lunes, 31 de enero de 2011

Lima y la Seguridad Ciudadana

Seguridad Ciudadana es caminar por las calles de tu barrio, de tu ciudad, sin sobresaltos, con la tranquilidad de que nada te va a pasar, con la garantía de que tu casa, en donde quedaron tu familia y tus más valiosas pertenencias, están totalmente resguardadas de cualquier posible ataque de indeseables; saber que cuando tus hijos salen a la calle están totalmente seguros y van a llegar sin apremios a su destino. La Seguridad Ciudadana es, sobre todo, un derecho individual y una responsabilidad colectiva. Como miembro de una comunidad, organizada, debo poder habitar, trasladarme, trabajar, recrearme, realizarme plenamente, sin mayor limitación que la de mis propias capacidades, sin mayor temor que el rompimiento de las normas que yo mismo genere. Está comprobado que al margen de no sufrir, directamente, ningún tipo de ataque o amenaza, es necesario que no exista esa posibilidad, que mi mente tenga la certeza de que nada va a pasar, de que mi tranquilidad sicológica es a prueba de balas. Es atribución y responsabilidad, en el nivel de gobierno más cercano a mí, la municipalidad, el que los vecinos podamos vivir con ese tipo de seguridad total. Pero es mi obligación, como ciudadano, comprometerme decididamente con mi propio Proyecto Integral de Seguridad Ciudadana, para que el mismo sea convenientemente diseñado, implementado, supervisado y, de ser necesario, rectificado durante su aplicación.

Los problemas, cuando se dan o aparecen, pueden ser ignorados, minimizados o postergados, debido a la indiferencia, la desidia, irresponsabilidad y total falta de compromiso, o pueden ser enfrentados, con la férrea decisión de buscar, en forma conjunta y coordinada, la solución a los mismos. Pero ojo, está claro que unilateralmente, sea por el camino de la negación, de la contra violencia, de la norma o prohibición, de la exclusión o marginación, no se logra más que aumentar el problema. Es necesario que la comunidad en su conjunto, organizada y con la participación de sus propias autoridades, asuma el compromiso de abordar el tema desde sus raíces, que es la única forma de combatirlo. Todo Plan de Seguridad Ciudadana que se ha tratado de implementar vía la represión, la prohibición extrema, la anulación o recorte de derechos ciudadanos, a través de las fuerzas policiales o los cuerpos de serenazgo municipales, ha sido un rotundo fracaso, dejando en el camino mayores problemas, surgidos de rivalidades entre niveles de autoridad y más violencia, como respuesta a las incursiones policiales. Las pírricas victorias o los chispazos de éxito obtenidos a la fecha, en cuanto a Seguridad Ciudadana, no han durado en el tiempo, no han podido replicarse en otras áreas geográficas y no han generado más que tremendos gastos y mucha irritación y descontento en la ciudadanía.

Los vecinos, sujetos y objeto de un buen Proyecto de Seguridad Ciudadana, son los únicos que pueden proyectarlo. El mayor obstáculo existente para la elaboración e implementación de un buen proyecto reside en la negativa de los propios ciudadanos a participar y, más que nada, a comprometerse con él. Lealtades filiares mal entendidas, permisividad familiar, falta de cultura cívica, inversión de los valores cívicos y morales, son los primeros escollos que hay que superar para intentar realizar un verdadero diagnóstico de situación de nuestro problema de inseguridad ciudadana. Reconocidas las faltas, las fallas o ausencias, lo que se requiere luego es la llamada a una mesa de trabajo entre los propios ciudadanos, las autoridades de gobierno local, las fuerzas del orden y los representantes educativos y culturales de la comunidad. Todos ellos liderados, temporalmente por un ente coordinador o facilitador conformado por los mismos vecinos. Aquí es donde empiezan las discrepancias. Se considera que todo proyecto de este tipo debe ser asumido, liderado y elaborado por una autoridad, sea municipal o policial, incluso ministerial. FALSO. Quienes tienen los problemas son los vecinos, entre los que se cuentan serios profesionales independientes de las distintas áreas mencionadas, ¿por qué entonces no viramos un poco y reconocemos que nadie podría estar más interesado en resolver sus graves problemas que los propios interesados. La experiencia, no realizada, nos demuestra que así podría ser. ¿Qué perderíamos? Probablemente un poco de tiempo, pero las decenas de años empleadas en no hacer ni resolver nada nos avalan para elevar este pedido. La Seguridad Ciudadana, señores y señoras, es problema, responsabilidad y compromiso de los propios ciudadanos. El resto es una gran mentira o un gran negociado.

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