El señor alcalde del distrito de Miraflores, Carlos Canales, debe sentirse bastante incómodo ante la avalancha de críticas a una gestión que ya bordea los dos años y medio de los cuatro oficiales, transcurridos sin pena ni gloria. "Odiadores" e ignorantes en los aspectos técnicos los llama él, a los Ciudadanos que están cansados de sus aberraciones, de sus abusos, dudosas contrataciones, cuando no, estallidos emocionales. Y es que no se pueden conducir los destinos de uno de los distritos más icónicos de la gran Ciudad de Lima, Capital del Perú, en base a ideas pueriles, obsesión por lo moderno y llamativo, huachafo dicen muchos y a berrinches personales, propios de una manifiesta incapacidad de gestión.
Pareciera que el objetivo del señor alcalde hubiera sido, desde el principio de su administración, la de boicotear el bien ganado posicionamiento del distrito de Miraflores como un referente turístico de primer nivel de la Ciudad capital. Su escasa Visión Urbanística pero dotada de un apreciable presupuesto municipal, han propiciado una serie de errores que están convirtiendo al otrora distrito modelo en un collage de errores, habiendo deteriorado sustancialmente el nivel de calidad de vida de los Miraflorinos y, devaluado ostensiblemente, el valor de las propiedades involucradas.
Su obsesión por realizar obras de infraestructura, sin la planificación requerida, y menos, con la necesaria coordinación previa de ejecución, han convertido a Miraflores en algo así como una Ciudad bombardeada y sin amparo; no hay forma de transitar por el distrito con la fluidez y seguridad vial que siempre tuvo. A ello sumamos la inseguridad ciudadana, que claro, es un mal generalizado que las autoridades nacionales respectivas no han sabido manejar, pero que ameritaban mayor empeño y esfuerzo en controlarla a nivel local. Pero, desde la consentida pésima iluminación de los espacios públicos, que aunque es responsabilidad de la empresa proveedora de la energía eléctrica, es un trabajo de supervisión y fiscalización de la autoridad local, hasta la ausencia de un verdadero y funcional Plan de trabajo integrado entre el Serenazgo y la PNP, ha colocado a las familias Miraflorinas en las manos de la delincuencia.
Pretendidas obras que llamaran la atención y fueran premiadas con el aplauso, han fallado desde su concepción, colapsado en su ejecución y enardecido a la población. Sólo por mencionar las últimas, su bastante costosa nueva avenida Comandante Espinar, ya culminada pero con docena y media de errores por subsanar, es uno de sus más grandes desaciertos. Al respecto, nuestro gran Urbanista Augusto Ortiz de Zevallos hace un risueño, pero lamentablemente cierto, comentario: "SENTARSE EN LAS BANCAS INSTALADAS EN LA AVENIDA COMANDANTE ESPINAR ES PARA INHALAR ESCAPES DE CARROS", habida cuenta que han sido colocadas a borde de vereda y con frente a la pista y remarca, "ES UN PROYECTO INGRATO Y FEO CON GANAS".
Su lealtad político partidaria, antes que su compromiso con su ciudad, lo ha llevado a pintar, indebidamente, de celeste esa otra gran obra, un Puente Peatonal entre Miraflores y Barranco, que tiene la pretensión de ser el nuevo ícono turístico del litoral limeño. Obra cuya ejecución ha sido un suplicio durante muchos meses para los automovilistas que transitan por la Costa Verde, con demasiadas interrupciones, marchas y contra marchas pero que, contra viento y marea, se está concluyendo, bastante tarde y con dudosa proyección de éxito.
Finalmente, mencionamos el apacible Óvalo Bolognesi, al que con un presupuesto de 5 millones de soles quiere convertirlo en un espectáculo de agua y hologramas, retirando palmeras y vegetación y sumando un espectáculo de chorros de agua y luces de colores; al respecto el mismo Urbanista Augusto Ortiz de Zevallos ha comentado: "LO QUE NOS FALTABA, UNA MIRAFLOWERS CON ESTÉTICA DE CASINO IMITACIÓN LAS VEGAS. A HUACHAFEARNOS, NIVEL YA NO YA".
Ya en el otro lado, en el tema administrativo, la unidad de investigación de el diario El Comercio, ha revisado más de 30 procesos de selección para obras viales adjudicadas a través de licitaciones o adjudicaciones simplificadas entre el 2024 y el 2025 en el distrito de Miraflores, encontrando que dichas empresas, detrás de las obras contratadas, habían sido recién creadas, estaban endeudadas, pero aún así, recibían múltiples contratos. Hechos que tocará revisar al Poder Judicial y determinar si usted tiene o no, responsabilidad en ello, con el correspondiente beneficio económico personal.
En resumen, señor alcalde Canales y, disculpe usted la pregunta, no le importa pasar a la Historia Municipal de Miraflores, como el peor alcalde que ha recibido el honor y la responsabilidad de gestionar su desarrollo?, triste título que está siendo ratificado con sucesivos plantones vecinales, que se siguen produciendo semanalmente, que mediante infantiles medidas, alguien de su leal entorno ha intentado boicotear, como contratar DJ con inmensos equipos de sonido para contrarrestar los gritos de los Miraflorinos manifestantes en las puertas del palacio municipal, o en el siguiente plantón, intentar desnaturalizar, a decir de los propios manifestantes presentes, la naturaleza y objetivo de dichos plantones, sembrando señoritas con carteles de partidos comunistas que nada tenían que hacer allí y que luego los partidos involucrados han reclamado por el atrevimiento de tomar su nombre para esa pretendida protesta partidaria.
Tiene usted el tiempo suficiente para rectificar su proceder señor alcalde. Se lo debe a los electores que confiaron en usted, pero sobre todo, se lo debe al distrito de Miraflores.
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