domingo, 3 de mayo de 2009

Organización y compromiso para hacer pipí

Recuerdo que una vez me invitaron a una orgía a oscuras. Iba a ser mi primera vez, así que preferí indagar sobre el tema. Preguntado un amigo cercano, me informó que su primera vez había sido un desastre. Pasada media hora no había podido levantarse a nadie y en cambio él había sido violado tres veces. Locura y placer sin límite, pero que por ser un caos terrible, no era recomendable. Igual, no tenía muchas ganas de ir.


Imaginen lo que sucede en una comunidad que carece totalmente de códigos sociales, de formalidades y buenas maneras. Es casi como la zaga de Uno contra el mundo. No basta saberse y tratar de comportarse como parte de un todo, también debemos saber qué nos toca hacer, cómo conducirnos, qué no deberíamos nunca hacer y qué se espera de cada uno de nosotros, dentro de la comunidad. Eso, señores, se llama ORGANIZACION.


Una verdadera Organización Vecinal no tiene nada que ver con esos mal llamados comités vecinales, que obedecen más a la necesidad de las autoridades de turno, para que les revienten cohetes y defiendan su gestión. Se trata más bien de personas responsables, que buscan el bien común mediante una serie de formas y procedimientos, diseñados, acordados y ejecutados por ellos mismos, con el fin claro, preciso y excluyente, de alcanzar el desarrollo personal, familiar y comunitario, en ese preciso orden. Una comunidad organizada es una comunidad que sabe hacia adónde va, cuál es el camino más directo para llegar y, casi con certeza, cuánto van a demorar en lograrlo. Por el contrario, una comunidad desorganizada, sin representantes consensuados, sin liderazgo efectivo y, sobre todo, sin proyectos a futuro, es prácticamente una jungla en donde no sólo gana el más fuerte sino, casi siempre, el más tramposo e inescrupuloso, que hace, con gran habilidad y disimulo, que la comunidad trabaje en su provecho personal.


Ahora bien, una comunidad, un barrio, se puede organizar, establecer parámetros y planes comunes, pero si sus miembros carecen del mas elemental principio de cumplimiento, de verdaderas ganas para lograr algo, entonces no han hecho nada. La estarán pasando bien pero nada más.


Sucede aquí como en la, ahora tan socorrida, fábula de los “huevos revueltos con jamón”, en cuya preparación la gallina participa, moviendo el potito y depositando sobre la cálida pajita de su nido, unos cuantos huevitos, y nada más, pero el señor chancho, ése sí que se involucra a fondo, porque deja en tan delicioso platillo matinal, parte de sí cada vez que se le requiere. Eso, se llama COMPROMISO.


- Vecinos, mañana reunión a las 9:30 pm para tratar sobre el pobrísimo alumbrado de las cuadras 3 y 4 de nuestra calle.


- Ta' que no podría ser mejor a las 11:00, de 9 a 10 pasan mi serie "24", con Kiefer Sutherland.


- ¿Y si la pasamos para la próxima semana?


Lo anterior es falta de compromiso, es no querer involucrarse. Tenemos tiempo de sobra para todo, hasta para ver novelas o espiar a la vecina, la que se acaba de mudar, que esta bastante buena, pero para tratar temas que a todos nos concierne, naranjas. Así señores, no hay futuro que nos alumbre, ni Dios que nos asista.


Una de las faltas comunitarias más comunes es, por ejemplo, el caso de los meones impenitentes, que hacen gala de un irreductible empeño, por regar árboles y jardines, que pareciera que le pidieran a gritos, una mojadita por favor. El tema tiene que ver con la salud pública, la imagen vecinal, las buenas costumbres, la formación de los niños y setenta y siete cosas más.


Se empieza por eso y se termina en barrios impresentables y pendencieros, que nos indican que alguna vez hubo gente por aquí, pero que ahora hay mutantes de una sociedad globalizada, en la que prima el yo primero y a mi qué me importa lo que pienses. Bueno pues, si sé que tengo la vejiga floja o incontinente, no tomo mucho líquido antes de salir a mi caminata diaria o programo mis borracheras en locales con suficientes baños y espacio, eso se llama PROGRAMACIÓN y ORGANIZACIÓN.


Pero si de todos modos la llamada acuosa es mayor que mis fuerzas, me apuro y me dirijo a casa o hago una visita imprevista a algún vecino y amigo, de paso que desocupo la vejiga. Porque no debo hacerlo en la calle, porque se ve mal y además prometí no hacerlo. A eso se llama COMPROMISO.


Ven qué fácil. Pero ¿saben dónde empieza todo?


- Mami, quiero orinar. ¿Puedes dejar de conversar con la tía Cucuchi para ir a la casa, que ya no aguanto?

- Aguanta hijo, tú eres macho y, por último, orina en la esquina. Qué cosa, ¿te da verguenza? Ya pues hijito, todo el mundo lo hace.

Sí pues, así se forjan los grandes meones. Así mal formamos a quienes tendrán que enfrentar las responsabilidades y compromisos del futuro próximo y también después.

2 comentarios:

  1. Lo de CIUDADANO LIBRE me recuerda a una propuesta que se lanzó hace algún tiempo con una fundación alemana, sobre la formación ciudadana existente en nuestras comunidades.
    Sería interesante para mí, conocer su visión sobre el significado de ciudadano libre.

    Soy César Ruiz, ya había tenido el placer de leer sus comentarios en un blog. Aunque por motivos personales, ya no puedo hacerlo ahí. De modo que será un gusto visitarlo en su propio blog.

    Saludos.

    César Ruiz

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  2. Estimado Señor Ruiz, espero haber contestado a su interrogante con la última entrega. Muchas gracias por su comentario.
    Enrique Odar Rojas.

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