martes, 27 de diciembre de 2011

Un error de arena

Lamento lo que acaba de suceder en la playa de La Herradura, Chorrillos. Las responsabilidades podrían ser lo de menos, porque la arena que el odioso mar se llevó había sido regalada, pero de todos modos, la intervención en un espacio público debió ser sometida a algunas consideraciones especiales. La alcaldesa Villarán cumplió con la inauguración del malecón ofrecido, pero "la Playa" lograda, con relleno de arena, fracasó. El arquitecto Ortiz de Zevallos no se salva de la sindicación de culpables porque debió prever el resultado para el maquillaje de último minuto, es más, diez días atrás, Ortiz de Zevallos aseguró que ello no iba a suceder. Cuando la premura por hacer algunas cosas se salta a la garrocha la prudencia y buena práctica constructiva, obviamente los resultados no son los mejores. En este caso ya se habían producido algunas llamadas de alerta y un estudio técnico serio previo, había determinado lo peligroso de colocar arena sobre las piedras, sin las consideraciones técnicas mínimas, la misma iba a ser barrida por el mar. Y así ha sucedido, por lo menos el 80% de la arena colocada simplemente desapareció. El que dicha arena haya sido obsequiada por la omnipresente Odebrecht brasileña no le quita seria responsabilidad al que cometió el error. Esperemos rectificaciones y enmiendas.
¿Qué pasó con la alcaldesa? Probablemente alterada por el tema de la revocatoria contra ella, se encuentra en estado pro activo y quiere hacer las cosas rapidito y con el mayor efecto posible. Es decir, de lo tan bien que empezó, con mesura, ausente protagonismo y dedicación al trabajo serio, se está convirtiendo en una persona nerviosa, ansiosa y, lamentablemente, poco juiciosa, de otra forma no se entiende lo sucedido. Se sabía que no se le puede robar playa al mar si no es que se realizan obras previas, si no crean las condiciones físicas necesarias para que el mar se retire por las buenas y seguras y que la playa mantenga el estado que de ella se requiere. Existía un estudio previo sobre esa misma playa, sobre la necesidad de colocar geotubos, de colocar espigones y otras tareas, que aunque advertidas no fueron tomadas en cuenta en ningún momento. Hasta la Marina había manifestado su opinión al respecto y no se le hizo caso. A veces, la soberbia nos hace resbalar. Por otro lado, la obra del malecón pareciera que responde más bien a una necesidad efectista que a una razonada solución. Más necesaria era la playa y luego el malecón, porque ahora, en lugar de bañistas y familias disfrutando de la playa y el mar, tenemos, como antes, encarrados jovenzuelos y otros no tanto, que han tomado por asalto los restaurantes, convirtiéndolos en cantinas al aire libre. Qué bacán.
¿Cómo rectificar? ¿Qué hacer para que las cosas no pasen a mayores? ¿Qué medidas tomar para que no se repitan hechos como el sucedido, en este y cualesquier otro gobierno municipal? Primero, reconocer el error, un grave error; de arena, menos mal, pedir disculpas, repartir responsabilidades y, de ser necesario, aplicar sanciones administrativas. Invitar a los que saben, a los que ya han estudiado el tema y a los que puedan hacerlo y trabajar un solo formato de recuperación o habilitación de playas para aplicar en toda la Costa Verde. Siempre se ha dicho que vivimos de espaldas al mar cuando tenemos el más extenso litoral y no hemos sabido aprovecharlo. La llamada autoridad autónoma de la Costa Verde debe estar conformada por un directorio de los alcaldes distritales de Chorrillos, Barranco, Miraflores, San Isidro, Magdalena del Mar, San Miguel y la alcaldesa de Lima Metropolitana que lo presida, que trabaje junto a un directorio ejecutivo conformado por tres profesionales notables y por varias comisiones de trabajo que contemplen todos los aspectos necesarios. La primera acción: recuperar playas, la segunda, facilitar el acceso mediante el transporte público y la tercera, volver verdes los acantilados. Después de ello, se puede trabajar la explotación de infraestructura turística, las viviendas multifamiliares para el nivel socioeconómico A, los malecones, las canchas deportivas, de uno que otro club naútico, los muelles, los funiculares, los puentes transparentes. La señora alcaldesa olvidó que lo primero era lo primero: el ciudadano de a pie.

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