miércoles, 23 de mayo de 2018

EL NUEVO LOCAL DE PLAZA VEA EN PUEBLO LIBRE.

El tan esperado Centro Comercial de Plaza Vea, recientemente inaugurado en la misma ubicación en que se encontraba la tienda de Metro, al final de la avenida Sucre, del distrito de Pueblo Libre, ha caído como un baldazo de agua fría sobre las ilusiones de los vecinos de dicho distrito, por una serie de consideraciones, algunas, meramente subjetivas, otras, bien fundamentadas, pero la verdad es que casi nadie está satisfecho con el producto final. 

Toda obra que se inaugura en una comunidad debe cubrir las expectativas y lograr los objetivos de los tres estamentos que intervienen en su gestación, elaboración, puesta en marcha y funcionamiento permanente. Ellos son: los inversionistas, los ciudadanos y la autoridad. Para los primeros, lo principal es, se supone, ganar dinero y posicionar su marca como la mejor del rubro. Para los segundos, lo es contar con un centro comercial con excelentes productos, buenos precios y una presentación de primer nivel, que constituya el orgullo del distrito y la envidia de los distritos vecinos. Para los terceros, la autoridad, se supone, era obtener un buen local, que ya contaba con una ubicación privilegiada, que se convirtiera en palanca para la zona comercial del sector, muy venida a menos en los últimos años y que además de ser un hito arquitectónico de la zona, fuera una buena fuente de ingresos por arbitrios y diversas autorizaciones futuras. Bueno pues, al parecer nada resultó como debía o se esperaba.

La tienda de la cadena Metro, del grupo chileno de Cencosud, que antes existía en esa ubicación fue desalojada, por así decirlo, por el poder del nuevo gigante económico peruano, grupo Interbanc, dueño de la cadena de Plaza Vea. Al remodelar se encontraron con algunos percances constructivos, como el de la corriente subterránea de agua que pasa por debajo de dicho local y que no fue fácil sortear, lo que obligó, imagino, a replantear el proyecto  y a demorar en su entrega. Fueron muchos meses de indecisiones, mala información pública y, el producto final lo indica, bastante mezquindad en la inversión. No puede haber sido falta de capital, había cuenta de la fortaleza del grupo Interbanc; pareciera, más bien, que ha habido cierta desconfianza a la hora de elegir el formato del local y de la respuesta del público objetivo de la zona y áreas circundantes. La zonificación de dicho local, señalada como de Comercio Zonal, permitía mandarse con todo, pero lejos de presentar un excelente local, como los cercanos Plaza Vea del CC Real Plaza de Jesús María y del CC La Rambla de Breña, se ha concluido en un local de características desmontables, con acabados de baja calidad, como si se dudara del éxito de la propuesta. De su ubicación, disposición interna y el ingreso peatonal marcado hacia una de las fachadas laterales me queda la duda del planteamiento. Es correcta la separación visual y física de la vía principal, Av. Sucre, para evitar congestionamientos indeseables, pero era ése el objetivo o, ¿dejar más bien un espacio para algún otro local que ocupara esa área aparentemente desperdiciada? Al parecer una marca conocida del rubro de gimnasios ocupará dicha área, lo que anula la posibilidad del estacionamiento externo a nivel de calle, que ha sido cubierto por el estacionamiento interno en segundo nivel, que se espera tenga la capacidad necesaria para el número de vehículos visitantes.

A nivel de interacción con el entorno, es correcta la ubicación de la rampa de acceso a la zona de estacionamientos, es correcto el desplazamiento de la fachada principal hacia una calle lateral, no lo es, todavía, la señalización peatonal, no se ha realizado, tampoco, el desplazamiento necesario de semáforos y no hay una buena señalización vehicular. Tampoco es buena la interrelación con el boulevard peatonal frente a la fachada principal. Se debieron anular, por ejemplo, los giros a la izquierda para ambos sentidos de la Av. Sucre en la intersección con la calle Clement, que están creando peligrosos embotellamientos. Pareciera que no se le ha dado importancia a la afluencia inter distrital de usuarios, para la que se debería haber exigido el mejoramiento previo del nivel de negocios, fachadas e interiores incluidos, en las dos calles laterales. El frente de la Av. Sucre, por el contrario, sí cubre las expectativas con empresas consolidadas, muy bien presentadas y con excelente posicionamiento comercial.

