domingo, 20 de diciembre de 2009

Navidades Municipales

Ha llegado la Navidad y todas las municipalidades han llamado a las empresas que creen les deben favores para pedirles, exigirles mejor, que les colaboren con las chocolatadas, los regalos para los hijos de los trabajadores y para algunos niños pobres del distrito también. Y, claro, para cubrir las gratificaciones de los trabajadores municipales y, ¿para tapar algún huequito contable?Pues, son necesarias las amnistías tributarias para que los vecinos se pongan al día y llenen las talegas municipales para pasar en azul y sin reclamos laborales. Ah, sí, para que no piteen los sufridos comerciantes a los que se ajusta con cobros desmedidos, hacerles algunas concesiones para que puedan vender más y de paso también ponerse a día. Y ya está, ésa fue la Navidad municipal. Y hasta el próximo año, a las próximas chocolatadas y las nuevas amnistías. Qué pena da y qué vergonzosa la actitud de nuestras autoridades locales. Ya no es solo falta de creatividad, es más bien un grotesco aprovechamiento de una fecha determinada para ellos pasarla bien, ser regalones con la ajena pensando, claro, en las posibles reelecciones y de paso recaudar, la fecha es propicia.

Empecemos por el final. Cuando la gestión es mala, la recaudación tributaria anda en lo mismo. Cuando la población percibe que hay estafa de por medio, apropiación ilícita de las arcas municipales, beneficios personales de las herramientas y propiedades municipales, entonces los vecinos dicen naranjas, a ti no te pago ni de vainas. Además de que los montos a cobrar no son los justos ni equitativos, entonces para qué pagar. Y aquí viene lo tremendamente injusto del sistema, un buen porcentaje de vecinos anda al día, más por evitar problemas que por poseer una adecuada cultura de pago y pagan sin descuento, por adelantado y sin facilidad alguna. La amnistía por el contrario permite que usted pague lo que no pagó hace dos años, sin moras, multas ni nada parecido. Primero, amnistiarte es reconocer que mi cobranza no es todo lo justa que debiera y que da lo mismo que me pagues dos años después cuando yo contaba con tu dinero para mi presupuesto a ejecutar. Esto demuestra que los cálculos no son correctos, que en realidad cobro de más por si acaso me falte, que la administración es pésima, que no se cuenta con el apoyo real de la población y que como no me queda otra, te lo perdono todo y me burlo del vecino cumplido, que el próximo año hará lo mismo calladito no más.
En segundo lugar extorsionar, vía el "colabórame pues", a las empresas más sólidas de la comunidad, para quedar bien con los niños pobres del distrito es casi un delito. Las empresas que se asientan en una comunidad se deben a los vecinos, que los favorecen con su preferencia y no a las autoridades municipales, aunque éstas les hayan regalado las licencias o les hayan hecho concesiones indebidas. Ninguna empresa está obligada a "colaborar" con la municipalidad para que ésta quede bien. A no ser, claro, que esté en falta. Pero ello equivale a robarle al ladrón, que aunque genere cien años de perdón, está oficializando una política municipal informal y los arreglos bajo la mesa. Si claro, pero aunque yo no le deba nada a la municipalidad y tenga todo en regla me expongo a la ira de la autoridad y de los municipales uniformados. Sí pues, todos hemos sido testigos de cobardes agresiones y abusos por parte de la autoridad municipal, así como de regalos y prebendas indebidas e injustas. Pero ahí vamos, tranquilitos y calladitos no más.

En tercer lugar, las gratificaciones de los trabajadores municipales constituyen un derecho laboral y, como tal, debe ser presupuestada y contar con las transferencias respectivas, como la ley lo manda. Pero claro, si quiero ser generoso con cierto grupo de funcionarios y regidores siempre me va a faltar y por ello debo apelar a cualquier tipo de recurso para paliar el asunto. Dios, cuántas estupideces e injusticias se cometen para celebrar el cumpleaños de tu hijito.
Muy bien señora, disculpe usted, sólo critico y nada de aportes ni sugerencias para celebrar en paz, con alegría y sobre todo sin apuros ni estrangulamientos económicos. Aunque usted no lo crea eso es más fácil que meter la mano a la billetera del esposo o a la cartera de la esposa. ¿Primero, cómo quieren celebrarlo? Que se abstengan de responder los que no saben no opinan o mayormente desconocen, porque siempre hay estúpidos en cada barrio. La autoridad municipal debería propiciar un acercamiento entre los propios vecinos, con el respaldo y la seguridad policial respectiva, no vaya a ser, por ejemplo, que el vecino de enfrente, ese que se parece a Badani, se quiera levantar una esposa ajena. Conformar grupos de voluntarios, que dirigidos por equipos municipales, limpien fachadas, arreglen el mobiliario urbano, ahí sí, que las empresas ayuden, a cambio de propaganda sin costo, con pintura, andamios, mano de obra, que haya muchas luces sin que Edelnor o Luz del Sur, se aleonen, Diciembre no debería ser el gran negocio eléctrico. Que si se escogió una celebración tradicional se haga a todo dar, con los propios vecinos como actores. Qué miércoles hago contratando a un grupo rappero o a la piernona animadora de fiestas infantiles de turno, si los demás sólo van a mirar, aunque en el segundo caso sea agradable. Que desde el 15 de Diciembre los restaurantes, cafeterías y todos los negocios que quieran, sin ruido y dentro de lo que la decencia y buen gusto mandan, permanezcan abiertos hasta las 12 0 1 de la mañana. No hay amnistías y así como Ripley y Saga dicen, este mes no pague, también debo darle facilidades a los contribuyentes. Si eres católico, la mayoría todavía lo es, una buena misa del Gallo, al aire libre, con fuegos artificiales que han donado las empresas del distrito, pero sin coacción y sin que sientan que les estoy metiendo la mano al bolsillo. Que vengan compradores de afuera, claro eso es bueno para nuestro comercio local, pero sin rebasar las normas ni capacidad, o extendiendo los horarios para que más gente se beneficie sin alteraciones ni locuras. Nadie, literalmente nadie de mi distrito, debe quedarse sin una buena cena y si es niño, su regalo y sin la alegría de compartir. Pero claro, para hacer todo esto, que no sólo es fácil si no tremendamente divertido, se necesita no tener rabo de paja, no estar pensando en la mía, si no en la nuestra. En fin, se necesita ser un buen alcalde, un buen funcionario, un buen vecino y querer lo mejor para todos, porque es la única forma de que yo mismo me beneficie. Tiene razón señora, mejor me callo.

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