domingo, 12 de abril de 2009

De las relaciones de convivencia.

Desde que el hombre se dio cuenta de que vivir rodeado de otras personas podría ser beneficioso, seguro y hasta más agradable, que vivir en soledad, ha tratado de encontrar la fórmula mágica para convivir pacíficamente y, sin perder su identidad, conformar una sociedad en la que pueda desarrollarse y darle bienestar a su familia.
Casi el 70 % de la población de nuestra costa habita en las grandes ciudades. La mayoría, un 96 %, no puede darse el lujo de escoger el lugar en dónde residir, tampoco el entorno de su vivienda y, menos, la clase de personas que van a ser sus vecinos; es decir, la casita de mis sueños, sale con todo, los bullangueros del tercer piso incluidos. Muy bien. Pero lo que sí podemos hacer, es ponernos de acuerdo con nuestros ocasionales vecinos, en cómo NO quisiéramos vivir. Cómo deberíamos conducirnos para pasarla casi bien, sin tener que llamar a Serenazgo a cada rato.
Imposible acceder a una vivienda aislada, de carácter unifamiliar; a lo más, con la plata de papá, de mi padrino y de los suegros desconfiados, podríamos con un departamento en edificio y, en el mejor de los casos, una vivienda en condominio. En otras palabras, al otro lado de mi pared hay gente, diferente a mí, que probablemente piense diferente a mí y, que tal vez, digo yo, ni merece vivir aquí; igualados éstos. Como fuera, ya estamos instalados, el tiempo avanza, las mensualidades se vencen y los acreedores me miran mal, por lo que no queda más remedio que acomodarse. Tenemos dos opciones:
  1. Te aguanto todo, me quedo callado y te odio desde lo mas hondo de mi ser, o
  2. Nos ponemos de acuerdo, hacemos una especie de contrato vecinal y nos comprometemos a cumplirlo cabalmente, TODITOS, sin excepción, dudas ni murmuraciones.
Lo primero no es recomendable, porque es una evidente mariconada, afecta nuestra salud y porque tenemos, aunque no los conozcamos ni los sepamos ejercer, iguales derechos.
Entonces, nos vamos por la segunda opción. Reglamento Interno se le llama a ese documento, que es un listado de reglas y acuerdos mínimos, que ayudan a la convivencia, que tiene valor legal y que podría hacerse cumplir, si es que alguien, del edificio o condominio, y habiendo firmado, se echara para atrás y se hiciera el gracioso, y es que las leyes existen y aunque no siempre ni a tiempo, se cumplen.
Somos una sociedad pluricultural, un país con muchas mezclas raciales, casi un menestrón de personalidades y caracteres. Eso hace harto difíciles las cosas.
Pero si partimos de un mínimo acuerdo de vivir todos en paz, con límites que nos permitan cierta libertad, sin menoscabo de los derechos de nuestros vecinos, entonces habremos dado un gran paso para vivir, casi decentemente. Lamentablemente, y gracias a los desastrosos, baratos pero no económicos, programas de mivivienda, mitecho, mibarrio y similares, han convertido la envolvente familiar en poco más que una caja transparente de basa; con paredes y techos, cada vez más delgados y débiles, tanto que cuando alguien cuenta un chiste bueno en el tercer piso, se ríen los habitantes de los cinco pisos existentes. Imaginen cuando no es nada gracioso lo que se tiene que escuchar, o no es agradable lo que se tiene que oler.
Si todos somos conscientes de que, arriba, abajo y a los costados hay otra gente, igual pero diferente a mi, a la que, aunque no me de la gana, debo respetar, si es que quiero que ellos me respeten, entonces habremos iniciado el camino, largo y dificilísimo, hacia una, relativamente, buena convivencia.
De ahí, a ponernos de acuerdo con la otra gente de la cuadra, con los de la vereda de enfrente, de la manzana y, finalmente del barrio, hay poco trecho y unas dos o tres jaranas, con yo te estimo incluido, pero con las cosas claras, de respetos guardan respetos y que bacán que aquí todos nos conozcamos y nos llevemos de lo mejor.
Ese es el primer paso para obtener la ansiada ciudadanía. Ganársela hace más directo y hasta mas sencillo el camino hacia la verdadera democracia y, finalmente, la LIBERTAD.

No hay comentarios:

Publicar un comentario