Regresemos al local del nuevo Plaza Vea en sí. Reitero su apariencia de local temporal, estructura metálica expuesta, sin intención de mejoramiento visual, góndolas de exhibición que parecen prestadas de algunos otros locales y, la fatalidad, su piso. Se ha elegido mal el formato de losas de 2 x 2 metros, vaciadas en forma muy apresurada y sin el control requerido, lo que le da un aspecto general al local, de un galpón de feria temporal. No es culpa de los proyectistas ni ejecutores, sí lo es del presupuesto, lo que me remite a la aparente desconfianza del grupo propietario, tan prolijo en locales propios como los vecinos, ya señalados, de Breña y Jesús María.

El concepto de HIPER no implicaba adoptar el formato de un Maestro Home Center, por ejemplo, con parihuelas cerradas, repletas de productos, encima de las góndolas, que dan el aspecto de depósito/tienda, o el uso de pisos corrientes  de grande formatos, porque eso lo desdice el Plaza Vea, también Hiper, del CC La Rambla de Breña, que con el mismo nivel de operatividad y servicio, ofrece una excelente presentación a los usuarios.

Esperemos que en los próximos meses el grupo propietario de este nuevo local reconsidere su apuesta en este local mejorando su presentación y nivel de servicio, esperemos que las autoridades municipales así lo exijan y brinden las facilidades requeridas, habida cuenta que las reglas de juego las dicta quien ostenta la representatividad de una población que, en verdad, merecía más, que así lo esperaba, pero que ha sido defraudada. Yo sí creo que se puede mejorar bastante la propuesta.

¿POR QUÉ ROBAN (CASI TODOS) LOS ALCALDES?

PORQUE PUEDEN, porque todo el sistema, ha sido “adecuado” para que lo malo que pase dentro de una municipalidad, quede ahí, oculto y totalmente impune. También, claro, porque no existe un verdadero ni  eficiente control estatal pero, sobre todo, porque los ciudadanos no tienen ni remota idea de la enorme responsabilidad que les compete como miembros, copartícipes, vigilantes y fiscalizadores, de la comunidad en la que dicha persona funge como gestor del desarrollo.

Para empezar, ¿Cuáles son las condiciones que debe reunir un candidato a la alcaldía, de acuerdo a Ley? Se requiere que sea ciudadano en ejercicio y que  tenga DNI. Y ya está. Postule usted nomás. Ni primaria te exigen. Nada, en realidad, les impide postular a los iletrados. Hasta hace poco se exigía que el candidato a una alcaldía pudiera acreditar residencia de por lo menos dos años continuos en la ciudad por donde se postulaba, pero los señores congresistas han decidido que si usted nació en Insculash y se fue a vivir a New York, por ejemplo, puede retornar unos meses antes de las elecciones, aunque hayan pasado diez años de su viaje a la capital del mundo y postular por el distrito en donde nació. Aunque, a decir verdad y en opinión de quienes manejan este asunto de la GESTIÓN MUNICIPALes totalmente irrelevante en dónde haya nacido el alcalde electo; lo que importa es que estés muy bien preparado y sepas cumplir con la chamba  que se te encarga. Un pequeño detalle adicional es que desde las elecciones municipales de Octubre próximo ya no te permitirán reincidir en el baile, es decir que ya no puedes seguir postulando, y ganando, por supuesto, las elecciones de tu ciudad en forma indefinida. Hay decenas de ejemplos en el país que demuestran que permitirlo fue un grave error, porque desde el segundo período y todos los que venían después, te convertías en el caserito, cuando no en el capo, de la corrupción.  

