viernes, 1 de enero de 2021

Conociendo el Presupuesto Municipal

Las municipalidades se manejan con una importantísima herramienta de gestión que es el PRESUPUESTO MUNICIPAL. En él se especifica todo el dinero que ingresa,  de dónde, en qué momento y, finalmente, cómo, en qué momento y en qué se gasta. Lo que podría parecer de innecesario conocimiento ciudadano, debido a que, en realidad, quienes lo manejan, administran y deben dar cuenta de él, son los propios funcionarios municipales, bajo la estricta mirada, se supone, de la Alta Dirección Ejecutiva, o sea, Alcalde y Gerente Municipal y bajo la fiscalización inmisericorde, también se supone, del Concejo de Regidores, es de vital importancia para que los ciudadanos puedan enterarse, con la debida anticipación, con cuánto dinero se cuenta para la gestión de cada año y, sobre todo, en qué es que se gasta esa cantidad que, siempre dicen, que nunca alcanza. Uno de los principios básicos de la formulación de un presupuesto municipal es el principio de equilibrio, es decir debe ingresar tanto, para poder gastar tanto, en buen cristiano, se requiere que todos los vecinos cumplan con pagar sus tributos para que la municipalidad pueda financiar la ejecución de todo lo ofrecido, lo necesario y prioritario. Pero no siempre sucede así, porque los vecinos no tienen una adecuada cultura de pago o porque los gerentes, jefes y funcionarios calcularon mal, gastaron demás o hicieron lo que no debían. Y ahí es en donde empiezan los problemas, que llegan a reflejarse en pésima prestación de los servicios municipales, empleados y obreros sin poder cobrar, proveedores que no reciben sus cheques y cae la noche sobre la administración, lo que es muy común. Pero esto y sus nefastas consecuencias podrían evitarse si las cosas se hicieran en la forma correcta.

Los presupuestos municipales, deberían ser de conocimiento público, deberían, en lo posible, programarse y formularse entre todos, autoridades y vecinos, deberían aprobarse con conocimiento directo y transparente de los vecinos y deberían ejecutarse con participación de los representantes vecinales. Eso generaría una confianza mutua, un compromiso pleno y una participación decidida. ¿Difícil de realizar? Por supuesto que no. Lo difícil es aceptarlo, empezando por la primera autoridad. Mientras el alcalde en ejercicio siga creyendo que él es el dueño del dinero y que en esta chacra, perdón, en esta municipalidad, se hace lo que yo diga, entonces no hay forma. Mientras el vecino siga desconfiando, tengo dudas razonables, dice, y se niegue a pagar, a tiempo sobre todo, tampoco se podrá. Mientras los regidores sigan moviendo la cabecita aprobatoria a cambio de gollerías personales, tampoco y mientras las Juntas vecinales sigan siendo interesadas comparsas de la autoridad en ejercicio, entonces no hay nada de qué hablar.

Qué bueno sería, por ejemplo, que los vecinos se enteraran este fin de año que el próximo año, entre marzo y julio se van a levantar las pistas y veredas de las cuadras 4,5,6,7 y 8 de la avenida tal, porque se van a construir, por Dios que ahora sí, en concreto y con fierro de 3/8" y no con una capita de lechada de cemento, como siempre, para poder hacerlo todos los años, o que los parques ahora sí van a contar con la cantidad de bancas y faroles que veníamos reclamando hace cuatro gestiones, o que en lugar de los 13 serenos que solo alcanzan para vigilar unas cuantas cuadras del distrito ahora sí van a ser 60 efectivos.  Y que todo ello está totalmente financiado con los ingresos corrientes, las transferencias del gobierno central y una donación de un país europeo que se ha enterado que en tu distrito hay una gran colonia de italianos y que, además,  el alcalde en ejercicio es una persona digna de confianza. 

Pero también podríamos enterarnos, por ejemplo, con la debida anticipación, que al gerente de recursos humanos se le ha ocurrido que los jardineros y fiscalizadores deben usar terno todo el año y que para ello se va a a destinar una importante partida y que al final contratarán para el encargo a la sastrería del entenado del gerente tal, o que al gerente de imagen institucional se le ha ocurrido que "la carrera política" del señor alcalde no termina por despegar y que hay que contratar un par de ediciones de esos panfletos municipalistas que por ahí circulan sobreviviendo gracias a la negociación de publicherris que colocan la foto del alcalde contratante en primera plana y lo declaran el mejor alcalde del país, a un precio módico, oiga usted.

Resumiendo, si todos, autoridades "elegidas", funcionarios, empleados, autoridades nacionales pertinentes y, sobre todo, los vecinos contribuyentes, supieran cómo se consigue el dinero, cómo se gasta y qué hay que hacer para que alcance y no queden deudas a futuro, luego de cada gestión, entonces tenemos que empezar a interesarnos mucho más en este aburrido y enredado asunto de la PROGRAMACIÓN/FORMULACIÓN/EJECUCIÓN/SUPERVISIÓN y FISCALIZACIÓN  del PRESUPUESTO MUNICIPAL, para poder tener una verdadera Gestión Municipal y evitar estar echándose la culpa cada cuatro años, que además de feo es inútil, porque ya las cosas sucedieron y, salvo en las películas, ya no hay nada que hacer.

