domingo, 11 de octubre de 2009

La toma del poder

Hasta aquí habíamos revisado la Gestión Municipal como algo que se da fuera de nosotros y aún a pesar de nosotros; pero la gran responsabilidad que tenemos, para con nosotros mismos, nuestras familias y la comunidad, en ese orden, obliga a plantear acciones a desarrollar que nos permitan tomar y ejercer el poder municipal. No estamos para medias tintas, menos para posturas y actitudes conciliadoras o perdona vidas. El tiempo se hace corto, las oportunidades no regresan y el magro presupuesto se diluye en raterías que ya no debemos permitir. Nos toca identificar problemas; señalar responsables, no para acusarlos, mas bien para apartarlos e ignorarlos, pero para siempre; contribuir a crear el marco legal requerido, o modificar, o mejorar, si cabe, el existente, que nos asegure el empoderamiento necesario y, finalmente, participar plena y activamente, con las ganas y disposición de quien realmente se merece lo que va a conseguir. A todos los ciudadanos, sin excepción, nos asiste el derecho a vivir bien, negarse esa posibilidad es renunciar a la propia condición humana.

Ahora bien, para aceptar, rechazar o modificar algo, hay que conocerlo a fondo, interesarse en ello, o al menos no poner cara de "mayormente desconozco". A ver, que levanten la mano los que saben qué es Gestión Municipal; cuál es el papel, las atribuciones y responsabilidades de los alcaldes, de los regidores, de los funcionarios municipales; qué es calidad de vida; qué es desarrollo sustentable; qué es un presupuesto participativo; qué es un proyecto integral de desarrollo urbano; cuánto debe pagarse por impuesto predial y por qué; cuánto debe pagarse por arbitrios y cómo se llega a ese monto; cuánto deben demorar los procedimientos administrativos municipales; cuánto se debe pagar por ellos y si es correcta esa cantidad; si se puede cambiar alegremente, porque a alguien se le ocurre, la zonificación de su calle o manzana, determinando, por ejemplo, que al costado de su casita se pueda construir un elefante de 15 pisos; si se puede demandar al municipio por que su mamá se ha doblado el tobillo caminando por una de las veredas bombardeadas de su distrito; si es justo que los alcaldes financien su imagen personal, sus campañas políticas y revistas de auto bombo con el presupuesto de su comuna; si esta bien que se use la infraestructura, bienes muebles, vehículos y dinero de la municipalidad para beneficio de quienes ocupan temporalmente los cargos de autoridad municipal; si es justo que el señor alcalde, el señor gerente municipal o ese alto funcionario con el que usted necesita hablar, nunca esté disponible para usted. Y como éstas, muchísimas preguntas más. ¿Sabe las respuestas? ¿No? ¿De ninguna? Bueno pues, lamentablemente usted no está listo para pedir el poder, menos para ejercerlo.

Empecemos por poner las cosas en su sitio. Ubicaina para todo el mundo. La municipalidad es una gran empresa, la mejor de todas, en la que los accionistas mayoritarios y miembros del directorio, o sea los verdaderos dueños del circo, son los propios vecinos. Ya lo hemos mencionado y lo reiteramos. Todos los beneficios que se puedan lograr dentro de una Gestión Municipal seria, responsable, eficiente y eficaz, tienen como único y excluyente objetivo el que los propietarios de la empresa, que es la ciudad, o sea los vecinos, vivan muy bien, con la mejor calidad de vida posible y que tengan un desarrollo sostenido y auto sustentado. ¿Saben los señores alcaldes y señoras alcaldesas que no son más que empleados temporales y muy bien pagados de un patrón que es el señor vecino? ¿Saben por ventura dichos personajes que deben dejar su vida en el encargo recibido y no, mas bien, servirse del puesto para ensanchar barrigas o billeteras? Lo que ha venido sucediendo y seguirá pasando, si no se toman las medidas correctivas, en todas las ciudades del país es, sin embargo, responsabilidad del propio ciudadano. Es como abrir un negocio, con mucho esfuerzo, entregárselo a un administrador y olvidarse del tema. Por supuesto que el tal administrador, con las arcas abiertas, sin control ni fiscalización y con todas las oportunidades necesarias, le pondrá ruedas a su negocio y se lo llevará para su sitio.

Por ello es que necesitamos abrir bien los ojos, aunque sean chinitos; enterarnos, reclamar, reunirnos, escuchar, preguntar, pero sobre todo, tener claro que nadie le va a dar la mesa servida. Todo lo bueno cuesta y si es lo mejor, cuesta más. No podemos seguir rehuyéndole al tema, no podemos rascarnos la cabeza cada vez que hay elecciones municipales y pretender que las cosas se van a arreglar solas y si no, lamentarnos, como siempre, alzarnos de hombros y continuar bregando. En la vida, se ha dicho, existe el que trabaja y el que se aprovecha del trabajo del otro. No sé de alguien que se sienta bien trabajando para el bienestar del otro, pensando en que lo hace para beneficio propio. Lo peor es que, suponiendo que haya gente así, con su actitud compromete a los demás ciudadanos y aleja la posibilidad de alcanzar una vida mejor. Cuando lograrlo no es difícil. Sí lo es tomar la decisión de hacerlo. De empezar a llamar las cosas por su nombre, vencer los miedos y atreverse a reclamar lo que es de uno. Entendámoslo de una buena vez, nadie nos lo va a regalar. Lo que logremos dependerá de nuestro propio esfuerzo, de nuestra decidida actitud y participación. Costará algo de tiempo, pero los resultados serán mayores a lo esperado. Hay que ponerse a trabajar en ello.

Y ¿cómo le hacemos, a ver don sabihondo, para enterarnos y conocer nuestros derechos y, aunque no nos gusten también nuestras responsabilidades? ¿Cómo le hacemos para lograr, por ejemplo, que mejore nuestro entorno, para pagar lo justo y no quedarnos con la sensación de que nos están birlando la billetera, cuando de procedimientos, tazas y tributos municipales se trata? Facilito, sin comprar boletos, ni enviar mensajes costosos vía celular, usted puede hacer uso de sus deditos, sobre el teclado de su computadora y remitirnos un correo a este blog y preguntar, comentar,
consultar, denunciar, o sea tirar dedo en lo que crea que está mal, o que no le cuadra, pero sobre todo, interesarse, porque de la curiosidad nace la luz, no como la de Edelnor y Luz del Sur, porque esa cuesta por las puras gracias a Osinergmin y a las autoridades municipales, sino como la luz del conocimiento, que nos permite replantear una serie de cosas, incluyendo nuestras actitudes ante la vida, tomar el toro por las astas y terminar con el problema. El hecho no será sangriento, ni siquiera doloroso o escandaloso, será simplemente la recuperación de la libertad personal para vivir bien. Antes la tuvimos y la perdimos por exceso de confianza en "los otros". Es tiempo de recuperarla.

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