Llegar a Lima, como extranjero con la ilusión de vivir mejor, sigue siendo una regla entre muchísimos sudamericanos, bastantes norteamericanos y algunos europeos.
Llegar a Lima para desarrollarse
profesionalmente y conseguir mejores oportunidades es una meta personal de casi
todos los Peruanos de provincia.
Pero también, llegar a Lima para hacerse rico, de cualquier forma, es una norma para todos los desgraciados, entre delincuentes, políticos profesionales y sinvergüenzas de cualquier parte del mundo, Perú y balnearios, incluido.
Dentro de 10 años llegaremos a
ese hito maravilloso de los 500 años de edad (Fundación) de nuestra gran Ciudad
y no sólo la acuciosa Mariana Alegre se pregunta, ¿CÓMO VAMOS? Sino que todos
los Limeños de nacimiento y adopción nos hacemos la misma pregunta, aún
sabiendo que la respuesta siempre será: Como lo esperábamos, como lo merecemos.
O sea, hasta las callangas.
Lima tiene muchos enemigos, todos
los conocemos y los dejamos hacer, cuando no los apañamos. Desde todos los
invasores profesionales de terrenos estatales hasta algunos constructores
inmobiliarios, que en ambos casos sólo buscan el beneficio particular,
aprovechándose de las necesidades imperiosas de conseguir una vivienda digna
por parte de una población desposeída que no tiene forma de conseguirla por su
cuenta. Pasando, claro, por autoridades y funcionarios corruptos y corruptibles
que miran para otro lado, mientras extienden la mano ágil para recibir la suya,
sin pensar en el futuro de la ciudad. Y aquí hablamos de autoridades
congresales, ministeriales y municipales, metropolitanas y distritales. Sí
pues, nadie se salva, por comisión u omisión, los señalo como culpables.
Pero el culpable principal es el
propio ciudadano, ese hipócrita que exige de los demás un voto consciente a la
hora de elegir, pero que no duda en darle el suyo al peor candidato pero que es
su amigo, su causa, su socio. Ese ciudadano hipócrita e inmoral que exige se
cumplan sus Derechos Urbanos, pero que se zurra en los derechos de sus vecinos,
actuando como si la ciudad le perteneciera sólo a él y a su familia, mascotas
incluidas.
Pero, oiga usted, ¿es que acaso todo
está mal en nuestra gran Lima? Pues no, gracias a Dios. Existen, todavía, LIMEÑOS que desean lo mejor para su ciudad,
que quisieran verla como la capital de América, que sueñan con vivir
decentemente, que hacen algunos esfuerzos para lograrlo, pero que,
lamentablemente, al chocarse con el primer obstáculo, reculan y se vuelven a
sus cuarteles de invierno a seguir rumiando su rabia. Y ESO ESTÁ MAL.
Podemos entender al delincuente,
al incapaz, al corrupto y hasta podemos disculparlos porque no les queda de
otra, porque ya están podridos, pero lo que no podemos perdonar es a quienes se
dan cuenta de lo que está pasando, saben lo que se podría hacer para mejorar
las cosas, tienen la capacidad para hacerlo pero les apesta lo que ven y no
opinan, no aparecen, no participan. Creo que ESO NO ES CORRECTO.
Vamos a ver, un fuerte grupo de
Limeños apostamos por nuestro actual alcalde, Rafael López Aliaga, pero el auto
denominado Porky se desvaneció entre los problemas urbanos, se achicó ante el
vendaval de reclamos y los buitres de toda laya. El señor López Aliaga podría
haber hecho mucho más, pero prefirió lo notorio antes que lo importante. No ha
atacado los verdaderos problemas, no ha resuelto lo que consideró demasiado
grande, prefirió el efectismo y lo decorativo. No ha empezado lo que sabe que
no va a terminar y no ha ejecutado proyectos, que estaban listos y eran
excelentes, pero que no eran de su cercanía y hermandad, al menos, ESO ES LO
QUE PARECE.
Se dice que un alcalde no debería
ser un empresario, porque no tiene la menor idea del tema social, yo discrepo
de ello. Un buen Empresario, sabe que en una empresa que se respeta, su mayor
activo es el Capital Humano, las personas; y por ello es que las mejores ideas,
proyectos y acciones de ese líder deberían ser en favor de esas personas, es
decir, de los CIUDADANOS.
Pero en estos últimos años no ha
sido así. Una Ciudad, que por ubicación, clima y conectividad debería ser la
Gran Capital se ha ido hundiendo en un verdadero CAOS URBANO. Sí, las gestiones
anteriores han sido funestas, pero precisamente por ello, ¿no hubiera sido más
fácil, enmendar rumbos y empezar a hacer las cosas como es debido?
Nuestra hermosa LIMA ha sido
muchas Ciudades, desde LA CIUDAD DE LOS REYES (Francisco Pizarro dijo), LA
CIUDAD HORRIBLE (Sebastián Salazar Bondy afirmó), LA CIUDAD DE LOS PERROS
(Mario Vargas Llosa sugirió), LA CIUDAD DE LOS REYES, DE LOS CHÁVEZ, DE LOS
QUISPE (Rolando Arellano insinuó), LA CIUDAD DE LOS GALLINAZOS SIN PLUMAS
(Julio Ramón Ribeyro explicó) y, ahora sin duda, LA CIUDAD DE LOS BUITRES (la
realidad nos confirmó); pero en esa debacle urbana y a despecho de sus
problemas, Lima sigue siendo maravillosamente tuya, mía, nuestra, por miles de
cosas, vivencias y hasta problemas, porque en el fondo sabemos que esta mala
racha pronto ha de terminar.
Y si, en un arranque de locura,
el señor alcalde López Aliaga, se decidiera a reivindicarse en esta segunda
parte de su administración, ¿ya que todavía le faltan dos años para culminar su
período? Haciendo, digamos, lo que debió hacer desde el principio: Involucrar a toda la Ciudadanía en la Gestión
Municipal, convocar a la Asamblea Metropolitana de Alcaldes, de la conurbación
Lima-Callao, para trabajar juntos en un solo Proyecto Urbano, hacer gala de una
transparencia inédita y trabajar con la Ciudadanía organizada en el PROYECTO
INTEGRAL DE DESARROLLO DE LA GRAN LIMA, que incluyera un proyecto de ley para
desaparecer las 50 municipalidades de Lima-Callao y organizar una sola ALCALDÍA
MAYOR que asegurara el desarrollo consensuado y coordinado, armónico y
sustentable de toda la gran Lima, con un horizonte de 50 años. Suena como
trabajo de titanes, verdad? Sin embargo, el momento álgido en que se encuentra
nuestra ciudad capital es, probablemente, el mejor momento para empezar de
nuevo, desde cero.
Podríamos rajar hasta el infinito
del señor alcalde metropolitano, podríamos exigir su vacancia, podríamos
sugerir que lo metan al cilindro o que lo conviertan en salame, pero Lima,
nuestra Ciudad, no ganaría nada con ello. Por qué, más bien, ¿no trabajamos con
lo que hay en el momento actual y nos ponemos de acuerdo en la agenda y el
derrotero para los siguientes dos años?
Vamos a ver, señor Rafael López
Aliaga, alcalde de la Ciudad de Lima, levante usted la mano derecha y con la
mano izquierda en el corazón, repita: JURO POR DIOS, POR LA VIRGEN MARÍA, SAN
JOSEMARIA ESCRIVÁ Y POR LA CIUDAD DE LIMA,
que ya entendí y voy a cerrar con broche de oro la Administración que me
tocó presidir.
Y eso pasa por recolectar
información fidedigna a lo largo y ancho de la gran Lima, diseñar un
maravilloso pero sustentable PLAN URBANO y empezar a sentar sus bases para los
próximos 50 años. ¿Es mucho pedir? No creo, es lo menos que podemos exigir por
los 490 años de NUESTRA LIMA QUERIDA.
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