domingo, 9 de mayo de 2010

Los presupuestos participativos municipales

A partir del año 2007 se inició una práctica que permitiría acabar, al menos en lo que a algunos montos correspondía, con la corrupción y el robo de los dineros municipales, me refiero a los Presupuestos Participativos que con gran pompa, esperanza y demasiada publicidad, se señalaron como una victoria ciudadana sobre el libre, alegre y desbocado manejo de las arcas municipales por parte de las autoridades de turno.

¿Qué es un Presupuesto Participativo?
"Es un instrumento de política y a la vez de gestión, a través del cual las autoridades locales, así como las organizaciones de la población debidamente representadas, definen en conjunto, cómo y a qué se van a orientar los recursos, teniendo en cuenta los Objetivos del Plan de Desarrollo Estratégico o Institucional, según corresponda, los cuáles están directamente vinculados a la visión y objetivos del Plan de Desarrollo Concertado". Lo que en cristiano significa que las autoridades municipales se juntan con los representantes de los vecinos para determinar qué obras son las que se van a realizar y cuál es el monto que se va a gastar en ellas, así como el tiempo en que se van a ejecutar. Todo, toditito con la supervisión y aprobación final de los propios vecinos.

¿Cuáles son los objetivos del Presupuesto Participativo?
1. Promover la creación de condiciones económicas, sociales, ambientales y culturales que mejoren los niveles de vida de la población y fortalezcan sus capacidades como base del desarrollo, posibilitando acciones concertadas que refuercen los vínculos de identidad, de pertenencia y las relaciones de confianza.
2. Mejorar la asignación y ejecución de los recursos públicos, de acuerdo a las prioridades consideradas en los Planes de Desarrollo Concertados y los Planes Sectoriales Nacionales, propiciando una cultura de responsabilidad fiscal, sobre la base de acuerdos concertados.
3. Reforzar la relación entre el Estado y la sociedad civil, en el marco de un ejercicio de la ciudadanía que utilice los mecanismos de democracia directa y democracia representativa generando compromisos y responsabilidades compartidas.
Esta herramienta de Gestión se presenta como la llave que abre la puerta del desarrollo integral de una comunidad, según sus propias necesidades, de acuerdo a sus propias expectativas y que finalmente realiza la transferencia del verdadero poder a la población organizada.

Bueno pues y ¿qué está pasando con los presupuestos participativos de los distritos de Lima por ejemplo? Cada una de las municipalidades ha implementado sus propios reglamentos mediante las ordenanzas respectivas; cada una de ellas, en honor y abuso de su autonomía ha creado su propio marco, es decir, sus propias reglas de juego. La pregunta es: ¿se cumple con los presupuestos participativos? Pues, NO, NO, NO. Los mencionados presupuestos participativos municipales constituyen la más grande burla a la norma, a los principios y, sobre todo, una tremenda falta de respeto a la ciudadanía. Y lamentablemente, como casi siempre, es la propia ciudadanía la que se entrega a sí misma en bandeja de plata, como primoroso chancho con manzana en la boca. Vamos a ver.

Se señala como requisito indispensable para participar en el proceso de elaboración del presupuesto participativo pertenecer a una junta vecinal, a un grupo vecinal organizado que pueda ser acreditado ante las autoridades respectivas. Aquí empieza la payasada. Salvo honrosísimas cuando no casi inexistentes excepciones, los vecinos que conforman las juntas vecinales son los ayayeros de las autoridades de turno, elegidos a dedo y obviamente consecuentes con su encargo. Sus funciones básicas son reventar cohetes a la gestión oficial y ayudar a distraer a los vecinos comunes y corrientes cuando sea necesario. Bueno pues, ellos mismos son los que se reúnen para elaborar el presupuesto participativo, son ellos entre los que se elige al Comité de Vigilancia y Control del Presupuesto Participativo, es decir los que deben fiscalizar el gasto, que las obras se realicen y que se hagan en el tiempo acordado. Pero si todos pertenecen a la misma pandilla, perdón, al mismo grupo, con los mismos intereses entonces, ¿quién va a fiscalizar? Por ello es que las obras que se aprueban son solo para algunos elegidos a los que se les deben los favores, los montos empleados no son los mismos que se han aprobado, las obras no tienen la calidad que deberían y las fechas se corren de acuerdo al gusto y necesidades de las autoridades. Por ejemplo, si necesito dinero para pagarle favores a los regidores para que me firmen tal o cual concesión, cojo el dinero de tales obras y pateo su realización para el próximo año, hecho que contará, por supuesto, con la anuencia, aprobación y firma de los sucesivos comités de vigilancia y control. La ignorancia de quienes avalan estas cochinadas no les permite ver que se están convirtiendo en cómplices de una evidente malversación de fondos y que aunque no les alcance la pena judicial por tal acción, si les cabe la sanción moral más grande posible.

Mientras los vecinos no se preocupen por sus propias cosas, mientras no vigilen y supervisen el uso de sus propios dineros, mientras no exista conciencia sobre la verdadera participación de los vecinos en la gestión de su propio desarrollo los presupuestos participativos seguirán siendo una de las burlas más grandes a la ciudadanía. ¿Conoce usted al presidente (a) de la junta vecinal que territorialmente le corresponde? ¿Han conversado entre ustedes sobre la priorización de las obras necesarias para su sector?, ¿Sabe usted cuál es el monto del presupuesto participativo del presente año para su distrito? ¿No lo sabe? Esta bien, no pasa nada. Que los alcaldes sigan robando a manos llenas, total lo que a usted le sobra es el dinero y el tiempo para mejorar su calidad de vida. Qué idiotas esos que creen que pueden decidir sobre su propio destino comunal ¿no? Qué risa dan.

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