Debo mencionar que es necesario que empecemos por respetarnos, rechacemos, por ejemplo, los chupetines engaña muchachos como ese cuento del Presupuesto Participativo, que en la realidad representa un ínfimo porcentaje del monto destinado a obras e inversión que se dice se va a realizar, luego de haber concertado con la población organizada, pero que en un 50 % jamás se realiza, no se da cuenta de ello y no hay fiscalización y, menos, penalización, por burlarse de  las esperanzas vecinales por sector; ese otro cuento de las Juntas Vecinales "representativas", que en la realidad no hacen respetar las decisiones vecinales, no presentan, salvo poquísimas excepciones, reclamos, sugerencias concretas ni apoyo real, cuando de ocuparse de los derechos urbanos y ciudadanos se trata. Finalmente,  en los temas de la elaboración y los plazos que deben cumplirse para ello, nada se cumple. La ley dice, por ejemplo, que el día límite para publicar en El Peruano el presupuesto del próximo año es el día 31 de Diciembre, pero evita mencionar que para que ello se cumpla deben realizarse una serie de pasos, a los que deberían agregarse otros más, que implican, si se realizaran bien, un mínimo de tres a cuatro meses de trabajo coordinado, entre varios actores.  Entonces, genera preocupación, cuando se pregunta en la municipalidad, en cada Diciembre: Y ¿Cómo va lo del presupuesto? ¿Ya lo aprobó la Comisión de Regidores y el Concejo en pleno? Y te respondan, no se preocupe, el alcalde tiene hasta el 31 de Diciembre para presentar, hacer aprobar y publicar en diario oficial, el presupuesto municipal del próximo año. Disculpe, ya estamos a 20 de Diciembre y nadie sabe nada de ello. ¿Por qué se preocupa? te dicen, todavía faltan 11 días.

Bueno el tema es el siguiente: si el alcalde pudiera chasquear los dedos y apareciera sobre su escritorio el legajo del presupuesto completo, correctamente programado, formulado y, sobre todo, concertado y ya estuviera todo acordado, con el pago de publicación adelantado para El Peruano y un empleado con toda la información digitalizada solo tuviera que enviarla mediante un click, sería bacán, pero normalmente no es así.

En las administraciones municipales normales y reales la cosa funciona más o menos así: la gerencia encargada de manejar este importante asunto es la de Presupuesto y Planificación, casi siempre a cargo de un economista canchero en temas municipales, que junto a su personal se convierte en el terror de todas las gerencias, jefaturas y sub jefaturas de la municipalidad, ya que desde el mes de Junio de cada año los conmina, bajo responsabilidad, a preparar su borrador de presupuesto operativo, que incluya los gastos que irrogan los haberes del personal a su cargo, el mobiliario y los útiles, además de movilidad y todos los gastos operativos que requiera cada unidad para la mejor realización de sus funciones. Entre los mese de Agosto y Setiembre se juntan todos y se trata de elaborar un presupuesto general, que además deberá incluir las obras a realizar, con sus costos detallados al mínimo. Normalmente, demoran de tres a cuatro semanas los ida y vueltas de dichos informes y borradores, se consulta a la gerencia municipal y al alcalde si es cierto que ha ordenado se haga tal cosa, tal otra, como por ejemplo, que se ha aceptado la petición del jefe de fiscalización que ha dicho que si no le dan 20 efectivos más de lo normal para la época navideña y de fin de año, el distrito se convertirá en la nueva Gamarrita, parada incluida, de la ciudad. Al final, cuando ya todos se pusieron de acuerdo, la alta dirección dice HÁGASE y ya está, se pasa en limpio y se presenta en sala de regidores, para que la comisión de presupuesto lo revise, pida información adicional, chequee que ningún gerente se haga el gracioso pasando "cositas personales" como de interés municipal; muchas veces hay necesidad que el titular de cada área se presente en sala de regidores para explicar por qué esto, por qué no esto y a que se disipen dudas razonables de aparentes malos manejos. Finalmente y con el apoyo divino, en sesión de Concejo se aprueba el presupuesto y se le cede la posta al alcalde para que ordene su publicación. Eso es lo ideal, pero resulta que muchas veces llega la víspera de navidad y no se ha visto el humo blanco en la sala de regidores, quienes por el contrario, y debo decir que esto pasa muy poquísimas veces por cierto, le devuelven el fardo a la máxima autoridad con un papelito que dice: Naranjas, esto no pasa. Y ahí es cuando, en "cumplimiento sagrado de su deber" el señor alcalde se ve "obligado" a tomar la decisión de asumir la responsabilidad total y personal del mamotreto en cuestión y ordena, unilateralmente, la publicación del mismo. Este vacío, que la ley permite, conlleva un riesgo altísimo de que se ponga en ejecución un presupuesto con el que se pueda hacer cualquier cosa y, en donde, el cielo es el límite para el abuso del poder y el derroche presupuestario. Así que, por estas cositas y otras muchas más, sería necesario que empecemos a prestarle mayor atención a este "aburrido" asunto, de "responsabilidad ajena", que al final termina reventándonos en la cara.