jueves, 8 de junio de 2023

¿Cómo les va a las nuevas autoridades Municipales?

A casi 6 meses cumplidos, para un período de 4 años de administración municipal, la respuesta tendría que ser, MAL, PERO MUY MAL. Salvo honrosas excepciones y chispazos de buen proceder, las más de 1,800 municipalidades del país se encuentran en el limbo. Entre algunas autoridades que no saben por dónde comenzar, porque nunca tuvieron claro de que se trataba eso de LA GESTIÓN MUNICIPAL o porque todavía no encuentran la forma clara y precisa de cargarse los presupuestos, que para eso postularon y las otras, que ya empezaron a despacharse las partidas presupuestarias a su regalada y antojadiza gana, nuestras Ciudades y Comunidades Urbanas, se encuentran sumidas en la inercia o total abandono.

Vamos a ver, empecemos por reconocer que el proceso electoral municipal es un chiste, postula quien sea, como sea y con la plata del que sea. Que se traduce en que el nulo conocimiento y la poca capacidad, terminan asociándose con auspiciadores angurrientos, que luego reclamarán "su inversión", a la buena o a la mala. Pasamos luego a la votación ciudadana, que es tan graciosa como irracional: Ese es bonito, Esa es sexi y ya está, tenemos ganador/a. Nadie, ni las autoridades electorales competentes ni los ciudadanos, exigen el debate, la presentación de propuestas serias, ni siquiera los antecedentes reales de los competidores y sus equipos de regidores y las elecciones, salvo otra vez las excepciones, terminan siendo más de lo mismo o peor que la anterior.

Se inicia la administración y los entrantes ni siquiera piden cuentas de lo recibido a la gestión anterior, o porque ellos mismos han sido los esperados para cubrir el mal proceder de los que salen o, en la necesidad de subsistir, se cubren para, tampoco, ser auditados cuando se retiren, en una clara práctica de, Entre gitanos no nos vamos a leer la suerte.

En las últimas décadas, la politiquería peruana y sus engendros, los partidos políticos,  se han repartido la torta municipal con malas prácticas, sucias maniobras y no pocas convenientes engrasadas a los supuestos regidores opositores, que entran como leones heridos y terminan como corderitos mimados, al servicio del ganador de turno, claro.

Pero, ¿es tan difícil exigir que postulen buenos candidatos y que se elijan solo a los mejores? Pues, no. Es sencillísimo. Claro, siempre y cuando exista la voluntad necesaria para ello. Sólo hay que ponernos serios y exigir el cambio de algunas cosas. Por ejemplo, por una razón absurda e inexplicable, puede postular a una alcaldía, cualquier ciudadano peruano, mayor de edad. Requisitos: Ser peruano con DNI, sin condena penitenciaria y vivir, o decir que vive por lo menos, dos años seguidos en la provincia y distrito por los que postula. Y ya está. No importa si no sabe sumar ni con los dedos o si es el más tramposo del barrio. Esos no son requisitos vociferará su jefe de campaña. De allí a aliarse con las empresas que tienen intereses a futuro, hay un paso y luego de 10 licitaciones o 20 licencias amañadas de por medio y ya saneada la deuda personal adquirida en campaña, lo que sigue es hacer caja para la jubilación anticipada del suertudo electo.

Y los señores ciudadanos, qué dicen? Al parecer, mayormente desconocen todo y luego, ya en el ejercicio del cargo del susodicho elegido, a los Ciudadanos solo les quedan dos opciones, callar y bajar la cabeza, mientras se reciben palmaditas en el hombro, lonchecitos de vez en cuando y condecoraciones inventadas o, convertirse en los malos de la película, los quejosos de siempre y los inconformes de toda la vida, como suelen llamarnos a los que no nos gusta quedarnos calladitos. 

Y sí pues, estamos mal y seguiremos peor, hasta que los propios Ciudadanos decidamos tomarnos en serio a nosotros mismos y nos hagamos responsables de nuestras Ciudades.

Por ahora, basta que entendamos que LOS ALCALDES Y LOS REGIDORES ELECTOS no son más que empleados temporales, contratados por un patrón que es EL CIUDADANO y que a cambio de un generoso sueldo o dieta, deberían inmolarse trabajando por la Comunidad a la que han jurado SERVIR. Sí pues, habrá qué pensar CÓMO HACEMOS PARA QUE ELLO SE CUMPLA.


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