sábado, 1 de octubre de 2022

Magdalena del Mar: El mejor candidato, el peor alcalde.

Las elecciones Municipales tienen que replantearse, desde su convocatoria, para poder asegurar una correcta elección, una verdadera representación y una buena Gestión. Los candidatos que se vienen presentando, al menos en Lima Metropolitana y sus distritos, nos dicen que algo estamos haciendo muy mal. Candidatos que se reinventan con nuevas promesas y mejores sonrisas, a los que ni siquiera se les debería haber permitido participar nuevamente, otros con hojas de vida impresentables y, la mayoría, haciendo gala de "desconocer mayormente" lo que implica la responsabilidad de una Gestión Municipal; pero allí están, muchos de ellos afilando sus largas uñas, preparando las licitaciones y contratos que luego entregarán al mejor postor, pero jurando que ahora sí se inmolarán en el nombre de su comunidad. 

En Magdalena del Mar tenemos a un candidato, de cuya honorabilidad no me puedo ocupar porque, personalmente, no tengo pruebas en su contra y la justicia no parece tener muchas ganas de ocuparse del tema, pero sí puedo referirme, por responsabilidad Ciudadana a su gestión pública, me preocupa que en 16 años de administración (4 períodos consecutivos) no solo no hizo nada realmente bueno por el distrito, sino que eliminó cualquier posibilidad de desarrollo integral de nuestra comunidad. Sí claro, maquillaje por aquí, parquecitos por allá, favorcitos especiales con nombre propio y mucho circo, ciertamente bullanguero y costoso, pero que destruyó el distrito con una permisividad, que no puedo llamar delictiva pero sí, apañadora e inconsecuente con lo que juró al asumir el cargo en cada uno de sus cuatro períodos, al permitir, avalar y sostener, el caos urbano que ya empezó a pasarnos las facturas de una irracional explotación del suelo urbano, un peligroso desborde poblacional y la consecuente saturación de las redes de servicios públicos, incompatible todo ello con una calidad de vida ciudadana de adecuado nivel y con el beneficio único y exclusivo de unas cuantas empresas inmobiliarias, que valgan verdades la única culpa que tienen en este caso, es el haber aprovechado las puertas y las ventanas que se les abrieron, indebidamente, de par en par.

En esos 16 años de su administración, pasamos a la cola de los distritos modernos de Lima central, recibimos el descarado avasallamiento de un distrito vecino que cada día avanza más en sus pretensiones de expropiarnos buena parte de nuestro territorio; perdimos, por otro lado,  valiosas oportunidades de crecimiento, cuyas verdaderas razones algún día saldrán a la luz. Se favorecieron zonas y sectores en busca del apoyo electoral permanente que nos han enfrentado unos con otros y que han sido la causa real de la desaparición de nuestra Identidad Ciudadana, del respeto, el cariño y la defensa de lo nuestro. Candidato que ahora se vuelve a presentar rodeado de una costosísima y atractiva parafernalia, que se insinúa  como el redentor claro, luego de una gestión que pareciera realizada a propósito para renovarle simpatías y esperanzas a este candidato reincidente, por la pésima calidad de la misma y cuyos increíbles errores convierten cualesquier futura gestión en una maravilla.

El candidato al que me refiero ha acumulado una cantidad considerable de denuncias, hay un reguero de malos indicios en el manejo presupuestario municipal, la correcta administración y el despojo de derechos laborales, pero nada se ha probado fehacientemente y lo que llama profundamente la atención es que nadie ha presentado denuncias serias y fundamentadas que permitieran abrir una profunda investigación.

Nos preocupa, a los Magdalenenses libres de su influencia y sus favores, por ejemplo, que la desproporcionada campaña electoral realizada no haya despertado la curiosidad y la duda razonable de la comunidad y los organismos electorales y que luego tenga que ser "devuelta" con intereses. No es correcto el derroche realizado, no sí las intenciones son buenas; se contradice, en todo caso. con las reales posibilidades de un candidato normal. 

Ya todo está consumado, probablemente, y podría ser que nuestra comunidad Magdalenense vuelva a cometer el error de equivocarse, pero no quería, por cobardía o facilismo, dejar de verter mi opinión, muy personal, sobre este asunto tan grave. Su nueva elección sería catastrófica. Sólo queda pedir que Dios nos ayude.