martes, 13 de diciembre de 2011

Áreas Deportivas y Espacios Recreativos

Debido a las infrahumanas áreas que poseen los departamentitos, de la gran cantidad de proyectos multifamiliares en desarrollo y que tan caros se venden, se hace cada vez más necesario el tener un lugar en el que sin más limitaciones que un adecuado comportamiento, se pueda gozar del sol, del aire, de los espacios abiertos. Desde que los alcaldes distritales de la gran Lima decidieran que no debería quedar terreno sin edificación, que ningún proyecto que se aprobara estaba obligado a dejar un considerable porcentaje de área libre, como la norma y la razón lo exigian, nuestra ciudad se ha convertido en una sumatoria de paredones, pechito con pechito, que no albergan espacio o mínima área para que las personas sociabilicen, respiren libertad, o aire puro, aunque sea. Ayudados con la excusa de que los proyectos tipo mi vivienda están permitidos de ocupar hasta el 100% del terreno, para optimizar el uso del suelo en beneficio del usuario final, las infames autorizaciones de construcción municipal han permitido la edificación de verdaderos cajones para humanos, sin espacios libres, internos o externos, con bajísimo estándar de calidad de vida. ¿Y en dónde van a jugar los niños?
Es responsabilidad municipal la provisión de espacios libres, áreas de recreación pasiva y activa, así como de áreas deportivas. ¿Por qué entonces se andan preocupando, en primer lugar, en segundo lugar y también después, solo de las pistas, de ayudar a los amigos con sus licencias de construcción y, claro, de cobrar y cobrar? ¿Qué se necesita para que en lugar de más edificios, tipo bloque cerrado, cada proyecto nuevo tenga la obligación de dejar, sí o sí, un área libre, suficiente y necesaria, aunque sea para sus futuros y propios ocupantes? ¿Qué necesitamos para que cada proyecto multifamiliar, de área considerable, provea a la ciudad de espacios libres entre los bloques que lo conforman, para compartir con los demás miembros de la comunidad? Muy simple, ponerse los pantalones y no aceptar proyectos sin la debida cantidad de parqueos internos, por ejemplo, a razón de 1.5 por departamento, no vaya a ser que por que no tienen donde ponerlos, después nos quiten áreas externas para su estacionamiento, además de las suficientes y adecuadas áreas para recreación. Previamente, declarar de necesidad urbana, para el distrito, el uso adecuado de los espacios, mediante una ordenanza en donde se fijen, claramente y sin excepción alguna, los parámetros de construcción y adecuación territorial. Todo dentro de un marco metropolitano, lo que permitiría una mayor eficacia y eficiencia en el uso de los espacios urbanos trabajos en mancomunidad.
Si las llamadas juntas vecinales fueran realmente representativas, democráticamente elegidas y aceptado su liderazgo, si las reparticiones municipales correspondientes hicieran un trabajo a conciencia, motivador y promotor de formación ciudadana y si la pereza y desidia de los propios ciudadanos no compitiera, en desventaja, con Al fondo hay sitio o Magaly Medina, entonces podríamos vivir mucho mejor, casi como personas. Es penoso, ver por ejemplo, a grupos de pequeños, primero, mozalbetes después y pandilleros finalmente, que por falta de adecuados espacios recreativos y suficientes áreas deportivas, no han podido canalizar energías, corregir malos hábitos o contagiarse de los mismos, porque los padres, que trabajan todo el día no pueden ocuparse de ellos y, principalmente, porque el minúsculo departamento en donde viven los expulsa literalmente a las calles; a pelotear, en el mejor de los casos, o a ociosear y sacar de sí y, claro, de los demás, lo peor en urbanidad, convivencia y malos instintos. Pocas veces se trata el tema, muy pocas personas tienen la visión suficiente para darse cuenta del problema social que se está incubando, pero todo el mundo reacciona ante las consecuencias, cuando ya es casi tarde o, mejor dicho, imposible re-educar a nuestros niños y jóvenes. Y no hay derecho oiga usted. Todo el mundo repite la cantaleta de que los hijos no han pedido llegar al mundo, de que no han tenido capacidad de elección, pobrecitos dicen, bueno pues, y ya que están aquí, ¿por qué no hacemos lo posible para que no la pasen tan mal?

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