martes, 14 de junio de 2011

El Cristo de García

Tenía que dejarnos algo que nos recordara que él estuvo en la presidencia y que, como tal, hacía y deshacía a su regalado antojo. Le dijeron que tenía que consultar con la autoridad autónoma de la Costa Verde, con la Municipalidad de Chorrillos y su Concejo Municipal, con la alcaldía de Lima y nada. Con gran y brillante estilo, el inefable señor García, se zurró en todas las autoridades, en los colegios profesionales que por lógica estaban involucrados: Arquitectos e Ingenieros y, no faltaba más, en la propia ciudadanía que nunca pidió el monumento de marras, no lo necesitaba y la ubicación, dimensiones, tipo, elaboración y emplazamiento, no han sido, por decir lo menos, las adecuadas. Al señor García jamás le interesaron las formalidades, el orden constitucional, gubernamental, la separación de poderes; solo le ha interesado, en versión 80 y 2006, "su" poder y cómo lo usaba para su propio beneficio. Tren eléctrico con más de 30 años, carretera interoceánica con más muertos que heridos, por comprobar, aquí esperamos que don Ollanta no achique y docenas de temas que algún día saldrán a la luz, ojalá antes de que vuelva a pedir prescripción como en el gobierno anterior, tenían que concluir en una buena cereza para tremenda torta. Dejarle a la posteridad, a los peruanos desmemoriados y a la mamá de tarzán, un armatoste de 37 metros de altura total, que pudiera decir, mejor gritar, por los siglos de los siglos sin amén, Así es, por aquí pasé yo.

Terminada ya la revisión del acto, producto de una tremenda usurpación de funciones y de extra limitación en el propio encargo funcional, revisemos lo que el señor Alan García nos está dejando, en ubicación preferencial, con derroche de recursos, ¿propios o ajenos? y con tremenda fanfarria de inauguración. Una réplica exacta del Cristo del Corcovado de Río de Janeiro, Brasil, las pequeñas diferencias: En Brasil, cuando después de 5 años de labores se inauguró el maravilloso Cristo, considerado una de las maravillas modernas del mundo, se cumplía con el sueño de toda una nación, que lo había pedido, lo anhelaba y trabajó para conseguirlo. En la Costa Verde de Lima, Perú, cuando se inaugure el Cristo del señor García, éste habrá cumplido con su propio sueño de ególatra consumado, su capricho personal, que no reparó en meterle la mano al bolsillo de la trasnacional Odebrecht, esperemos realmente haya salido de ahí el costo, para salirse con la suya. La verdadera estatua, la del Corcovado, se realizó en concreto armado, con una altura de 30 metros y un peso de mil toneladas, la copia, la del señor García se ha realizado en resina de poliéster, fibra de vidrio y estructura metálica, tiene 22 metros de altura y un peso de un poco más de cuatro toneladas. ¿Merecíamos que el señor García nos hiciera quedar ante el mundo, como angurrientos, faltos de creatividad y copiones irredentos? Creo que no. Ojo, debo acotar que queda al margen la majestad del motivo, Jesucristo, que no tiene nada que ver en este ¿enojoso? asunto.

Finalmente, señor García, probablemente usted se vaya el próximo 28 de Julio, chino de risa por haberle cambiado la cara a nuestro litoral, sin reparos y solo porque a usted le dio la gana. Pero no era así, señor presidente. Había que haber tenido a la mano el proyecto integral Costa Verde, lo que se quería hacer, lo que se podía hacer, lo que era factible y lo que no, pero con un criterio de litoral de Lima, anteponiendo una solución de ciudad. El señor alcalde de Chorrillos, con reconocida trayectoria figuretera y más recursos que ideas, debe haber aceptado, a última hora, la imposición de García. El ex alcalde de Lima, señor Castañeda, carente de visión urbanística, si es que fue consultado, debe haber dicho sí cómo no, siga usted nomás, total yo hice lo mismo con las fuentes de agua. ¿Y los colegios profesionales competentes? Imagino se manifestarán en debida forma cuando corresponda. ¿Hasta cuando las autoridades de turno, con más angurria por pasar a la posteridad, que entrega al bienestar común de los ciudadanos, seguirán haciendo de las suyas? Hasta que los mismos ciudadanos tengan el conocimiento y coraje suficientes, para reclamar por lo suyo, por su entorno, por el cumplimiento de las normas y las obligaciones asumidas por sus autoridades. Difícil, ¿no? No tanto, es una cruzada que emprenden los ciudadanos que quieren llegar a ser verdaderamente libres.

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