lunes, 26 de julio de 2010

Castañeda, Comunicore y Gestión Municipal

Nunca he entendido por qué es que una buena gestión, que empieza con las mejores intenciones y los mejores auspicios se convierte en algo nefasto, peligroso y hasta delictivo. Si me equivoco en lo que escribo a continuación por favor que me corrijan, Dios sabe que de verdad lo deseo. Lo sucedido entre la Municipalidad de Lima Metropolitana, Relima y Comunicore es asqueroso, por decir lo menos. Las evidencias, la forma burda y grotesca en que se han manejado las cosas nos permite tener la seguridad de que la responsabilidad le compete a todos los implicados, sin excepción. Lo preocupante es que la suma de la controversia es millonaria y, lo que es peor, si este negociado tan evidente ha podido realizarse a la luz de los reflectores ciudadanos, qué otras cosas podríamos encontrar, claro, si es que la justicia peruana funcionara como es debido, si algún procurador o contralor se pusiera los pantalones de macho y de honesto. Si algún pequeño grupo de congresistas, de esos que todavía mantienen su independencia y honestidad y que no solo buscan, blindar a alguien, a pesar de las evidencias, quisiera investigar, entonces los ciudadanos recuperaríamos la fe en las instituciones y las personas públicas. ¿Qué es lo que realmente sucedió?

La primera Gestión del señor Castañeda se inicia en Enero 2003. La empresa Relima tenía contrato vigente para el servicio de recojo y disposición final de la basura desde el año 1995 y probablemente los anteriores alcaldes le adeudaban una fuerte suma. En Febrero 2005, ocho meses antes de que se venciera el contrato entre ambas entidades, Relima y Municipalidad Metropolitana de Lima, la empresa, a pesar de la enorme cantidad que se le adeudaba, a la fecha, más de 35 millones de soles, inicia las conversaciones para que se le renueve el contrato, lo que se produce en Agosto 2005, 2 meses antes del vencimiento oficial. Lo que en términos legales ya está mal, pero además uno de los contratantes se presentaba como insolvente para pagar lo adeudado ya vencido y lo futuro y la empresa había incumplido por lo menos dos de las clausulas del contrato original, lo que hubiera permitido concluir con el contrato por parte de la contratante y patear la deuda hasta las calendas griegas. No se hizo así. La municipalidad que ya había dado muestras de incapacidad administrativa al no poder manejar sus adeudos y contratos, en dos años y medio de gestión, Enero 2003 a Agosto 2005, no pudiendo pagarle a la empresa, se embarca en un nuevo contrato, por diez años más. Primer punto sin respuestas. A ello habría que añadir la pregunta de que si es cierto que el nuevo contrato considera la suma de 57 millones anuales como pago por los servicios prestados, es decir ¿casi 5 millones mensuales?

Firmado el nuevo contrato y a fines del mismo año, 2005, la empresa inicia un cobro sí o sí a la municipalidad y ésta, luego de echar espuma por la nariz municipalista le acepta pagar, en 10 años más, la deuda, intereses legales de por medio. La empresa acepta porque a su favor tiene que la municipalidad reconoce la deuda, acepta refinanciarla y jura que los próximos alcaldes la pagarán. Aparentemente todos felices. Sigamos trabajando juntos, me pagas al día los servicios actuales y lo vencido me lo pagas de acuerdo a lo pactado. San se acabó la incomodidad y todos amigos. Pero resulta que alguien no estaba totalmente satisfecho con lo acordado, justamente el que había manejado las negociaciones en nombre de la empresa. Supongamos que este señor, con la mejor intención y con su eficientísimo cerebro convence a la empresa que un pago a tan largo plazo no es conveniente y que mejor es ver la forma de acortar tiempos, eso sí ajustando números, es decir rebajando el importe de la acreencia. En otras palabras plantea que es mejor rebajar la cifra y recibirla de inmediato, no vaya a ser que alguien del grupo de Humala suba a la alcaldía de Lima y luego no nos quieran pagar nada y encima nos demanden por incumplimiento del contrato, como la no renovación de las cartas fianza y la no renovación de la flota vehicular. Así que la empresa, cuya utilidad debe ser altísima para no fijarse en pequeñeces dice muy bien, procede no más. Tú ve qué haces y cobra lo más posible en el menor tiempo posible. El señor Garro, que así se apellida el mago de las finanzas y mejor representante de sí mismo crea Comunicore y va con la misma propuesta a la municipalidad pero en otros términos. Supongamos que a alguien o "alguienes" les dice miren muchachos he descubierto una forma de que Relima cobre y se sienta satisfecha, de que la Municipalidad pague y ordene sus cuentas y SOBRE TODO que los que intervenimos en esta "limpieza de acreencias" recibamos un sencillo y más. Aquí es donde dudo en repartir responsabilidades, pero sí estoy seguro de que ellas competen directamente al Gerente Municipal, al Gerente Administrativo, al Gerente de Finanzas, al Tesorero y al Gerente de Asesoría Legal, así como al Auditor Interno, representante de la Contraloría, de que tuvieron que ver con el asunto. Por idiotas o por delincuentes. Si necesitaron el aval, respaldo y autorización de la cabeza no me consta, pero en todo caso mantengo mi duda. Bueno pues, todos de acuerdo. ¿Cuánto debe la Municipalidad? Pues 35 millones de soles. ¿Cuánto espera recibir realmente Relima mañana mismo? Pues, 14 millones. Muy bien, nos sobran 21 milloncitos, repartamos equitativamente, empezando por este cerebrito que pario la idea. Y así todos recibieron y vivieron felices.

¿El dinero era de los implicados? NO. Era y es de los vecinos de una Lima saturada por las multas y cobranzas coactivas. ¿Había que dar cuenta de las operaciones realizadas? SI, a la Contraloría y a la ciudadanía. Bueno, bueno y qué tanto vaina si aparentemente nadie perdió. Momento señor, ha habido un sobre costo para la ciudadanía de 21 millones de soles, hay personas de alto nivel que han metido la mano hasta el codo y han entrado en algo de lo que no se puede salir sino más bien seguir avanzando. La forma ridícula, que es un insulto a la inteligencia ciudadana, de pretender desaparecer la empresa Comunicore, gestora de este despropósito, con ciudadanos muy humildes de Comas, con notarios inexistentes o clonados y tinterilladas demasiado evidentes, sacan realmente pica. ¿Por qué no se quiere investigar? Las denuncias continuas y argumentadas del diario Perú21 deberían ser consideradas formalmente por algún fiscal decente. ¿Por qué no se hace? ¿Así se manejan las cosas al más alto nivel político? ¿Así se protegen los grandes? Si así es, entonces las elecciones ya están arregladas, las de este año y las del próximo. Mejor nos quedamos en casa viendo una buena película o leyendo algún buen libro. Ta' qué pena.

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