lunes, 23 de agosto de 2010

¿Vocación de Servicio o Capacidad Gerencial?

Hay una aparente verdad que es una gran mentira. Suele decirse que la cualidad más importante que debe tener un alcalde es su gran "vocación de servicio", entendiendo ello como la buena disposición del elegido para inmolarse en el servicio a su comunidad, en fajarse por el bienestar de los vecinos que lo han elegido, en quitarse el pan de la boca para entregárselo al primer mendigo que se acerque a su puerta. Bueno pues, ello es lo más ridículo que se pueda pensar sobre lo que debe ser una Gestión Municipal; sobre las atribuciones, responsabilidades y labores ejecutivas, del favorecido en las elecciones vecinales. Vamos a ver. ¿Qué es más importante para una buena Gestión Municipal?; ¿Ser bueno?; ¿Ser agradable, simpático, ser hijo de doña Flor que la conozco de toda la vida, ser hijo de don Francisco que fue muy católico y que Dios ya lo tiene en su bendito regazo?; ¿Que me salude cada vez que paso por su calle, sobre todo en estas últimas semanas?; ¿Que vaya a misa todos los domingos y que no sea infiel a su cónyuge, o en todo caso que no lo haga muy evidente? NOOOOO. Lo único que verdaderamente importa en un prospecto de candidato, en un aguerrido candidato, en un inteligente candidato, es que sea eficaz en sus acciones, eficiente en sus emprendimientos, honrado en sus manejos, responsable de sus actos, que tenga una imagen pública y privada medianamente respetable y que no se limite a entornar esos ojos chinitos o de color, que me vuelven loc@. En otras palabras, no se necesita solo al mejor vecino, se necesita al mejor ejecutivo, a un líder nato que pueda sacar de nosotros lo mejor para lograr el desarrollo de nuestra propia comunidad, en el menor tiempo y al menor costo posibles. ¿Es esto pedir mucho? NOOOOO.

Se necesita un Gerente clase A-1, sin anticuchos, sin un pasado bochornoso y que sepa aguantarse para no terminar metiendo la mano en los dineros ajenos que se le encarguen. Ese debería ser el letrero de convocatoria en toda elección municipal. A eso debería limitarse el listado de requerimientos. ¿Qué nos sucede que cuando vamos a elegir al próximo alcalde pasan por nuestras mentes una serie de requisitos y cualidades que nada tienen que ver con la única importante: "que sea el indicado para promover y gestionar el desarrollo integral de todos los vecinos, sin excepción"? Cualesquier otra consideración nos lleva al error, al voto perdido, al atraso. Si nos quedamos solo en el aspecto físico, en el entorno social y las apariencias del candidato, estamos apurando nuestro propio suicidio urbano. Lamentablemente en el Perú los procesos electorales municipales se han convertido en una feria de ilusiones, en un derroche de mal gusto y en la entronización de la mentira y la desvergüenza de algunos candidatos que reclaman un cargo para el que no están ni remotamente preparados. ¿Y entonces por qué terminamos por elegirlos? Probablemente porque nos han apantallado, porque nos han sembrado la idea de que pertenecen al grupo de los ganadores, al grupo de los privilegiados que manejan siempre las cosas, porque pertenecen a ese atractivo grupo al que yo no puedo llegar pero que me hacen sentir cerca a ellos, especialmente cuando vienen y me abrazan, me sonríen, me llenan de atenciones y promesas. Y sí pues, uno tiene su corazoncito y termina por atracar. Así es que luego de caer seducidos terminamos siendo impunemente violados, porque nuestros engreídos de ahora serán nuestros maldecidos de mañana e, increíblemente, los nuevos favorecidos de pasado mañana. Pero los únicos responsables somos nosotros mismos. Nosotros elegimos, nosotros respaldamos, nosotros renunciamos a la fiscalización, nosotros aceptamos y finalmente reelegimos. Bien estúpidos somos.

¿Qué hacer? Es más sencillo de lo que parece. Debo sacar definitivamente de mi cerebro, apañador y complaciente, esa idea de que un buen vecino, una agradable persona, un "confiable" candidato, es lo que necesitamos para nuestras alcaldías. Despertemos de una vez. Necesitamos una persona, mejor un profesional, con experiencia en manejo municipal, de ser posible, con dotes de empresario y manejo gerencial; con capacidad promotora y de gestor del desarrollo. Creativo pero práctico, recto pero flexible, ordenado pero funcional. En suma, alguien que pueda llevar adelante nuestros sueños, nuestras ilusiones y esperanzas, nuestras necesidades básicas y requerimientos complementarios. Necesitamos alguien como nosotros, pero un poquito mejor. Alguien que encarne todo lo bueno de nosotros mismos y que sepa cómo lograr las cosas. Si dejamos a un lado nuestra inmensa capacidad emotiva, nuestros complejos e incluso actitudes racistas, tendremos una gran posibilidad de elegir bien. Nuestra ciudad capital y sus tributarios concejos distritales se merecen mejor suerte que la hasta ahora alcanzada. Ya no podemos seguir como perdedores. El tiempo del verdadero desarrollo es ahora. Elijamos bien. Elijamos solo a los mejores. Sí existen y están ante nuestros ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario