lunes, 21 de junio de 2010

Reelección Municipal o Corrupción generalizada

Cuando un alcalde elegido por su comunidad llega a la alcaldía, el día 1° de Enero cada cuatro años, sabe perfectamente que le ha costado bastante llegar hasta allí, pero no tiene la menor idea de qué es lo que tiene que hacer para cumplir con el encargo. Así que como primer número de su debut se manda cambiando a todo el personal "de confianza", gerentes y sub gerentes de todas las áreas, gente nueva que tampoco tiene la menor idea de lo que se tiene que hacer pero sí están completamente seguros de que es la gran oportunidad de sus vidas y que no van a desperdiciarla por ningún motivo. El primer año, si no es más, alcalde, regidores y funcionarios se dedicarán a aprender, con la socorrida técnica de error - acierto, equivocándose más de lo admisible y desperdiciando tiempo y dinero de los contribuyentes. Si hay suerte, el segundo año se dedicarán a "ordenar" el municipio de acuerdo a las intenciones, objetivos y necesidades, pero no de la comunidad si no del propio alcalde, sus familiares y allegados, que mediante ordenanzas con nombre propio y alias de prontuariado, preparan todo el escenario para que no quede duda de que por aquí pasaron. Durante el tercer año se dedicarán a aplicar lo elaborado, para bien o para mal de los vecinos y antes de culminar este año ya estarán abocados a preparar el camino de la reelección para "ahora sí", poder hacer su mejor papel en la conducción de los destinos de la comunidad. Tenemos así que la única etapa de trabajo bien entendido, pero pesimamente ejecutado, es el tercero y nada más.

¿Es esto razón suficiente para lanzarse a la reelección, con la justificación de que no alcanzó el tiempo para dar lo mejor de su gestión? Por supuesto que no. Sucede que el vecino, carente de responsabilidad ciudadana, de conciencia cívica y, más de las veces, ignorante de sus derechos y deberes dentro de su comunidad opta por lo más simple; si lo hizo más o menos que salga de nuevo, y aunque haya pasado robándoles a las once mil vírgenes, dirán que tiene probada experiencia para hacerse de del cargo nuevamente. ¿Alguien dijo pobres idiotas? Fui yo. En verdad, se necesita ser suicida, kamikaze o amante del harakiri, para no darse cuenta que un ladrón, ocioso y sinvergüenza no cambia, si no que se perfecciona; y aunque haya hecho algo de obritas, tengan por seguro que lo que se embolsicó se acerca al 50 % de los ingresos municipales. Y no es justo. Está comprobado, salvo una o dos excepciones, que todo el que busca la reelección es un inepto completo, porque no supo aprovechar al máximo el tiempo concedido para su gestión; es un amante del poder, soberbio y tirano, que quiere seguir ejerciéndolo por sobre todas las cosas; o que necesita terminar de pagar sus nuevas propiedades, en las playas del sur chico, del norte grande o más lejos aún, en otros países. Indicios hay, pruebas hay, testigos hay, lo que no hay es pantalones para encararlos.

¿Qué funciona mal en las elecciones municipales? TODO. El tiempo de gestión mínima debería ser de 5 a 6 años, no solo 4, pero con verdadera evaluación ciudadana, permanente con mecanismos de penalización que impliquen suspensión, vacancia o desafuero de las autoridades elegidas, de aplicación anual, cosa que el mal no avance ni se propague a otras instituciones. La labor que la Procuraduría Nacional realiza dentro de los municipios es desastrosa, cuando no cómplice de los latrocinios que se cometen. Todos los vecinos lo saben, todos los vecinos callan. La elección de los regidores que participan en una gestión municipal es terrible. Con el ganador de las justas electorales entran la mitad más uno de los susodichos, es decir estoy blindado, de ahí a convertir a los otros en finos otorongos no hay más que un pasito. Los que terminan de conformar el Concejo Municipal, a razón de uno por lista perdedora, de las que sean necesarias, no es más que entregar a las fauces del poder omnímodo la "pureza" del regidor entrante, que a partir de la segunda sesión de Concejo, si es que no es antes, se entregará a la seducción del poder y sus encantos, convirtiéndose en uno más del grupo ganador. Por lo tanto, ¿Qué queda de la labor supervisora, fiscalizadora y legislativa en beneficio del vecino, por parte del cuerpo edil? Desaparecemos al Concejo de Regidores en pleno y no pasa nada. Perdón, sí. La municipalidad se ahorraría un huevo de plata, por decir lo menos.

Es en verdad alarmante que para estas elecciones municipales 2010, 35 alcaldes distritales en ejercicio, de 42 existentes en Lima, están buscando la reelección. ¿Para qué? Muchísimos de ellos han procedido fielmente como lo mencionado líneas arriba, por lo tanto no merecen ser reelectos. Hay algunos casos que rebasan la lógica, el alcalde de un distrito limeño está postulando a su sexto período como alcalde. ¿No existe nadie más que pueda desempeñar el cargo? Si los vecinos de dicho distrito se enteraran siquiera del tiempo y probablemente las oportunidades perdidas, seguro que se echarían a llorar. En un segundo período las autoridades y funcionarios se relajan, se creen realmente dueños del distrito y obran con mezquindad o lenidad, en el mejor de los casos, o peor aún, arman tinglados que permiten grandes desvíos de fondos municipales para beneficio personal de unos cuantos, ¿Y la justicia? Bien gracias, esperando no más. Se puede robar en obras no realizadas, en sobre valuaciones de las obras y trabajos realizados, en comisiones bajo la mesa por concesiones o licitaciones amañadas, en mirar para otro lado cuando empresas de toda índole, sean de servicios públicos o privados, arremeten contra los derechos y beneficio de los propios vecinos. ¿Es que nadie se da cuenta de ello? Tal vez sí. Pero que penoso es tener que reconocer que me equivoqué al elegir, que me equivoqué al no corregir y ya pues qué importa si me equivoco nuevamente al reelegir. Así no vamos a ningún lado. Bueno, sí, directamente a la ruina total de nuestra calidad de vida.

2 comentarios:

  1. Vecin@s, este es un excelnte analisis que explica loque viene sucediendo en Magdalena.
    Por favor, toma un par de minutos, leelo y medita. Tu familia y tu merecen autoridades y funcionarios ediles dignos.

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    1. Tomar conciencia ciudadana es un largo proceso y ya se han desperdiciado ingentes oportunidades y más de uno se ha llenado los bolsillos injustamente, pero nunca es tarde para empezar. ¿Qué tal si lo hacemos ahora?

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