domingo, 6 de abril de 2014

Ciudadanos sin derecho a queja

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Se inicia otro proceso electoral municipal y las cosas pintan muy mal. En Lima metropolitana casi todos los alcaldes distritales en ejercicio quieren la reelección y algunos que ya tienen dos períodos o más en el cargo, aspiran a la alcaldía provincial. En lugar del respaldo ciudadano lo que en verdad merecen esos reiterativos candidatos, casi la totalidad de ellos, es una prolija auditoría y, más de los que imaginas, unas largas vacaciones a la sombra. Desde 1980 en que el presidente, don Fernando Belaunde Terry, restituye las elecciones municipales hasta la fecha actual ya deberíamos haber aprendido a elegir; 44 años equivocándonos creo que ya son suficientes. Tenemos una tara ciudadana muy grande, nuestro voto es emotivo y acomplejado, jamás racional e inteligente. Se vota por simpatías, por apariencias físicas, por apellidos, por partidos políticos, por productos muy bien marketeados,  por capacidades oratorias, jamás por programas de gobierno local o, mejor aún, por adecuadas políticas de gestión con la Visión de Ciudad, por delante, que queremos. Y es que hay cada caso clínico entre los electores. Existen los electores que sufren si no son tomados en cuenta, porque tienen mucho tiempo y pocos afectos; los que necesitan creer cualquier cosa, éstos son los partidarios de alma, corazón y vida;  los que ansían recibir regalitos y prebendas, porque aunque saben que son bagatelas necesitan comparar para ver quién es más buena gente; los que quieren un puesto de trabajo para él o sus entenados, porque no sirven para mucho o porque han adquirido más responsabilidades de las que su propia capacidad puede pagar; los que quieren sentirse ganadores votando por el que finalmente resulte electo y andan preguntando quién va primero en las encuestas amañadas de siempre para jurar que ese fue siempre su candidato; los que necesitan que se les indique por quién votar porque tú sabes más y yo no estoy para esas tonterías; existen, en suma, demasiados incapacitados racionales a quienes se les debería negar el derecho a votar. Pero sí pues, estamos en democracia y todos tienen el derecho a elegir o ser elegido, consagrado en nuestra constitución y, lamentablemente, gracias a esta premisa cualquier objeto, animal o cosa, con el suficiente apoyo monetario y el voto (irracional) ciudadano, puede hacerse de una alcaldía y convertirse en el nuevo reyezuelo de su distrito y jodernos los próximos cuatro años de vida en comunidad. 

¿Qué nos pasa por Dios? Empecemos por lo primero. ¿Te gusta cómo estás viviendo? ¿Es lo que querías, lo que mereces? ¿Está bien lo que ves, lo que escuchas, lo que hueles y sientes alrededor de tu vivienda? ¿Alrededor de tu familia? ¿Sabes lo que es desarrollo integral? ¿Lo que es calidad de vida? ¿Sabes que las autoridades que eliges son servidores incondicionales tuyos  y que su obligación responsabilidad y razón de ser, es brindarte la mejor ciudad posible para que tú y los tuyos vivan decentemente? ¿Sabías que tu voto es la única manera de garantizar que lo mencionado se cumpla? ¿No lo sabías? Con razón. Y ¿qué vas a hacer? Olvidemos el pasado, no te sientas mal, pero no vuelvas a cometer la misma estupidez. Casi todos aquellos a quienes has elegido se han burlado de ti, se han llenado los bolsillos, han hecho carrera política, han acomodado a los suyos y han desgraciado tu ciudad y todo, con tu anuencia y, lo peor, tu respaldo económico. Más de 1,800 alcaldes y alcaldesas, con excepciones, lamentablemente muy pocas, en el Perú, se vienen zurrando en nuestra confianza, en nuestras esperanzas, en nosotros y en nuestras familias. Un gran porcentaje de ellos por ignorancia, por falta de preparación y experiencia, por exceso de auto confianza, pero siempre por una desmedida soberbia y ansias de poder. Alcaldes con cuatro, ocho, doce, dieciséis y hasta veinte años de gestión han vaciado las arcas municipales y adquirido deudas a pagar, que tú tendrás que pagar, para los próximos veinte años o más, amparándose en la total autonomía económica y administrativa consagrada en la Ley Orgánica de Municipalidades, que en la práctica se ha convertido en una metralleta en las manos de un simio; han permitido crecimientos en densidad, asfixiantes y casi inhumanos, con la (callada) anuencia de los colegios profesionales; han desaparecido agradables espacios urbanos y bonitas áreas libres y verdes, con la ignorante participación de organismos estatales; han, en el mejor de los casos, dejado pasar oportunidades de desarrollo urbano adecuado con el desperdicio y malversación de  ingentes inversiones públicas y privadas, previo desmantelamiento de los otrora institutos y organismos metropolitanos de planificación y nos han confiscado, malamente, buena parte de nuestras vidas, esto último ante la peor cara de idiotas que hayamos podido poner. Y entonces ¿de qué te quejas?

Así que la responsabilidad y sus nefastas consecuencias, es tuya, mía, nuestra. ¿Quién crees que debería ser tu próximo (a) alcalde (sa)? ¿El más simpático, el más agradable, el que habla bonito, el hijo de buena familia, el candidato de tal o cual partido? ¿El que te da la mano, te regala cositas? ¿El que te dice que va a trabajar en seguridad ciudadana o mejoramiento de infraestructura porque ha detectado que ese son los principales problemas de tu distrito? ¿El que hace gala de poder y relaciones porque está gastando un dineral en la campaña? ¿El que te dice del saque que va a poner 200 cámaras de seguridad y poner más centros comerciales? Bueno pues, éste último es el peor, porque quiere empezar con un plan concreto, alborotado e interesado, cuando no ha determinado la VISION DE CIUDAD QUE SE REQUIERE, NECESITAS Y DESEAS y que, además va a entrar a devolver favores con licencias mal dadas o entregar concesiones y licitaciones a quienes le pagan las campañas. Al decirte que ya sabe lo que tu quieres y necesitas es que, en verdad, no tiene la menor idea de lo que hay que hacer realmente. Ese otro regalón y paternalista no ve las horas de vaciarte las arcas para cobrarse la inversión realizada. Ese bien parecido y empático empleará los próximos cuatro años de gestión, si es que le alcanzan, en aprender cómo se hacen las cosas. ¿Y entonces? Déjame decirte que la capacidad no tiene sexo, imagen, ni viene, necesariamente, de “buena familia”, ni de partido político bien posicionado. ¿Por qué no empiezas por escuchar y leer propuestas antes que mirar y ayudar a reventarle cohetes a alguien, haciendo de tonto útil en millonarias campañas? ¿No hay propuesta serias? ¿No las han publicado? Bueno pues, ninguno de tus candidatos vale un carajo y lo mejor que podrías hacer, si fueras consecuente, si tienes conciencia y no te gusta vivir como un pobre diablo, es no ir a votar.

Algo tienes que hacer. Alzarse de hombros ahora y levantar banderitas y cartelitos de vez en cuando no resuelve nada. Los grandes problemas nacionales han llegado a ese nivel cuando no hemos sabido resolver sus inicios en nuestro propio barrio, en nuestros propios hogares. Revisa cómo vives, chequea si tus hijos tienen conciencia cívica, si tu familia maneja los conceptos de identidad ciudadana y respeto a los demás, asegúrate de que tus yernos y nueras merecen entrar a tu hogar, conversa con tus vecinos, hazles saber cómo te gusta vivir, intercambia ideas y sueños, no pierdas la esperanza, convéncete que nadie te va a regalar nada. Asegúrate de hacer lo correcto en tu trato cotidiano con los otros vecinos, con la infraestructura y mobiliario urbano existentes, con tu medio ambiente. Si haces todo eso para qué diablos vas a necesitar un mesías en la alcaldía, bastará con un gerente visionario y un excelente administrador. Porque la ciudad la decides tú. Ya no es hora de quejarse, es hora de hacer lo que debiste hacer desde el principio, el poder está en tu voto.



6 comentarios:

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    1. Tu inquietud por estos temas es un buen indicio de cada vez más ciudadanos se van involucrando en el manejo de su ciudad. Gracias, Julio César.

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  2. Ojala podamospren nuestros errores, pero debemos involucrarnos es parte de nuestra responsabilidad, si queremos cambiar nuestras autoridades debemos conocer quienes pueden ser mejor opcion... GRACIAS es un buen tema sobre cultura cuidadana..

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    1. Esa es la actitud correcta Alberto, quien no se equivoca jamás podrá avanzar, lo importante es corregirse, reiniciar, si es necesario, reinventarse. Estamos en la ruta. Gracias por el comentario.

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  3. EL ANALISIS ES EL CORRECTO, HEMOS SIDO PRESOS DE LA DEJADES POR QUE UN CHICLAYANO NO SE QUEJA, SOLO SABEMOS REIR Y SIGUIR ADELANTE PERO ESTO SE PASO DE LO PERMISIBLE HACE YA MUCHO TIEMPO Y ES TIEMPO DE UNIRSE Y DECIR YO AMO A CHICLAYO Y ESTAS FUERZAS SON LAS MIAS

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  4. Muy cierto. Ese tradicional carácter amigable que se ha entendido como sumiso es lo que más daño ha hecho a nuestra ciudad. La decisión de alcanzar un nivel de vida digno empieza por lo personal. Es el momento de actuar.

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