la que llaman municipio, que todo les pertenece, que abusan, en fin, que se han ganado un merecido lugar en el top 10 del ranking internacional de los ladrones de cuello y corbata, podrían y deberían haber sido retirados de las contiendas electorales para evitar el triste panorama delictivo que nos adorna, pero que por falta de un tan simple como necesarísimo certificado, no se ha podido evitar.

Los señores congresistas, tan preocupados por evitar que los que no son de sus propios partidos o de los de sus amigotes, lleguen al poder, promulgan leyes, anticonstitucionales, que evitan la participación de candidatos independientes, deberían tomar nota de este detalle y trabajar en el asunto, inclusive por su propia salud partidaria, porque se dan casos de dirigentes que venden candidaturas, negocian con las listas de candidatos a regidores o imponen cupos, porque sí pues, porque pueden y porque nadie se atreve a decirles nada, dejando al partido como palo de gallinero y con argumentos suficientes para perder la inscripción partidaria ante el JNE.

Lo peor de todo, es que los desórdenes mentales, los traumas severos y los grandes complejos, muchas veces no se notan, sobre todo en los candidatos astutos y profesionales del engaño y solo salen a relucir cuando ya es demasiado tarde y esa persona ególatra, autoritaria, mitómana, bipolar, borderline, o todo ello junto, ya está en el poder.

Qué maravilloso sería que un Concejo Municipal, aunque solo fuera uno, de las más de 1,800 municipalidades que tenemos en el país, pudiera discutir, redactar, aprobar y elevar al congreso una iniciativa de ley, con la exigencia de incluir este requisito en la ley de elecciones municipales. Y es que ya no se trata sólo de ideologías, filosofías, extremismos, ni siquiera de incapacidad intelectual, se trata de algo mucho más importante y sumamente peligroso, de INCAPACIDAD MENTAL. 


martes, 18 de enero de 2022

DE TAULICHUSCO A MUÑOZ Y LAS 50 LIMAS.

Hace 487 años los invasores españoles tomaron la decisión de apropiarse de una bien organizada y auto suficiente comunidad asentada en el valle del río Rímac. Su curaca, regente, por designación del inca, era Taulichusco y este señor, viendo las cosas perdidas no tuvo más remedio que entregar el suntuoso palacio que ocupaba, cuyo terreno, ahora ocupa el palacio de gobierno nacional, así como la inmensa cantidad de tierras que gobernaba. Los señores españoles retacearon el territorio y se lo repartieron a su regalada gana, a partes iguales, entre nobles, chancheros y delincuentes comunes, casi igual que ahora. Luego nombraron como alcalde de esa hermosa comarca a don Nicolás de Ribera y la bautizaron con el nombre de Ciudad de los Reyes. Se han sucedido alrededor de 350 gestiones municipales, entre buenas, regulares,malas y pésimas, pero a pesar de los graves errores cometidos y algunos terribles crímenes de lesa urbanidad, nuestra capital sigue viva, para beneplácito de todos los limeños, propios y adoptados.  

Lima es hermosa. Contamos con buena arquitectura colonia, virreinal, republicana y moderna. Tenemos un clima benigno, contamos con hermosos litorales marítimo y ribereño y estamos rodeados de fértiles valles que nos alimentan, entre otras múltiples maravillas. Pero hemos hecho las cosas muy mal, casi al revés. En el Perú, el peor enemigo de la buena gestión pública es la política partidaria de baja estofa con que contamos. Esa misma que, a través de un congreso coludido, ha tasajeado nuestra gran ciudad, con leyes de creación de hasta 50 cacicazgos modernos, distritos que les llaman, haciendo imposible una gestión integral e integrada. Y en épocas actuales, cada cuatro años, la pugna por ocupar la mayor cantidad de sillones municipales se ha convertido, literalmente, en el juego infantil del baile de las sillas, en donde TODO VALE, desde cabes, empujones, berrinches públicos y, por supuesto, derroches tremendos de dinero. Lo único importante, desde el punto de vista político partidario, es que se puedan ocupar la mayor cantidad de plazas municipales, en todo el país, que jueguen para sus propios y oscuros intereses: convertir las municipalidades en agencias de empleo para sus correligionarios, con un 99.9 % de incapaces, repartir la mayor cantidad de obras públicas entre los auspiciadores que pagan sus costosas y ridículas campañas electorales municipales y, bueno, convertir las gestiones municipales en escuelitas personales de aprendizaje de sus partidarios, pagadas por los contribuyentes, para seguir ascendiendo en el escalafón político, para luego pasar a apropiarse de las regiones, el congreso y a la presidencia. Sí pues, ahí todo tiene sentido.

Administrar una ciudad es un tema de capacidad de función, de preparación previa, de formación académica, de experiencia laboral, de visión de ciudad y de coraje para manejar situaciones adversas. Pero los alcaldes metropolitanos y distritales, en su mayoría, que han pasado por los 50 municipalidades de Lima-Callao, que nunca debió dejar de ser la unidad territorial que es, dicho sea de paso, lo que han logrado es diluir el principio de autoridad, publicar normas locales con nombre propio y beneficio particular y anular la continuidad de planes y proyectos metropolitanos que deberían haber prevalecido antes que cualesquier preferencia y capricho distrital. Manejar eficientemente una ciudad, en esas condiciones, es IMPOSIBLE.  

Lima y todas nuestras grandes ciudades del país adolecen de los mismos problemas, así que lo que se recomendaría es empezar por la reestructuración de las mismas, con una mejor Ley Orgánica de Municipalidades, con una totalmente diferente Ley de Elecciones Municipales, con un congreso que legisle y fiscalice convenientemente y con un ejecutivo que sepa y tome en cuenta, que si la mayoría de los problemas que nos aquejan se pudieran solucionar en los propios barrios, que es en donde nacen, jamás llegarían a ser problemas nacionales. 

Necesitamos un buen ALCALDE para Lima y para cada ciudad del país. Ojalá podamos celebrar los 488 años de fundación de nuestra capital con un alcalde a la altura de las exigencias. Me apena decirlo, pero el señor Jorge Muñoz, en el mejor de los casos, no tiene la menor idea de lo que hay que hacer, en el peor de los casos, está sirviendo a grupos que solo quieren aprovecharse de su gestión. Lo primero que debemos tener en cuenta es que el objetivo, único y excluyente de una Gestión Municipal, es el de lograr el desarrollo integral de sus Ciudadanos, sin excepción y, segundo, que en los propios Ciudadanos recae la responsabilidad ineludible de cogobernar su comunidad. FELIZ ANIVERSARIO QUERIDA LIMA.