martes, 26 de julio de 2011

El Estadio Nacional y la infraestructura deportiva

El señor Alan García inauguró su estadio y el de sus amigos. Doscientos seis millones de soles y, como siempre, lo inauguró sin que estuviera terminado. No se ha aumentado la capacidad de espectadores, que se suponía era el objetivo, pero sí se ha dejado sin espacio físico, dicen que temporal, a las dieciséis federaciones de deportes que allí convivían, se ha anulado la pista atlética y algunas pozas de diversas disciplinas, pero eso sí, los palcos han aumentado y ya te puedes dar una encerrona con tus patas para asistir a un gran concierto musical. Bastante color y una aceptable fachada. El costo pagado, sin embargo, es excesivo, sin contar muertos y heridos; con ese monto probablemente se hubieran hecho varias decenas de lozas multideportivas en distintos barrios de la ciudad y se hubieran equipado otros espacios más para la práctica del deporte. Veamos el lado bueno, tenemos un buen escenario para todo tipo de espectáculos. Esa era la idea ¿o no? Queda flotando nuevamente la pregunta, al finalizar, gracias a Dios, su segundo gobierno, ¿no ha aprendido el señor García que las cosas se coordinan, se proyectan, se financian y ejecutan con la correspondiente supervisión y fiscalización? Mayormente desconozco, debe querer decir el señor presidente.

El otro tema es ¿cuál es la política de infraestructura deportiva para el país? ¿En verdad existe? ¿Y la municipal metropolitana? La educación y el deporte están íntimamente ligados y, mientras no tengamos buenos y suficientes escenarios deportivos, ninguna política educativa podrá tener éxito. Y es que, al parecer, es muchísimo más importante, para algunas de las autoridades y funcionarios, determinar cuál es el mayor presupuesto para una obra de infraestructura deportiva, que me pueda dejar un buen dividendo. Que si la obra en cuestión es la adecuada, la correcta para la ubicación geográfica y el entorno y si la misma resuelve una necesidad o vacío en la comunidad, no importa para nada. El señor García, auto denominado gran estadista y maestro de planificación estratégica, se equivoca si cree que nos ha regalado un escenario deportivo de maravilla, del primer mundo, como le gusta decir. Lo que nos está dejando señor García, es un gran problema. Nos ha anulado usted muchas posibilidades de desarrollo de los deportes que no son vedettes como el football; ha dejado usted en el aire, con la mayor descortesía de la que usted es capaz, a todas las otras federaciones. Y lo ha hecho entre grandes risotadas, entre el chocar de vasos de sus amigotes y se va usted como si nada, casi como diciendo, agradézcanme que este es el fruto de mi mejor esfuerzo. Por favor. Una economía rebosante y un índice educativo-deportivo de bajísimo nivel es el resultado de haber ninguneado al deporte formativo, ese que hace verdaderos atletas y no solo peloteros farandulescos. Áreas verdes, espacios libres, lozas multi usos, ¿era mucho pedir? No estábamos para pretensiones de colosos europeos, norteamericanos o australianos; solo canchitas, señor García, por ahora solo canchitas.

¿Qué podemos hacer entonces? Supongamos por un momento que los alcaldes distritales y, especialmente provinciales, se toman en serio la responsabilidad que por ley se les ha conferido. Es decir, hacerse cargo de la educación de sus vecinos, de acuerdo al nivel que les corresponde. Supongamos también que dentro de una jurisdicción provincial todos ellos trabajan con un único objetivo, un solo presupuesto y una sola super gerencia de obras. Supongamos finalmente que los vecinos y las comunidades en general tienen en sus autoridades a sus mejores representantes y que éstos se ocupan de hacer realidad los clamores y carencias vecinales. A la cabeza del IPD, importante ente que al parecer, sirve solo para organizar pachangas extra deportivas, le hace falta una visión de conjunto, un liderazgo que nazca de la capacidad y honorabilidad personales, una honradez y ética a prueba de balas y un compromiso a muerte con la labor encomendada. En definitiva, el señor Woodman no era la mejor carta para el cometido. Sí lo era para los intereses personales del señor García. ¿Responsables de que esto siga sucediendo? Los propios ciudadanos. La infraestructura deportiva en el país, en nuestras ciudades, será encarada de la mejor forma el día que los grupos de poder y su maquinaria mediática sepan acoplarse a las verdaderas necesidades deportivas de una comunidad en desarrollo, que no tienen nada que ver con grandes escenarios, que de deportivos solo tienen el nombre. Pero no lo van a hacer por cuenta propia. Habrá que obligarlos.

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