Hoy se cumplen 185 años de creación de la provincia de CHICLAYO y las cosas no andan bien, por muchas razones, pero sobre todo porque
nunca nos hemos puesto de acuerdo en lo que hay que hacer. Nunca se estableció
claramente el objetivo al que deberíamos dirigirnos, nunca se determinaron las
políticas ni estrategias que nos llevarían a ello y, si se avanzó algo en ello,
la sucesión de diferentes y pésimas gestiones tiraron por la borda toda buena
iniciativa, que siempre han concluido en tremenda frustración. Y mientras nos hemos
esforzado demasiado en buscar culpables, no reparamos que tiempo y
oportunidades no nos sobran y que si no actuamos ahora seguiremos descendiendo
en el ranking más importante que existe, para nosotros, el de nuestra propia DIGNIDAD e IDENTIDAD CIUDADANAS. Nadie nos va a dar las soluciones, ni mucho menos van a llegar
solas, su diseño, implementación y desarrollo, están en manos de todos los
chiclayanos, de nacimiento, corazón y, por supuesto, por adopción. Somos una
sola y gran familia pero tenemos una larga historia de desencuentros, pleitos y
menosprecio mutuo. Sí claro, las autoridades que se han venido sucediendo en el
cargo principal de gobierno de la ciudad han sido bastante malas, pero la culpa
de ello es compartida, por los que se quedaron, por los que nos fuimos y por
los que estando allí o afuera, flotan, en la despreciable nube del “mayormente
desconozco”, no sé o, peor aún, no me importa. No tenemos IDENTIDAD CIUDADANA,
no existe la CONCIENCIA CÍVICA, y el PRINCIPIO DE AUTORIDAD, terminó sepultado
con el último alcalde preso. Hasta aquí los lamentos. ¿No hay nada qué hacer?
Claro que sí. Es hora de voltear la página y empezar de nuevo. Nunca mejor que
ahora, porque cuando las cosas están peor y, literalmente en el piso, es el
mejor momento para empezar a construir. Pero ojo, necesitamos un proyecto de mediano
y largo plazo, un plan de trabajo que sea sostenido en el tiempo y que al ser
consensuado entre todos los ciudadanos tenga el valor y el peso necesarios para
evitar que nos perdamos en el camino y, por supuesto, la seguridad de su
continuidad y culminación.
Tiene usted, señor alcalde, el enorme reto de ser el fundador
del NUEVO CHICLAYO, pero para ello debe renunciar a algunas cositas, tan
llamativas como insignificantes, por ejemplo, el aplauso del logro inmediato y
la satisfacción de la cosa terminada. Porque sí, porque es necesario que lo que
usted haga en estos momentos, se vea, brille y agradezca, recién en los
próximos 15 a 20 años, no antes. Entonces está usted ante la disyuntiva de
seguir trabajando para el efectismo o cambiarlo por la eficiencia y la
efectividad. Necesita usted, por supuesto, renunciar a su activa posición
político partidaria, cambiándola por la camiseta de la ciudad. Necesita usted,
convocar a todas las fuerzas vivas, ahora medio soñolientas, de la ciudad,
profesionales, técnicos, instituciones, empresas y ciudadanos de a pie, para
ponerse de acuerdo en qué es lo mejor que se puede hacer por la ciudad. Empezando
por preguntar, decidir y empezar a trabajar, por el tipo de ciudad que los
chiclayanos queremos, necesitamos y podemos conseguir. Y sí pues, estarán
algunos de los antipáticos de siempre, los criticones de toda la vida, los
buenos para nada, pero entre ellos habrá, también, muchos ciudadanos
sorprendidos por la convocatoria y alegres y dispuestos a poner el hombro.
