lunes, 27 de septiembre de 2010

Mi mejor elección

Así que por fin nos acercamos al gran día. Se acabó la campaña, bastante sucia por cierto; llegó la hora de la verdad. Estas elecciones han marcado la diferencia. Lo que debió ser una elección vecinal se convirtió, al menos en Lima, en una guerra ideológica de posiciones irreductibles, una tremenda y temida confrontación de poder con la socorrida práctica del todo vale. Se perdió la perspectiva y en lugar de planes y proyectos vecinales hemos asistido a un enfrentamiento entre la derecha más descarnada y una izquierda moderada, tan ingenua como bien intencionada, que no ha sabido responder los golpes y menos tomar la iniciativa del ataque. Lo más triste del espectáculo electoral ha sido la participación de algunos medios, los más importantes, que en forma descarada y despiadada han atacado al outsider de turno. Y es que el sistema no acepta cambios, los grupos de poder no permiten intromisiones y los ciudadanos no tienen la menor idea de qué deben hacer cuando se requieren decididos e impostergables cambios, o al menos serios ajustes, a la forma de vida de una comunidad. Los cabes, patadas a la espinilla, mentadas de madre y golpes bajo el cinturón han sido cosas de todos los días y el respetable, al menos, no se ha aburrido. ¿Y ahora qué toca hacer?

Podemos ir a votar pensando en que nos obligan a hacerlo y para evitar pagar la multa; o podemos ir a votar porque somos conscientes de que como ciudadanos tenemos un deber cívico que cumplir. Podemos ir a votar presurosos y sin pensar, para darle trámite al expediente y a otra cosa mariposa; o podemos ir a votar pensando en lo que más convenga a nuestro distrito, provincia y región. Podemos ir a votar por el que me cae más simpático, por el que me cae mejor, por el que dice mi cuñada, o por el menos malo; o podemos ir a votar luego de conocer, analizar y comentar los planes y proyectos de los contendores. Podemos ir a votar por la ciudad, por el barrio, por los demás; o podemos ir a votar por nosotros mismos. Lamentablemente, mientras no tengamos el nivel adecuado de educación cívica y de conciencia ciudadana, seguiremos metiendo la pata y postergando indefinidamente el desarrollo de nuestras ciudades y de nuestras familias. Elegir sin pensar es mucho más grave de lo que parece. No sólo cometemos un tremendo error, propiciamos el ingreso a nuestras vidas y comunidades de un indeseable que nos arruinará los proyectos personales y familiares, elegimos la pérdida de oportunidades que cada vez son menos, evitamos el mejoramiento de la calidad de vida de nuestros entornos, nos desgraciamos en vivo, en directo, sin anestesia y por mano propia. Es decir, cometemos suicidio personal y colectivo.

Si queremos ser ciudadanos libres, si queremos vivir bien, como merecemos, podemos y debemos, tenemos que pensar en lo que conviene a nuestro bienestar más que a nuestro beneficio. Son temas diferentes y casi siempre los confundimos. Nuestro beneficio es, casi siempre, aparente, momentáneo y discontinuo. Nuestro bienestar es real, permanente y sostenible en el tiempo. Lo más gracioso es que alcanzarlo depende solamente de nosotros mismos. Poseer el conocimiento suficiente, el discernimiento necesario y el caráter para sostenerlo nos llevará a nuestro desarrollo a través de una buena elección. No todos los candidatos son lo que parecen, la mayoría son imágenes superlativas de gente, en verdad, con muy malas intenciones que están ahí porque están convencidos de que obtener una alcaldía es solucionar el resto de su vida, de subir un peldaño en la vida político social, de aprovecharse de los recursos municipales para hacerse conocido, famoso y por supuesto nuevo rico. La imperfección de nuestro sistema electoral, la ignorancia de los electores, la angurria de los grupos de poder y la desidia de los ciudadanos nos pone, cada cuatro años, más cerca del fracaso y la frustración, más lejos de una buena calidad de vida en comunidad. Es necesario que esta vez elijamos bien, que elijamos al mejor. Estamos en los descuentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario