sábado, 15 de mayo de 2021

Las Gestiones Municipales

 ¿Qué hace que una Gestión Municipal sea considerada exitosa o desastrosa? Tal vez, ¿Que haga obras, aunque sea a costos inflados? ¿Que gane premios porque cumplió con gastar el 100 % del presupuesto asignado, aunque lo realizado no sea necesario ni esté bien hecho? ¿Que su territorio se vea ordenadito, arregladito y se vea simpático, aunque las cuestiones importantes se sigan pateando a futuras gestiones? ¿Que aparezca en todos los medios (pagados) posibles como una gestión exitosa, aunque en la realidad esté lejos de serlo? ¿Que los vecinos y sectores más bullangueros y normalmente quejosos, se mantengan tranquilos, pero a cambio de prebendas personales a sus líderes o dirigentes impuestos? ¿Que las normas y prohibiciones sean las mínimas posibles, como para que nadie "se sienta presionado" y así no haya reclamos? ¿Que no se moleste al vecino con la exigencia del pago de los servicios públicos realizados, aunque no haya dinero para pagar ni la planilla de funcionarios y empleados ni a los proveedores? ¿Que no se generen enemigos internos ni externos y sí más bien, se tapen estropicios de otras gestiones, para recibir la misma "consideración" luego, en un círculo perfecto de tu me apoyas, yo te apoyo? En resumen, ¿Que se dejen las cosas como se recibieron, ya que con no empeorarlas, es bastante? Muy difícil responder a estas preguntas. 

La autoridad municipal en ejercicio, sea cual fuere su origen: que haya sido electo por arrastre, electo como el mal menor, electo por ser el más simpático, con apellido que suena bien, o electo por haber regalado más almanaquitos, lapiceros y cajitas de fósforos, además de polos y viseras, debería tener y así lo señala la Ley, como objetivo, único y excluyente, el de velar por el desarrollo integral de su comunidad, que incluye el territorio y los vecinos, buscando el beneficio general, al menor costo y con la mayor eficiencia posibles. ¿Es mucho pedir? Por supuesto. Pero entonces aquí es en donde debemos preguntarnos: ¿No sería conveniente que la autoridad y grupo de regidores que elijamos para que ADMINISTREN EFICIENTEMENTE nuestro Municipio, sean los mejores candidatos, con formación académica mínima necesaria, con experiencia laboral mínima requerida y con una hoja de vida sino blanca, al menos perla? Sí pues, es muy difícil y hasta aburrido por ejemplo, exigir y asistir a debates, leer las hojas de vida de todos los candidatos, analizar y comparar los planes de gobierno municipal de cada postulante y conversar entre los vecinos de cada sector organizado de nuestro distrito. En fin, es bastante difícil hacerse responsable del próximo gobierno municipal. Lo que normalmente hacemos, más bien, es permitir que continúe el deterioro constante del nivel de calidad de vida de nuestras comunidades, con personas al frente que, debiendo dejar su vida en el cumplimiento de las funciones y atribuciones confiadas, no hacen nada bien pero cobran sueldos como los mejores, sin la existencia de una organización vecinal, como les gusta y necesitan los malos alcaldes, vecinos ignorantes de lo que sucede en el ejercicio de la función de sus autoridades.

Queda, entonces, el alcalde y su concejo de regidores, solos con su soledad y, claro, con sus intereses particulares y, aunque en el mejor de los casos, el alcalde sea voluntarioso, que no roba mucho y, además, sea buena gente, su gestión será muy pobre, porque carece de lo más importante, el consenso, el apoyo, la fiscalización y la responsabilidad compartida, que certifiquen una BUENA GESTIÓN.

Por graves deficiencias en nuestra formación ciudadana, elegimos mal, nos hacemos a un lado durante el ejercicio de la gestión y reclamamos sólo cuando los errores cometidos nos afectan directamente. Carecemos, entonces, de IDENTIDAD CIUDADANA, que se traduce en que mi distrito no me importa, me importa mi casa, a lo más mi cuadra y que el resto se acomode como pueda; de CULTURA DE PAGO, ¿Pagar los tributos municipales? ¿Para qué? Si no están haciendo nada bueno y que ya vean de dónde sacan el dinero necesario; de ORGANIZACIÓN CIUDADANA ¿Organizarme vecinalmente y participar y apoyar en la elección de las Juntas Vecinales?¿Para qué? Si la antipática de enfrente me cae chinche y el sinvergüenza del costado pone su radio a todo volumen en las noches. No, ni hablar; carecemos también del sano y necesario ejercicio de la FISCALIZACIÓN, que es la necesidad de exigir la total Transparencia de la Gestión y el que nos muestren las cuentas, lo recibido y lo gastado, cómo se recibió, de quién y en qué se gastó. Y, finalmente, ignoramos los derechos y responsabilidades que como CIUDADANOS de una comunidad nos corresponden, es decir, no somos conscientes de que nos asisten unos DERECHOS URBANOS, que el día que aprendemos a ejercerlos, viviremos mucho mejor, casi decentemente.

miércoles, 12 de mayo de 2021

Llegó la OLA CICLÍSTICA

Como resultado de la necesidad de contar con ciudades más humanas, menos contaminadas y más accesibles al transporte personalizado se ha producido, estimulada por la pandemia, una suerte de OLA CICLÍSTICA espontánea, lo que sería muy beneficioso para las comunidades y sus residentes, pero resulta que nuestras ciudades y su infraestructura, no están convenientemente preparadas para su llegada. En forma paralela y también sin la debida planificación, se han iniciado proyectos de recuperación o expansión de los espacios públicos para peatones, lo que ha generado un problema serio de prioridades y preferencias. En los nuevos espacios públicos logrados se están produciendo peligrosas situaciones por el uso simultáneo de los mismos, por peatones y ciclistas. La ausencia de la señalización adecuada, la falta de conocimiento del uso correcto de la bicicleta y la indiferencia o incapacidad municipal ante los hechos terminará, a punta de accidentes no deseados pero previsibles, por desalentar el uso de la bicicleta o el uso de dichos espacios por los peatones, lo que marcará el fracaso de esta nueva y atractiva experiencia urbana.

El uso intensivo de las bicicletas recreativas o de transporte en una ciudad, requiere de canales de circulación adecuados, que cuenten con la señalización respectiva y un mantenimiento permanente, además de la provisión del mobiliario urbano necesario, iluminación adecuada y especiales zonas de parqueo y seguridad. Se requiere, así mismo, del registro obligatorio de las unidades de ese tipo de transporte para garantizar la calidad y procedencia de las unidades ciclísticas, la seguridad de los peatones y de los propios ciclistas ante un eventual accidente, así como  para resguardar la propiedad de esas unidades de transporte. 

Apoyar la masificación del uso de la bicicleta, como medio de transporte y recreación, en épocas especiales como la que estamos atravesando, debería ser una iniciativa municipal. Los  atropellos o accidentes personales, por leves que fueran, así como la sustracción o robo de bicicletas también constituirían, por tanto, responsabilidad municipal. Entonces, ¿Por qué no adelantarse a los hechos y diseñar Políticas para el Uso Masivo de la Bicicleta, que incluyan los reglamentos, los registros de propiedad, las escuelas de ciclistas, la adecuación de la infraestructura vial y todas las disposiciones que tuvieran que ver, ya no solo con la peatonalización, sino también con la ciclistización de nuestras ciudades.

Hay que señalar, por otro lado, que el uso masivo de la bicicleta como medio de transporte personal es una tarea metropolitana, no lo es de manera alguna, distrital. Algunos ciudadanos bien intencionados están presionando a sus autoridades locales para la implementación de ciclovías en sus distritos, sin entender que todo tipo de vía, para que cumpla su cometido, debe tener continuidad, es decir no sólo debe cubrir los espacios internos, sino que debe prolongarse a través de los distritos circundantes y eso sólo se puede hacer si es que se implementara un Proyecto Metropolitano Integral de Ciclovías, que determine en qué calles o avenidas, de cada distrito, deben habilitarse las mismas, para garantizar su adecuada continuidad. Lo contrario es un gasto inútil del presupuesto local. 

La ciudad de Lima, como muchas provincias del país, son escenarios ideales para la masificación del uso de la bicicleta, por el clima y la topografía. Además de preservar el medio ambiente, contribuye con la salud preventiva personal por el ejercicio realizado, por lo que su uso debería ser una prioridad municipal. Existen distritos con áreas adecuadas y suficientes, por otro lado, para la implementación de espacios ciclísticos para la práctica recreativa o competitiva. Los existentes parques lineales, las amplias bermas centrales permiten el establecimiento de circuitos cerrados, sobre las franjas comprendidas entre los carriles de circulación automotor  y el área verde; por otro lado, en las áreas con frente al litoral, como las que corresponden a los distritos de Chorrillos, Barranco, Miraflores, San Isidro, Magdalena del Mar, San Miguel y el Callao, se podrían habilitar en forma conjunta y con un proyecto progresivo, extensas ciclovías de dos o más carriles, así como espacios para competencias reguladas de circuito BMX y similares. 

En fin, el uso de la bicicleta  es una moda que ya llegó para quedarse; tenemos dos opciones, aprovecharla al máximo y convertirla en una herramienta del desarrollo o permitir que se convierta en un problema ciudadano más.