Tenemos una tradición de NO INCLUSIÓN, de segregación, de hasta desprecio y
fobias gratuitas, que han negado ciudadanía
a las sucesivas olas migratorias que como importante centro urbano de la costa
norte del país, hemos recibido en nuestra larga historia y eso sólo nos ha
causado daño, porque hemos formado colonias resentidas, de personas dispuestas
a torpedear cualquier atisbo de desarrollo, lo que nos merecemos por no haber
sabido vivir bien y no haber dejado vivir bien. Bueno pues, es hora de reclutar
a todo el mundo y hablarles claro y fuerte que quienes no empujen para el mismo
lado serán, ya no ignorados, sino expulsados de nuestra hermosa ciudad y
quienes sí lo hagan, serán copartícipes del paraíso terrenal, que siempre
fuimos, pero nunca nos lo creímos ni pudimos disfrutar de él.
La política, como se aplica en el país, señor alcalde, husmeando,
entrometiéndose y corrompiendo la cosa municipal, es lo peor que nos ha podido
pasar. Esa caricatura de gobierno ciudadano que hemos sufrido durante demasiado
tiempo ha envilecido la institución municipal, ha corrompido demasiadas
personas y ha desangrado nuestros famélicos presupuestos. Las querellas, los
desencuentros y los pleitos de las cúpulas partidarias nos han enemistado con
personas valiosas que por vestir otra camiseta (impuesta) no saben ni pueden
jugar en equipo. Devuélvale la dignidad al gobierno municipal deponiendo sus
intereses partidarios e invite a colaborar a todos los CHICLAYANOS para recuperar
la prestancia y calidad de vida a nuestra ciudad. No tema pedir ayuda, sólo el
soberbio y los imbéciles creen que solos todo lo pueden y no es así. No, sobre
todo, en el tema de la GESTIÓN MUNICIPAL. Si no hay buena, completa,
transparente y fluída comunicación entre autoridad y ciudadanía y no existe una
participación compartida en todo acto de gobierno, no hay forma de sacar adelante
ningún tipo de proyecto.
¿Tenemos un PROYECTO INTEGRAL DE DESARROLLO URBANO para
Chiclayo? ¿Sí? ¿Actualizado? ¿No?, entonces ¿cómo puede usted fungir de
autoridad municipal si no sabe qué es lo que hay que hacer? ¿Sabe la ciudadanía
hacia dónde se dirige la nave que usted, eventualmente comanda? ¿Sabe usted si
la misma ciudadanía está de acuerdo con ello? ¿Cuenta usted con el apoyo total
de los ciudadanos y no solo el de sus allegados y ayayeros? Muy bien, si nada
de eso tiene, sepa usted que no es del todo su culpa, pero sí es su total responsabilidad
enmendar errores, pero tiene que hacerlo YA.
Tiene usted dos años y medio del período de gestión
encomendado, tiempo suficiente y necesario para armar un excelente proyecto
para Chiclayo. Nuestra ciudad tiene todas las ventajas y fortalezas que pudiera
desear una comunidad urbana; desde privilegiada ubicación, excelente clima, increíbles restos arqueológicos,
preciosas áreas de interés turístico, cercanía marítima, grandes áreas de
expansión, hermosas tierras agrícolas circundantes, tradición comercial y empresarial,
buenas universidades y, sobre todo, las mejores personas del país, entonces, ¿por
qué no se decide a pasar a la historia de nuestra ciudad como el alcalde que
tuvo la VISIÓN de hacer lo que se tenía que hacer?
No tendría usted que
renunciar a nada importante, tendría usted que armarse de CHICLAYANIDAD y proponer
el NUEVO PACTO SOCIAL, EL ACUERDO COMUNITARIO,
de hacer de CHICLAYO la ciudad que siempre mereció ser y, su ejemplo personal
de desprendimiento, servirá para que las tres o cuatro inmediatas y sucesivas gestiones
trabajen, necesariamente, en el mismo proyecto que usted inició y al que todos los CHICLAYANOS necesitamos verlo concluido.
Resulta, señor alcalde, que tenemos sólo 15 años hasta la celebración del
bicentenario de la creación de nuestra ciudad y en sus manos se encuentra la posibilidad de llegar a esa fecha como una ciudad
en donde de gusto vivir, desarrollada, sostenible y que sea un verdadero polo
de desarrollo nacional, o claro, la seguridad de
seguir como estamos. YA PUES.
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