martes, 17 de enero de 2012

Vamos a la playa

Desde los años 80, los que no tenemos auto, no teníamos forma de acceder a las playas de la costa verde, así que entre gorrear movilidad, contratar un taxi, con espera y retorno incluido, o quedarte con las ganas, no había ninguna otra opción. Bueno pues, parece que alguien se acordó de que la ciudad y sus atractivos son también para los ciudadanos de a pie. Ya se puede ir a la playa usando el transporte público, todavía no desde todos los distritos, pero algo es algo. Lo ideal sería que todos aquellos que puedan, incluidos los que poseen auto, opten por esta nueva opción. Imaginemos una playa de caminantes, de ciclistas y eventuales buses, ciertamente el paisaje sería mucho más humano y menos contaminado. El acostumbrarse al orden, la limpieza y consideración a los demás es, por otro lado, una tarea pendiente y de largo aliento. La autoridad autónoma y las municipalidades distritales con frente al litoral tienen esa responsabilidad. Una buena campaña, auspiciada basicamente por la empresa privada, nos permitiría tener unas playas a las que daría gusto regresar. Las facilidades a brindar, además de excelentes paraderos, serían los módulos de parqueo para bicicletas, casetas de seguridad policial, módulos de primeros auxilios con torre de salvavidas y algunos módulos de comida ligera, snacks y bebidas no alcohólicas, como el complemento ideal para una población que necesita y merece un buen descanso y disfrute de las bondades playeras.
Una línea de buses para el transporte a la playa, con vehículos especialmente acondicionados para el servicio, que pudiera cubrir toda la ciudad, con un costo diferenciado y con partidas y retornos previamente estudiados, sería un feliz logro de esta gestión. Si el proyecto de la Costa Verde implicara realmente a los alcaldes de los diferentes distritos que comprende, podríamos hablar de proyectos comunes, de sistemas integrados, de servicios complementarios y de una continuidad en su desarrollo, lo que nos llevaría a tener la playa más larga y hermosa de Sudamérica. Si a ello sumamos paraderos turísticos, casetas de información y una vigilancia y apoyo motorizado y aéreo alcanzaríamos la meta deseada. La ciudad de Lima ha sido bendecida con esta gran playa continua que si fuera debidamente articulada, sin egoísmos ni pretensiones particulares, si no más bien con buena disposición y afán por conseguir un objetivo que trascienda el interés local, podríamos estar hablando de la verdadera perla del pacífico. Los municipios que se han excedido al dar licencias comerciales que no correspondían, deberían dar un plazo de 3 a 5 años, para que aquellos "beneficiados" se adecúen al nuevo proyecto, o simplemente hagan maletas y se retiren. Si las expropiaciones, con la debida indemnización, son necesarias y aceptables cuando el bien común lo amerita, ¿por qué no, la clausura, justa y equitativamente negociada, podría ser la solución a un verdadero ordenamiento y uso debido del espacio?
Reitero la necesidad de integrar a los alcaldes distritales, con derecho a voz y voto, a la autoridad autónoma de la Costa Verde, bajo la presidencia de la Alcaldía Metropolitana y con la participación de la empresa privada, local y extranjera, el gobierno nacional y todo vecino de buena voluntad y mejor saber, a través de directorios ampliados, que permitan recoger y acoger toda idea creativa que redunde en beneficio de este gran proyecto para Lima. ¿Por qué los alcaldes distritales se resisten a trabajar en forma conjunta y mancomunada? ¿Por qué la municipalidad metropolitana se resiste a revisar sus proyectos con sus pares locales? En ambos casos la razón es el temor de mostrar vacíos e incapacidad que puedan ser aprovechados por los otros. Pero, los ciudadanos de la gran Lima, de una capital que se precia de su globalización, no podemos estar a expensas de solo la buena voluntad, eventual o antojadiza, de unas personas que no dan la talla para el cargo. Emplacemos a la señora Villarán y a los alcaldes de Chorillos, Barranco, Miraflores, San Isidro, Magdalena del Mar y San Miguel para que de depongan sus actitudes personalistas y engreimientos, que para ello no fueron elegidos, y se sienten a discutir la mejor forma de que todos los ciudadanos, incluyendo los de los distritos más alejados, tengan acceso a la playa, al mar, a las puestas de sol, a un bronceado de película, a recrearse la vista. Tenemos lo principal, una generosa playa, el resto es solo decisión y voluntad para hacer las cosas de la mejor forma posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario