martes, 12 de abril de 2011

¿Resultados electorales previsibles?

Lo que acaba de suceder el domingo era totalmente previsible. La gran maquinaria de los medios de comunicación, por un lado, y el genuino respaldo ciudadano, por el otro, así lo determinaron. Quedaron para una segunda vuelta la heroína fabricada por quienes ansían seguir saqueando al estado y el out sider que se presenta como una oportunidad de cambio. Difícil, casi imposible arriesgar pronóstico. Lo que sí es cierto es que los que no entienden al país y lo que en él está pasando, han contribuido a polarizarlo. Así, estamos casi mitad por mitad. Pero lo triste es que en una de las mitades están los engañados de siempre, los borregos de toda la vida, que sufren de pensar lo que un verdadero cambio podría representar en sus vidas. Para decirlo en castizo: se mean de purito miedo. Supongamos, solo por un momento, que quienes ansían la continuidad, la permanencia de las actuales reglas de juego, lo hacen de buena fe, con la convicción de que no estamos para ensayos y de que "verdaderamente las inversiones se podrían retirar" si ganara otra opción que no es la que los grandes grupos de poder les exigen e imponen. ¿Difícil creerlo, no?

Dice don PPK, que ahora se dedicará a llenarnos la cabeza con que la señora Fujimori es la versión mejorada de su señor padre, sin errores y con mayores beneficios, que el señor Humala no solo es un salto al vacío sino un empujón con aterrizada de cara asegurada. Y ésto lo hará público por todos los medios pagables, conocidos y por conocer. Lo peor es que buena parte del electorado le creerá, porque sí pues, porque el gringo tiene cara de caballero y porque además el propio Alan ha jurado que aunque él no puede hacer que llegue el que a él le dé la gana, sí puede evitar que llegue el que a él no le gusta. Aquí cabe una acotación. Esta no sería la primera vez que el líder de la nueva APRA, porque de la antigua que yo conocí y respetaba ya no queda nada, se equivoque y se vaya de frente y panza, al suelo. Lo que me es del todo incomprensible es el por qué la gente se resiste a pensar por sí misma. ¿Por qué es necesario que otro, bastante "importante y poderoso", por cierto, le esté soplando la plana permanentemente al oído? ¿Falta de conciencia ciudadana? ¿Exceso de ignorancia? Falta de personalidad, de carácter, diría yo. ¿No ha bastado que a cocachos y, no de los que recibía don Nicomedes Santa Cruz, si no de los de a verdad, esos que hacen llorar por la pérdida de seres queridos, o por la pobreza extrema de nuestros compatriotas mismos, que ya no saben qué más hacer para llamar nuestra atención, hayamos tenido que espectar cómo se derrumbaba nuestro Perú?

Debemos tomar en cuenta de que nos encontramos ante la disyuntiva de tomar el tren con rumbo hacia el verdadero desarrollo, o de seguir agachando la cabeza y bajándonos los pantalones, mientras miramos al cielo con carita compungida de: Por Diosito que no había otra. ¿Cuándo nos daremos cuenta de que quienes hasta ahora han manejado los destinos de nuestro país, de nuestras regiones y ciudades, no quieren más que seguir comiendo de nuestro plato, sin dejarnos opción, siquiera, a reclamar y rematando, además, lo poco que nos queda porque saben que ellos siempre caerán bien parados? Yo sí esperaba esta polarización, mucha gente, no la suficiente sin embargo, ya ha tomado en serio la responsabilidad que le corresponde en estas elecciones presidenciales. Se veía venir y había que adelantarse para manipular las cosas y alcanzar los resultados favorables requeridos, como que por poco lo logran. ¿Y ahora qué hacemos? A parte de encomendarnos al Altísimo, como alguna vez lo sugiriera un ministro fujimorista, lo que tenemos que hacer es definir nuestros propios objetivos, los inmediatos y los de largo plazo. ¿No sería mejor tomar la decisión en forma personal, razonada y con visión de futuro, en lugar de poner la narizita para que nos sigan llevando al matadero? Sí pues, difícil situación la que nos ha tocado vivir a los peruanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario