miércoles, 23 de noviembre de 2011

Peatonalizando calles

¿Y si la ciudad tuviera más sendas para caminantes que autopistas para automóviles? Sal de aquí, eso es imposible. ¿Por qué? Porque la ciudad se ha hecho para los carros pues, las casas son para la gente y las calles para los carros, ¿no te has dado cuenta? Y ¿cuándo diablos se jodió Lima Zavalita? Mayormente desconozco, pero sí sé que si no cruzas rapidito una combi te va a dejar sin trasero. ¿Por qué es que nos sentimos como o en casa ajena cuando pretendemos caminar por nuestra ciudad? ¿Por qué camino con miedo de ser atropellado? ¿Por qué no puedo, simplemente, dar un paseo, conversar con los amigos y respirar aire puro, todo a la vez? ¿Desde cuándo nos expropiaron la ciudad, desde cuándo nos quitaron la ilusión de caminarla? Desde el momento en que renunciamos a ser ciudadanos, desde que nos faltaron los pantalones para hacer respetar nuestro derecho a que la ciudad sea, primordialmente, para nosotros. Caminar apurado, no solo por la prisa propia del momento, sino por evadir obstáculos, sortear vehículos, evitar atracos. Caminar temeroso, porque me vayan a atropellar, porque me vaya a caer, dado el estado de mantenimiento de las veredas y pistas, porque me vayan a asaltar. Caminar sin ganas, porque el paisaje urbano es aburrido y pestilente, porque tengo que darle preferencia a los vehículos. ¿Por qué diablos no puedo caminar con gusto, sin temores, con la tranquilidad que me da el hacer algo que es bueno para mi salud física y psicológica y que además es agradable?
Algunos distritos han iniciado una buena práctica de peatonalización de ciertas calles, con el afán de brindar una mejor calidad de vida a los ciudadanos, logrando además que las zonas internas a estos nuevos pasajes, paseos o bulevares peatonales, adquieran un nivel más humano. ¿Qué es primero, la persona o el automóvil? Evidentemente la persona, dirán muchos, pero si no le damos preponderancia al vehículo no podremos trasladarnos con éxito, dirán todos. Sí pues, resulta que sí, pero no. Veamos el asunto. Cualquier persona puede caminar entre tres a cuatro cuadras, sin perder la vida, a lo más unos minutos. A cualquier persona le encantaría disponer para sí y para los suyos, de espacios públicos que pudiera sentirlos más a su escala, a su medida, sin problemas contaminantes, estresantes y hasta tremendamente peligrosos. Entonces dediquémonos a servir a la ciudadanía mediante la habilitación de pasajes peatonales, de plazoletas, de pequeños parques, en fin, de espacios públicos para disfrutar. El problema surge cuando por una espontánea voluntad de devolverle la ciudad al ciudadano, se comete el error de hacerlo sin la investigación necesaria, sin la planificación adecuada, incluso, sin el estudio de factibilidad previo de costo - beneficio. Entonces la solución crea otros problemas, incluso superiores al original. Hemos visto comunas hacer y deshacer pasos peatonales porque no habían tomado en cuenta una serie de factores colaterales.
Toda renovación urbana que implique un cambio de uso de las vías existentes debe estar enmarcada por un proyecto urbano para toda la ciudad. Lo que pase en Lince o Jesús María tiene repercusión en La Molina y el Callao. Los cambios que se hagan en Magdalena del Mar, necesariamente afectan a Pueblo Libre y San Miguel. El día que podamos contar con un Plan Integral de Desarrollo para la ciudad de Lima, decente, consultado, razonado, factible y realizable, tendremos la posibilidad de fijar cambios en el uso de nuestras vías sin meter la pata, sin causar problemas adicionales y con la seguridad de haber cumplido con el encargo de administrar correctamente la ciudad. Mientras tanto, la señalización debida en cruceros, la adecuación de la infraestructura y mobiliario urbano a un uso totalmente inclusivo, la ubicación, habilitación y debido mantenimiento de una red de semáforos peatonales, el completar la colocación de elementos de mobiliario urbano complementarios, deberían ser las prioridades de los gobiernos locales a la espera de ese gran Proyecto para Lima. No podemos, a pesar de que lo deseemos fervientemente, disponer de espacios para enlosetar, empedrar, adoquinar, a veces con muy mal gusto, sin tener la seguridad de que no vamos a reventar a la ciudad. Los autos están, más de los necesarios, las necesidades de movilización están, sin control ni planificación, las personas también, muchas de ellas incivilizadas, tomemos entonces la decisión más acertada y que se cumpla, en cada nivel, con el principio de autoridad. Los distritos no son propiedad particular del grupo de personas que los habitan, son partes de un todo que debe responder a una sola intención. Se va haciendo necesario metropolizar la gran Lima y manejar un solo lenguaje urbano.

3 comentarios:

  1. Buenas noches, Enrique hay alguna ley que obligue a las constructoras a hacerse responsable de los parques, cuando construyen frente a ellos, gracias

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  2. Buenas noches, Enrique hay alguna ley que obligue a las constructoras a hacerse responsable de los parques, cuando construyen frente a ellos, gracias

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    1. Buenas noches Danny, disculpa que no haya estado atento a tu comentario. Lamentablemente no, no existe una ley que obligue a las constructoras a hacerse cargo de los parques cuando éstas construyen frente a ellos. Lo que existen son normas de estricto cumplimiento sobre el uso de áreas aledañas mientras dure el proceso de construcción y la obligación de dejar en su estado original dichas áreas una vez terminadas las obras. Lo que podría darse es un convenio entre la promotora y la municipalidad para que la primera se haga cargo de su remodelación, equipamiento, mantenimiento, o lo que fuera acordado, sin que los costos originen gastos a la municipalidad. Mantenerse informado y vigilante es la base de la verdadera ciudadanía. Gracias por comunicarte.

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