Bueno pues, hasta aquí ya sabemos que, en realidad, no hay ningún tamiz, ningún escollo, para que un hijito de papá, un ignorante supino, un galán de telenovela con dos dedos de frente y media uña de inteligencia, o un ladrón de cinco esquinas y siete suelas, se pueda hacer de una alcaldía, porque es bacán pues, porque te da caché, porque además te consigues un buen billete como para pagarle el alimento, carísimo por cierto, a tus 25 perros de raza, o adquirir tu soñada casita de playa en Asia y de paso, que no es moco de pavo, te puedas codear con autoridades y politicastros de otro nivel, porque así, tal vez, puedas conseguir otro puestito en el escalafón público. Postula, pues, que si perteneces a este “selecto/suertudo” grupo de personas tienes la alcaldía asegurada. De ahí, a creértela que te mereces todo, los dineros municipales incluidos, hay un solo paso.

Es muy cierto, como reza el dicho: En arca abierta, el justo peca. Y sí pues, los presupuestos municipales son tremendos arcones, sin candados, ni tapas siquiera.

Una de las formas más comunes para hacerse del dinero ajeno, en este caso el dinero de los ciudadanos contribuyentes, es mediante los contratos con las empresas de recojo de basura. Al monto real, de por sí elevado, se le añaden algunas decenas de miles de soles adicionales por mes, que son para este pechito,  y ya está;  como la naturaleza del servicio lo hace indispensable e inobjetable, incluido su alto costo y, que además, nadie se toma el trabajo de verificar distancias, metrados ni pesos, entonces ya me hice de una cantidad mensual, fácil y segura y, lo gracioso, es que se considera normal, nomás. Otro rubro que permite el saqueo mensual es el serenazgo que, juntamente con lo anterior constituyen lo que se conoce como servicios municipales y tienen un costo que el ciudadano paga como arbitrios. Las malas prácticas se inician con las planillas fantasma, es decir, declaro que tengo 80 serenos trabajando, por ejemplo, cuando en realidad no pasan de 20; la diferencia de los montos de planilla va directo a mi bolsillo. Pero no sólo hablemos de la sustracción de dinero, sino de abuso del poder y mal uso, para beneficio particular, por ejemplo, del personal, infraestructura y vehículos municipales. Y es que los serenos se constituyen, muchas veces, como fuerza de choque de los intereses de la autoridad ó choferes uniformados, con vehículo incluido, de familiares  y amigotes de la misma. Por otro lado, se ha convertido en una sangría permanente la adquisición de “armamento”, que no está permitido, casetas huachafonas, inútiles y pesimamente ubicadas, accesorios inexistentes, uniformes que no se entregan nunca, cámaras de vigilancia que no funcionan, monitores malogrados, blindaje mentiroso de camionetas y un montón de gracias más, que suman cientos de miles de soles anuales, que van al mismo bolsillo, faltaba más.

Otra, de las innumerables formas de meter la mano al presupuesto municipal, es mediante el inflado de los costos de las compras que la municipalidad realiza. La forma más sencilla es mediante las adjudicaciones directas, que no son otra cosa que el comprarle directamente y sin la “engorrosa” licitación a una empresa favorecida, que obviamente, dejará una buena cantidad en las manos adecuadas. La ley señala, por ejemplo, que esas compras directas no se pueden hacer por montos mayores a una cantidad determinada. Digamos que S/. 11,400.00 soles es el tope. Bueno pues, se me ocurre comprar bancas para los parques, que durarán seis meses, uniformes para la “fuerza municipal”, que no les entrego y cualquier otro requerimiento administrativo innecesario y que, “lamentablemente,” en algunos casos, superan el monto tope. Bueno pues, divido la compra en dos, tres, o las partes que sean necesarias para poder comprar directamente y “cumplir” con la norma. La misma que señala que para este tipo de compras sólo se requiere el contar con tres ofertas de empresas diferentes, para poder contratar a la empresa que ofrezca el precio más conveniente y aquí, nuevamente, el ingenio criollo nos brinda la tabla de salvación. Buscamos dos empresas amigas que nos brinden cotizaciones truchas, que ofrezcan precios mayores al de la empresa que queremos favorecer, la misma que estará obligada a “pasar por caja” por el favor prestado y ya está. Ya tenemos a la ganadora. Cuando el tiempo apremia o somos más descarados, simplemente falsificamos las proformas requeridas y, nuevamente, ya está, tenemos a la ganadora, que proveerá el producto, ejecutará la obrita o realizará el servicio.

Pasemos luego a “las obras”, medianas y grandes,  como éstas requieren de un proceso normado de licitación, tratamos que nuestras empresas amigas ganen sí o sí, mediante la adecuación de las bases de dicha licitación, justitas al perfil especial de la empresa suertuda. Se emplea también, el sistema del carrousel, es decir, esta vez le toca a Juan, la próxima a Pedro y así sucesivamente, hasta que podamos “favorecer” a todos los amigos selectos que nos ayudaron en la costosísima campaña electoral y que, además, ya sabrán agradecerlo con una alita adicional.

Si las obras son por administración directa, es decir, realizadas por el personal de planilla de la propia municipalidad, entonces echamos mano de una modalidad diferente. Rompemos una pista o una vereda, enviamos 6 obreros la primera semana, les indicamos que trabajen a la manera de Luis Fonsi, o sea Despacito, dejamos esas pistas o veredas con la panza abierta por dos meses y luego con 6 obreros, diligentes, terminamos la obra en una semana más. Duración de la obra: 10 semanas, costo de planilla real  de personal: dos semanas; costo “oficial” de planilla de personal: 10 semanas, échenle pluma al asunto y se encontrarán con una enorme cantidad de dinero “invertida” en mano de obra, que ha ido a parar a bolsillos profundos. Ahora hablemos del costo y la calidad de los materiales empleados. Además del descuento real y acostumbrado de ferreterías y depósitos de materiales del 10 %, que se devuelve en efectivo y sin preguntas, al comprador, está el asunto de declarar el uso de fierro de 3/4”, por ejemplo, cuando se ha usado el de 3/8” y usar un concreto pobre, con pocas bolsas de cemento, en lugar del excelente concreto declarado, así te aseguras, también, que la misma obra, por efecto de su pésima construcción, la puedes hacer varias veces durante tu gestión. Todo eso suma hartito.

Se ha vuelto casi un deporte municipal nacional, por otro lado, el construir obras sin el expediente técnico definitivo, ése que por ley dice cuántos m2 vas a construir, con qué materiales, con cuántos obreros y con un presupuesto casi exacto. Ahora se acostumbra iniciar obras sin expediente, el mismo que se va armando en el camino y que permite que la obra que se señaló iba a costar, inicialmente, S/. 250,000.00, termine costando por mágicos efectos, un poco más de un millón de soles. Lo curioso es que nadie supervisa, nadie informa, nadie duda. Sí pues, qué bacán, ¿no?

Otra gracia, también muy socorrida, por cierto, es que además de los asesores necesarios requeridos, se realiza la contratación de asesores inútiles, que casi siempre son los amigotes que no tienen como agenciarse de un “modesto” sueldo para vivir u otros a los que  también hay que pagarles por los favores recibidos. Lo curioso es que algunos de estos asesores reciben sueldos completos y otras veces “donan” parte del  mismo a quien los nombró; aquí también hay, faltaba más, unos cuantos asesores fantasmas que se comunican con la autoridad mediante la ouija.

Hay otras formas de hacerse de dinero, indebidas por cierto y es mediante las licencias otorgadas por el municipio; las de funcionamiento y, sobre todo, las de construcción. Hay “autoridades” que otorgan licencias ilegales de funcionamiento a quienes se mojan con alguito y que no otorgan las que sí deberían, o se la hacen larga, mientras los solicitantes no pasen por caja. Todo puede ser negociable. En el caso de las licencias de construcción, el descaro es mayor. Cambios indebidos y apurados de zonificación, variación indebida, abusiva e irresponsable, de parámetros urbanísticos, que permiten, por ejemplo, que la constructora amiga edifique hasta 12 pisos, en zonas en donde la normatividad dice que no deberían edificarse más de 6 pisos, son cosas muy rentables para la autoridad. Son sumas altísimas que van de acuerdo al número de pisos extra permitidos, el área construida y el público objetivo de las inmobiliarias. En la actualidad se negocia ya no con una cantidad de dólares determinada, a veces se exige un departamento y, en el colmo de la audacia y la suerte, hasta un piso completo. Rico negocio, ¿no?

¿Y el control? ¿ y la fiscalización? Bien, gracias. El primero es prerrogativa de la Contraloría que, curiosamente, sí cumple con el destacamento del funcionario respectivo, para que ocupe la oficina de control interno, que debería velar porque en esa municipalidad no se produzcan, ni siquiera, cosas raras, pero el sueldo de esos profesionales es pagado, casi siempre, por la propia municipalidad, pudiendo producirse el efecto perverso de: si no te alineas conmigo no vas a cobrar nunca. Hay excepciones por cierto, de profesionales íntegros, pero el sistema se limita a acumular denuncias, sin resolverlas y menos investigarlas a fondo, hasta que ya es demasiado tarde para identificar culpables y señalar culpas.

La fiscalización, por otro lado, que es prerrogativa de los regidores, tiene el mismo perverso final. Las dietas son pagadas con el asentimiento de la autoridad máxima y si me eres contrario o no estás alineado, tampoco cobras. Hay otras formas de ablandar conciencias ediles y es mediante el regalo, con dineros municipales, de viajes, de cursos o seminarios en el extranjero y ya está, por arte de magia desaparecen las oposiciones. Hay, también aquí, regidores que no se venden ni alquilan pero que al final son tachados de locos o belicosos y sus denuncias caen en saco roto.

Cuando se pierde el sentido de la realidad en el manejo de los fondos municipales por ausencia total de  principios, es que se empiezan a pagar cosas personales con los dineros municipales. Vales de representación, pero por consumos con la familia o los amigotes, compras de joyas, estadías en hoteles paradisíacos y otros caprichitos, pueden ser negociados contra el pago de arbitrios, por ejemplo, de las empresas que tributan en determinado municipio. O sea, tu me das lo que se me antojó y yo te lo descuento de lo que te corresponde pagar por arbitrios. Incluso, inflando facturas por servicios y productos existentes o inexistentes, en la modalidad de, si tú me tienes que facturar por S/. 5,000.00, por ejemplo, colabórame pues y factúrame por S/. 10,000.00 y te pago el IGV de la diferencia, pero todo el resto es para Miky.

Hay una enorme cantidad de otras formas de sustraer o hacerse de los dineros municipales, algunas asquerosamente burdas y otras de una admirable sofistificación, pero todas tienen el mismo fin, ir haciendo la chanchita para ese viaje soñado, esa casita de playa en Asia que le encantó a mi nueva amiga, o ese fondo, intangible, para mi vejez de lujo.

Aquí debo señalar algunas particularidades, los magros sueldos que reciben la mayoría de los alcaldes, que no justifican pero sí explican el porqué a algunos alcaldes les crecen las uñas en el ejercicio del cargo, el bajo nivel académico de la mayoría de los alcaldes, la ausencia de conocimiento y experiencia en el manejo de la ciudad por parte de ellos, la insobornable testarudez de algunos electores que votan por apariencias,  caritas, apellidos o porque se dejan manipular por los medios y encuestadoras que fabrican ganadores, constituyen la verdadera razón de lo que está pasando en nuestras municipalidades. Si a ello añadimos la inoperancia apañadora de un gobierno central y a un congreso cómplice e ignorante, tenemos la respuesta a nuestra situación y a la debacle de nuestras ciudades.

Ya, muy bien, pero ¿No se puede hacer nada para remediar esto, oiga usted? Pues fíjese que sí. Empecemos por modificar la ley de elecciones municipales: no se puede, no se debe permitir las escandalosamente costosas y casi siempre, estúpidas campañas electorales, que nunca se realizan con el dinero propio sino de empresarios “amigos” que en realidad invierten en tu campaña, en la seguridad de que al ganar te vas a convertir en su caja chica y grande también. Más te doy, más me tienes que devolver. Las campañas deberían estar reducidas a la presentación oficial de los candidatos y varios debates en cada  circunscripción electoral con partidas del estado. De paso evitamos la asquerosa contaminación ambiental, visual, sonora y hasta intelectual, porque hay cada candidato con megáfono gritando tanta babosada que dan ganas de meterle un tiro.

Está luego el tema de los sueldos, a un alcalde en ejercicio se le exige como si fuera Papá Dios, pero se le paga como si fuera sacristán de parroquia de iglesia abandonada. Un profesional que se entrega por completo a una labor de 16 horas diarias merece un sueldo acorde, con el añadido de que luego se le puede exigir eficiencia y responsabilidad en el cumplimiento de su deber. La vocación de servicio insobornable y la entrega total gratuita ya no existen y, en todo caso, no son convenientes para una verdadera y exitosa Gestión.

El tema de la Contraloría, por otro lado, es muy sencillo de solucionar. El señor Contralor ya anunció, menos mal, que está gestionando las partidas necesarias para cubrir los sueldos de los funcionarios asignados a cada municipio. Con ello debemos poder evitar los chantajes a dichos funcionarios y un trabajo mucho más expeditivo de su parte. No se puede aceptar, por ejemplo, que un funcionario destacado para detectar la mínima intención de dolo por parte de las autoridades se convierta en su principal “asesor” de cómo corregir errores, llenar vacíos documentarios  y desaparecer esas cositas que no conviene que se conozcan.

En el caso de la fiscalización inexistente por parte de los regidores se podría fijar una cantidad fija de las dietas y ordenar, por parte del estado, su pago directo e inmediato, bajo sanción de disminuir el monto del Foncomún, por ejemplo, a la municipalidad infractora, así como la disposición de suspender, de inmediato, la financiación de viajes y cursos en  el extranjero a los señores regidores. Y se acabaron aquí también los chantajes. Medidas adicionales como la revisión de la Ley Orgánica de Municipalidades, respecto de las cláusulas sobre la participación ciudadana, el cogobierno de las ciudades y el empoderamiento, en general, de los ciudadanos, deberían acabar con cualesquier posibilidad de dolo, colusión y similares, de autoridades y altos funcionarios.

Caramba, todas esas cositas existían, bueno pues…. A ver, diga usted quienes son los autores de las fechorías que ha enumerado, usted debe conocerlos a todititos, o ¿toditititos los alcaldes hacen exactamente lo mismo? O, ¿ahora va a decir que mayormente desconoce? Bueno pues, primero, no todos los alcaldes hacen lo mencionado, hay una muy buena cantidad de alcaldes que pueden ser incapaces y hasta brutos, pero son honrados. Además el listado de esas fechorías no es de mi invención ni son cosas que yo haya visto directamente, es la enumeración de algunos de los delitos que han sido denunciados públicamente; algunas de aquellas denuncias han terminado con sanción a los responsables pero la mayoría no ha recibido la sanción respectiva y, probablemente, nunca la reciban, pero por causa de otro de nuestros grandes males, la corrupción de las autoridades fiscales y judiciales, que ya es un tema mayor y que queda pendiente de revisión.