lunes, 4 de octubre de 2010

Una Alcaldesa para Lima

Por primera vez Lima Metropolitana ha elegido a una mujer para la Alcaldía; no cuenta la gestión de la señora Anita Fernandini de Naranjo, primera alcaldesa de Lima, por cuanto ella fue designada, a dedo, por la junta militar en el año 1963. Luego de una desigual batalla en la que se ha mostrado la derecha extrema del país, en su mayor torpeza y desesperación porque su candidata, Lourdes Flores, ocupe el sillón municipal, tenemos finalmente una buena oportunidad para la ciudad. La señora Susana Villarán ha obtenido un claro triunfo para la centro izquierda, minimizado por los grupos de poder que ven alejarse con rabia las oportunidades y la mesa servida de siempre. Aire fresco en la política ciudadana que traerá nuevo aliento al medio ambiente comunitario. La señora Villarán tuvo mejores propuestas, no siempre bien explicadas, el mejor equipo, aquí sí bien presentado, los mejores argumentos, tergiversados y satanizados por los auspiciadores de toda la vida. Casi se pierde la batalla al no contar, la señora Villarán, con los recursos necesarios para azuzar o compensar masas que sirvieran en mítines, encuentros o en las mismas mesas de votación, en las que millares de, me avergüenza decirlo, espontáneos pro derechistas, se ocuparon de casi malograr una elección que además de lógica era tremendamente necesaria.

Hay algo que la señora Villarán, suponemos, tiene bastante claro: no ha ganado la izquierda y ello debe ser su grito de guerra para lo que se viene. Ha ganado una propuesta seria, presentada por una persona transparente, con el mejor equipo posible, en el momento oportuno y con el respaldo de un electorado bastante más informado y analítico que en otras elecciones, que sabe que esta era la última parada del tren hacia el desarrollo. Quienes, de la izquierda conservadora y extrema, pretendieran subirse al vagón de la felicidad cometerían un grave error y nos podrían causar un daño irreparable. Se presenta un escenario propicio para reinstalar en la mente de los vecinos electores la necesidad, de ahora en adelante, de votar por uno mismo. Antes que un caudillismo paternalista necesitamos el imperio de la razón, del compromiso, de la consecuencia, de la conciencia ciudadana, de la formación cívica, de la creación de una identidad ciudadana, así como de la transparencia y la honestidad. Creo, sinceramente, que ha ganado Lima, no lo echemos a perder. La señorita Lourdes tiene la mesa servida para las elecciones generales del próximo año. Sería tonto no presentarse, tanto como haberlo hecho este año, en algo en lo que definitivamente no encajaba.

Hay algo, sin embargo, que preocupa sobre la señora Villarán, su carisma, muñeca y razonamientos podrían obnubilarse por el solo hecho de considerarse a sí misma una tortuga convertida en liebre, la chapulina colorada del 2010, por efectos de una campaña exitosa. Mantengo mis dudas y mi confianza en el mismo nivel. La población de Lima se ha dividido casi en dos mitades. Los conservadores, los amantes del sistema inamovible, los que temen al cambio y alteración del estado "normal" de las cosas, los que creen ciegamente en el sistema político económico imperante, los fieles seguidores de una derecha atractiva pero excluyente y, por el otro lado, los que han creído en la señora Villarán. Lo malo de esto es que, sin querer queriendo, cayéramos en lo mismo: un nuevo caullidismo, de diferente estilo, pero igual de pernicioso. Queda la duda de que si se podrá lograr esta vez el objetivo: Humanizar la ciudad, devolver las calles y espacios públicos al ciudadano de a pie, acometer las acciones necesarias para priorizar el desarrollo personal y familiar de los habitantes, dar vigencia plena a los derechos urbanos y formar, finalmente, una verdadera identidad ciudadana, requisito indispensable para alcanzar la mayoría de edad y obtener la calidad de vida requerida y merecida. Se ha dado un gran paso, pero los que vienen son los que cuentan y los protagonistas somos los mismos ciudadanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario