domingo, 29 de noviembre de 2009

Los contenedores de la Solidaridad


¿Qué pasa cuándo es la "autoridad" la que violenta o desconoce las leyes y se zurra olímpicamente en la comunidad que le otorgó el poder? Lo sucedido en el distrito de Magdalena del Mar de Lima, con la expropiación del parque Túpac Amaru a favor del proyecto Hospital de la Solidaridad es muy triste, porque implica la renuncia del ciudadano, sea por ignorancia, omisión o desidia, a su derecho de participar en las decisiones que tengan que ver con cambios drásticos en la forma de vida de la propia comunidad, en la alteración de la infraestructura y del entorno y en la pérdida de la identidad urbana.

Todo empezó un par de meses antes, cuando el ya de por sí alterado ambiente que rodea el parque principal del distrito, se vio invadido por la presencia de pesados contenedores, vacíos ellos, horribles ellos, totalmente desubicados ellos, depositados sobre plena pista del jirón Leoncio Prado, entre los jirones Grau y Bolognesi, anulando un carril de esta importante vía por donde transitan numerosas unidades de transporte público y frente a la iglesia principal del distrito. Los transeúntes que atravesaban normalmente el parque se vieron obligados, debido a las obras que acompañaban a tremenda invasión, a caminar por la pista, pegados a semejantes armatostes, todos calladitos y en fila india.
Largas semanas de implementación, corte de luz en un sector del distrito por algunas horas, para hacer las conexiones subterráneas necesarias, hasta la pista de la transitadísima Bolognesi tuvo que cerrarse para el trabajito eléctrico y los vecinos del distrito calladitos todavía. Se empezaron a colocar horribles carteles del Hospital de la Solidaridad, claro está, como gestión del Dr. Luis Castañeda Lossio, para que todo el mundo y visitantes se enteren, ni modo ignorarlos porque están colocados por todas partes y ahora sí, trabajemos el piso.Momento señor los pozos a tierra, para que nadie se quede colgado en los sillones de la cirugía dental ni se chamusque la panzoncita de turno en las ecografías respectivas. Cave usted aquí, levante usted allá. Nos faltó espacio, bueno pues cójanse los corredores internos del parque, lance usted coberturas aladas, techos en volado del más finísimo latón coarrugado y ya está, tenemos una pequeña ciudadela médica, no olvide usted, durante la gestión del Dr. Castañeda.
Bueno pues, un mes después ya tiene usted la atención a todo dar, bellas anfitrionas en diligente actuación ayudando a los enfermitos, ancianitos y mañosos, sin distinción, a dirigirse a los consultorios respectivos. Está bien que no pueda caminar señor Gonzáles, pero le agradeceré subir un poco más la mano en mi espalda, por favor. Tenemos así que el lado izquierdo del parque Túpac Amaru ya no existe, ahora es un hospital, muy bien organizado, destellantemente pulcro, bien atendido y probablemente eficiente, pero está sobre un área que ha sido expropiada a la comunidad, que sin mayor conocimiento forma su colita para pagar en ventanilla; ya que me han traído el hospital a la puerta de mi casa, a ver si tengo glaucoma, cómo estará mi colesterol y mi corazoncito que me está fallando, desde que me enteré que ninguno de mis hijos con la Dominga es realmente mío. Por ese lado todo muy bien.
Pero vamos por partes y cucharadas, como si de un buen caldo de gallina se tratara. ¿No que los parques son intangibles?, ¿Que está penada por ley cualquier cosa en contrario?; ¿No que no se debe invadir la vía pública, sobre todo cuando se crea congestionamiento, y se expone al peatón a accidentes personales?; ¿No que la autoridad metropolitana, la de la misma gestión del Dr. Luis Castañeda Lossio, curiosa coincidencia, hizo demoler, con justa razón, lo que el alcalde de Jesús María pretendía construir en el Campo de Marte, porque invadía la vía pública y porque eran áreas intangibles?; ¿Y la autoridad local? ¿Cómo es que la señora alcaldesa, en ejercicio, no tomó nota que estaba cediendo ante un hecho ilegal?; ¿Fue autorizada por el Consejo Municipal en su conjunto?; ¿Basta el hecho de que la señora alcaldesa sea del partido de la gestión del Dr. Luis Castañeda Lossio, para que entregue en bandeja de plata las principales zonas del distrito para una evidente campaña pre electoral?; ¿Habrá alguien, además del chapulín colorado, que pueda librarnos del inicio de una fogosa pelea por los votos populares, a costa de entregar identidad urbana, libertad ciudadana y dignidad civil? Parce que no, porque aunque algún chapulín tenga la camiseta, ha perdido el chipote chillón a manos del propio vecindario, que se lo ha escondido por laberintoso, y por no dejar hacer obra, oiga usted. Sobre toda a la exitosa gestión del Dr. Luis Castañeda Lossio.
Se saben de movimientos de vecinos que buscan hacer demoler tremendo paquidermo metálico, tremenda afrenta estética urbana y algunos malhablados dixit, tremendo negociado. Pienso que deberían. No es correcto hacerlo después del daño y menos por haber permanecido callados cuando se estaba armando lo que parecía un almacén aduanero más del grupo Romero, pero rectificar es de gente pensante y además debe sentarse el precedente de que nadie, ni siquiera la gestión del Dr. Luis Castañeda Lossio, puede sentarse en la cara, aunque parezca sonriente y complaciente, de la ciudadanía. No hacerlo es faltarse el respeto a sí mismo, es aceptar lo que venga, que a no dudar y, dada la feroz competencia electoral que se nos viene, que puede llegar a extremos por ahora inconcebibles, casi como de píldora del día siguiente.
Eso pasa por andar hecho el idiota pensando en las musarañas sin darse cuenta de que le están levantando a uno su pareja o que le están quitando el parque que viene a ser lo mismo, que con la triquiñuela de ayudar a los viejitos enfermitos se están posicionando en la mentalidad estúpidamente paternalista de los ciudadanos sin nombre, de los vecinos sin dignidad, de las autoridades que se venden o se alquilan o, que al parecer, se limitan a obedecer, porque el cargo que ostentan lo recibieron de regalo o se lo encontraron de casualidad. ¿Y de los vecinos qué?
Ya pues señor alcalde.

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