lunes, 19 de abril de 2010

Solo dos candidatos para Lima metropolitana

Cuando veo las primeras planas de los diarios, las carátulas de las revistas, la pantalla del televisor con los programas que se dicen políticos, me pregunto ¿quién fue el que decidió que en Lima sólo deberían existir dos candidatos para las elecciones municipales del 2010? Es cierto que hay demasiados, es cierto que la mayoría no merece el calificativo ni de pre candidato, es cierto también que no hay nada más aburrido que estar escuchando todo el día "propuestas" casi indecentes de muchos de los espontáneos que creen reunir las condiciones para el cargo, pero de ahí a querernos endilgar a como dé lugar que solamente son dos los que se deben tomar en cuenta, hay una gran distancia. ¿No hay forma de poner las cosas en su sitio, de ordenar y adecentar los procesos electorales, sobre todo los municipales?; ¿Qué nos ha pasado, por otro lado en los últimos años, que hemos permitido que una banda de forajidos, de oportunistas, especialmente los políticos profesionales de siempre, terminen por burlarse de nuestra voluntad soberana y nos estén metiendo el dedo a la boca para hacernos creer que el Mesías ya viene, que ya se escuchan sus pasos y, que por la sangre de Cristo mismo, todos los problemas se van a terminar solitos y antes que rápido, "cuando ella ó él y nadie más que uno de los dos, se siente en el sillón municipal; verdad de Dios conciudadano".

Hace unos días se presentó en mi oficina una señorita en nombre de una empresa encuestadora bastante conocida; las preguntas eran con respuesta asistida. A la pregunta de por quién votaría en las próximas elecciones municipales, la amable señorita me dijo, ¿por Lourdes?, ¿Por Kouri?. En mi afán justiciero y a lo Charles Bronson, le espeté: ¿esos son todos? Bueno dijo la cari acontecida, ¿Andrade?,¿Iberico? Yo, con mi mejor sonrisa y expresión de te fregué: Yo voy a votar por Susana Villarán. Recién en ese momento la dicha señorita levantó los ojos del formato que llenaba presurosa y me miró con ojos de ¿y este marciano? Le sostuve la mirada con valentía, como la vez que mi esposa me encontró conversando con una señora que no era ella. La encuestadora bajó los ojos y dijo entre dientes: Vaya, vaya. Siguieron una serie de preguntas, sobre diversos temas, publicidad odontológica de contrabando incluida, a las que cada una de mis respuestas arrancaba otros vaya, vaya, de la dicha jovencita. Al fin se fue y me dejó un feo sinsabor, más en el espíritu que en la boca; lo sucedido era la comprobación de que se está produciendo, como siempre, una grosera manipulación de la opinión ciudadana y se está posicionando en la mente de los, casi ausentes, vecinos el que la pelea ha empezado y los competidores solo son dos: Lourdes Flores y Alex Koury. Claro, así es más fácil el manejo de los titulares y, sobre todo, el posible manejo de la voluntad ciudadana. Y curioso, ¿no? los mencionados trabajan para los mismos grupos de poder, para los mismos capitales y quieren llegar al sillón municipal metropolitano por la misma razón: cubrir a don Luis Castañeda y salvar responsabilidades para que la carrera política del mencionado continúe en ascenso. Así cualquiera, ¿no? ¿Quién podría conseguir mejores escuderos?

¿Qué nos pasa por Dios? Hasta cuándo vamos a seguir aceptando que los grandes intereses nos manejen a su antojo, que influyan sobre nuestras costumbres, nuestros usos, nuestras formas de vida, nuestras decisiones y nuestras elecciones. ¿Cuándo volvimos a perder nuestra libertad de escoger? o ¿es que nunca la tuvimos realmente? Me parece indignante el que no hayamos alcanzado la madurez suficiente, a despecho de la mal llamada mayoría de edad, para poder elegir a quien realmente merece nuestra confianza. No es cierto pues, que existan solamente dos candidatos, no es cierto que todos tengamos que pensar igual, no es cierto que los que manejan el poder y el dinero, medios de comunicación incluidos, nos puedan manejar a voluntad. ¿O sí? En todo caso, qué vergüenza. Entendamos de una vez por todas que las elecciones municipales no tienen nada que ver con la política y menos con los intereses partidarios de los políticos de siempre, si no con las necesidades, clamores y esperanzas ciudadanas de vivir mejor. ¿Es eso tan difícil? Tal vez si pudiéramos comprometernos un poco más con nuestra propia vida en comunidad, si pudiéramos darnos cuenta de que cuando asumamos la responsabilidad que realmente nos corresponde, podremos elegir libremente nuestro destino y a quienes tengan que ver con él.

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